Chile Vamos consigue su objetivo en el nuevo Distrito 11, pero con sorpresas en su interior

Cinco escaños contra uno o sólo cuatro a dos en favor de Chile Vamos respecto de las dos listas de la Nueva Mayoría y la del Frente Amplio. Esta era la incógnita fundamental en la elección de los seis nuevos diputados del distrito 11, formado a partir de los distritos binominales 23 y 24, un territorio que hoy comprende las comunas de Lo Barnechea, Vitacura, Las Condes, La Reina y Peñalolén y donde había 685 mil 974 votantes habilitados, de los cuales sufragó el 58,4%, de acuerdo a reportes de anoche (en 2013 la participación alcanzó a 54,5%).

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La interrogante se saldó con el mejor resultado para el piñerismo, cinco cargos para Chile Vamos y una sorpresa mayor: la entrada al Congreso del frenteamplista Tomás Hirsch, dirigente histórico del Partido Humanista y candidato presidencial del PC en 2005, cuando logró poco más del 5% y que se benefició del viento de cola de Beatriz Sánchez.

Las listas Convergencia Democrática (DC y aliados) y La Fuerza de la Mayoría (guillierismo) se quedan con las manos vacías. Las dos cartas más fuertes de esta última, Fernando Atria (PS) y Enrique Accorsi (PPD), fracasaron en su intento. La primera consiguió 6,66% y la segunda el 10,91%.

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La relación de fuerzas en Chile Vamos, sin embargo, también se ha alterado y lo ha hecho bruscamente: RN se quedó con tres puestos (Gonzalo Fuenzalida, hoy diputado por La Unión-Río Bueno, con el 15,9% y la primera mayoría; Catalina del Real, 11,5%; y Karin Luck, 1,8%), gracias a la tracción del sistema proporcional, y la UDI sólo consiguió uno (Guillermo Ramírez, con el 8,1%). El quinto asiento de Chile Vamos ha sido para Francisco Undurraga, presidente de Evópoli, quien de hecho obtuvo la segunda mayoría (15,4%) con su apuesta liberal, la que subrayó ayer hablando de que emerge una "tercera fuerza" en la derecha que encarna la "renovación y la modernización".

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El dominio de RN se plasmó en que del 62,8% logró el 29,18% y rompió un largo tiempo de casi empate con la UDI, que alcanzó al 18,12%.

En el ahora ex distrito 23 la centroderecha dobló desde 1993 (la única concertacionista elegida allí antes fue la DC Eliana Caraball), mientras el distrito 24 desde 1990 repartió las dos diputaciones.

La particularidad del nuevo 11 es que los cuatro actuales legisladores no se presentaron a la reelección: el UDI Ernesto Silva, que tras dimitir anticipadamente a la presidencia del gremialismo por el Caso Penta, optó por la vida política más desde la academia y las ideas; el presidente de RN, Cristián Monckeberg, quien luego de sondear la carrera al Senado apuesta a un cargo en un eventual gabinete de Sebastián Piñera; José Antonio Kast, que dimitió a la UDI y se lanzó a la aventura presidencial; y el DC Jaime Pilowsky, que optó por el retiro.

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Este vacío de incumbentes -y la histórica fuerza electoral de la derecha en la zona- disparó a mediados de año una áspera competencia por la nominación, que incluyó el arbitraje del propio Sebastián Piñera, quien terminó moderando la expectativa de Evópoli de un segundo cupo en la fórmula. La interna más dura ocurrió en la UDI, debido a que se cruzó con el surgimiento de la disidencia encabezada por el diputado Jaime Bellolio, quien salió al paso de los coroneles. Al final, la mesa de Jacqueline van Rysselberghe puso al hoy secretario general Pablo Terrazas, mientras el otro sector -que concentró la adhesión de los dos acaldes UDI Joaquín Lavín y José Manuel Palacios- lo hizo con el ex secretario general Guillermo Ramírez.

RN, en cambio, armó una fórmula más complementaria: Fuenzalida más escorado al ex distrito 23 y Catalina del Real, fuerte en La Reina y Peñalolén (hace cuatro años Kast la superó por menos de un punto porcentual: 17,25% contra 16,30%).

Desde la perspectiva gremialista lo ocurrido en el distrito 23 es un duro golpe para la conducción de Van Rysselberghe, que ve cómo se pierde su secretario general Terrazas y el único escaño gremialista lo obtiene la disidencia.