Banco Mundial: Un ejercicio de influencia
La creencia popular sobre el Banco Mundial es algo así: dominado por EEUU -el que por convención nomina a su presidente- el banco ha pasado décadas financiando grandes represas y plantas eléctricas en países en desarrollo, y pidiendo la privatización y desregulación de sus gobiernos a cambio de préstamos. Por estos días, ese rol ha sido desafiado por el crecimiento de los mercados de capitales privados y el creciente poder y riqueza de prestamistas como India y China, dejando a la institución en busca de un nuevo propósito.
Por cierta que sea esa representación, la batalla que comenzó en serio la semana pasada para reemplazar a Robert Zoellick como el presidente del banco refleja las complicaciones de un mundo donde el poder sobre las instituciones de gobernabilidad globales se está trasladando desde esas naciones desarrolladas que crearon el banco a economías emergentes. Ngozi Okonjo-Iweala de Nigeria y José Antonio Ocampo de Colombia son candidatos mucho más en línea con la tradición de la organización dominada por EEUU que Jim Yong Kim, el nominado estadounidense.
Si no se logra definir un mandato, los mercados emergentes buscarán cada vez más financiamiento y apoyo de otras instituciones y la relativa importancia del Banco Mundial se reducirá aún más, como lo ha hecho desde hace un tiempo.
Creado durante la oleada de entusiasmo multilateral después de la segunda guerra mundial, el objetivo original del Banco Mundial era ayudar a reconstruir Europa y Japón. En los '70 estaba financiando inversión en todo el mundo en desarrollo. Su alcance sobre las políticas económicas de los prestamistas se extendió rápida y controvertidamente durante los '80. Sin embargo, en los '90, el banco avanzó hacia convertirse en una agencia de desarrollo mundial preocupada de la salud, educación, corrupción y medioambiente.
Aunque sus reformas despertaron la oposición de economistas dentro y fuera del banco, quienes dijeron que estaba perdiendo foco y rigor, la atención siguió hacia ampliarse más allá de la política económica y, así como países de ingresos medios como China e India ganaban más acceso a capital privado, el foco se había volcado a los países más pobres.
El banco ha aumentado su capacidad técnica y buscado ayudar en la creación de políticas -por ejemplo abriendo su amplia colección de datos económicos, de salud y otros al uso público gratuito. Sin embargo, su capacidad de responder a gran escala a temas transnacionales de "bienes públicos mundiales", como pandemias de salud, escasez de agua y cambio climático, ha sido limitada.
El cambio gradual en el banco muestra un rasgo peculiar en la batalla por la presidencia. Si bien los nominados de EEUU generalmente han sido banqueros o políticos, Kim tiene un pasado en salud pública: dirigió el programa de VIH/Sida en la Organización Mundial de la Salud, y en 2000 coeditó un libro con un acercamiento escéptico al modelo tradicional de crecimiento del Banco Mundial.
En tanto, Okonjo-Iweala y Ocampo son o fueron ministros de Finanzas que se graduaron en economía de universidades estadounidenses, y en el caso de Okonjo-Iweala ha pasado más de dos décadas trabajando en el banco. En Nigeria, ha estado estrechamente asociada a un plan para recortar los subsidios públicos de combustible y reorientar el gasto a servicios más específicos.
EEUU está confiado en instalar a Kim como presidente este mes, gracias a la votación de Europa -cerca de un tercio del total- que probablemente apoyará a su candidato de forma recíproca por el apoyo de la Casa Blanca a la francesa Christine Lagarde para convertirse en la directora gerente del FMI el año pasado.
El proceso de nombramiento resalta la pregunta de cómo las potencias emergentes, que han ido aumentando su fuerza electoral en el banco, quieren que la economía mundial y sus instituciones sean dirigidas. Esto lleva a otro vuelco: sea cual sea la visión personal del presidente, adaptar el banco a la nueva realidad de la economía mundial dando más control a los países emergentes podría restaurar un antiguo foco de entregar dinero e impulsar el crecimiento.
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