China asoma como la gran vencedora con la salida de Estados Unidos del TPP
A solo cuatro días desde que Donald Trump asumiera la presidencia de EEUU, China ya vio la oportunidad para entrar a liderar globalmente la defensa del libre comercio, como pregonó su presidente, Xi Jinping, la semana pasada en Davos. Porque con la salida oficial de EEUU del Acuerdo Transpacífico de Cooperación Económica (TPP), los países involucrados dirigieron sus miradas hacia Beijing, recibiendo una amistosa respuesta.
“China avanzará con la negociación de la Asociación Económica Regional Amplia (RCEP) y la construcción del Área de Libre Comercio de Asia y el Pacífico (FTAAP) para dar un nuevo impulso al desarrollo económico regional y global”, señaló ayer Hua Chunying, directora del Departamento de Información del Ministerio de RREE de China, mientras que Zhang Jun, otro funcionario de la misma cartera, indicaba que “si China ha asumido un papel de liderazgo es porque los que llevaban la delantera dieron un paso al costado”.
Los dardos se dirigían a Estados Unidos, donde la determinación de Donald Trump fue cuestionada por sus propios correligionarios. El retiro del TPP “creará un espacio para que China reescriba las reglas económicas a costa de los trabajadores estadounidenses”, planteó el senador republicano del estado de Arizona, John McCain, agregando que la determinación del nuevo mandatario “enviará una perturbadora señal de desapego estadounidense a la región de Asia-Pacífico en momentos en que menos nos conviene”.
En efecto, el análisis es compartido entre varios de los socios que vieron cómo el tratado multilateral impulsado por Barack Obama se desvanecía con su salida de la Casa Blanca. Hay preocupación por el ímpetu proteccionista de Trump, mientras que China se perfila como el aliado a la altura del desafío de impulsar el comercio global.
“Debemos trabajar con China, los países de Asia, la India, Australia, Nueva Zelandia, que son los países con los que tenemos tratados que se pueden mejorar”, señaló ayer el presidente de Perú, Pedro Pablo Kuczynski.
En tanto en Chile, el ministro de Hacienda, Rodrigo Valdés, se mostró preocupado por las implicancias de la decisión de Trump en torno al TPP. “Es una señal preocupante respecto del curso que está teniendo la política externa de EEUU respecto a la integración”, indicó.
Al otro lado del Pacífico, Steven Ciobo, ministro de Comercio de Australia, dijo que un TPP sin Estados Unidos es “una opción muy posible”, destacando que en el diseño original del acuerdo “estaba previsto permitir que otros países se unan. Sé que Indonesia ha manifestado interés y habría espacio para China si somos capaces de reformularlo”.
Todd McClay, ministro de Comercio de Nueva Zelandia, comparte la idea de persistir en el TPP sin el que fuera el más grande de sus socios. “El acuerdo todavía tiene valor como un TLC con los otros países involucrados. Por ejemplo, el TPP es nuestro primer TLC con Japón, Canadá, México y Perú”, indicó McClay, quien afirmó que espera que los ministros del TPP se reúnan pronto para ver cómo siguen adelante.
Por otra parte, resaltó que su país forma parte de las negociaciones del RCEP, indicando que “hasta ahora ha tenido un avance lento pero podríamos encontrar la voluntad política para retomarlo si el TPP no procede”.
Malasia también pone sus fichas en el tratado de la región asiática. Según consignó el sitio web Vietnam Plus, su ministro de Comercio, Mustapa Mohamed, indicó que el país promoverá la integración económica con la Asociación de los diez miembros de las Naciones del Sudeste Asiático (ASEAN) y la pronta conclusión del RCEP, que agrupa a los ASEAN y sus seis socios comerciales más importantes, entre ellos China.
Expertos coinciden en el rebalance del poder en la arena del comercio internacional. “Hasta ahora estábamos básicamente en una posición en la cual EEUU tenía su caballo y los chinos el suyo, pero nuestro caballo fue puesto a pastar y ya no corre en la carrera”, señaló a Bloomberg Eric Altbach, ex subsecretario del Representante Comercial de EEUU para asuntos chinos. “Es un regalo gigantesco a los chinos porque ahora pueden promocionarse como motor de la liberalización del comercio”, indicó.
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