El peligro de jugar poker nuclear con un novato
El más fascinante -y desconcertante- juego de poker del mundo se está llevando a cabo en la península coreana. El problema es que nadie ha visto al niño coreano jugar antes.
El juego comenzó bastante rutinario. En diciembre, Kim Jong-un comenzó las cosas por casualidad, lanzando sobre la mesa la idea de lanzar un misil. Barack Obama lo elevó con una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. El niño llevó a cabo una prueba nuclear y fue sancionado.
Desde entonces las apuestas han alcanzado un ritmo rápido. Obama ha enviado a los bombarderos B-2 y B-52. Jong-un, a la cabeza de Corea del Norte desde diciembre de 2011, ha declarado "estado de guerra" contra Corea del Sur y ha reafirmado su derecho a un ataque nuclear preventivo. Esta semana ha aumentado aún más la apuesta: advirtió a los extranjeros que abandonaran Seúl en caso de una "guerra termonuclear" y cerró el parque industrial de Kaesong, una de las pocas fuentes de divisa extranjera en el país. Para muchos esto es una bofetada de irracionalidad desquiciada, el equivalente a apostar el anillo de bodas en una mano débil.
El problema de todo esto es que nadie conoce lo que el muchacho "revela". El puede ser un pésimo novato, alternativamente él puede ser una especie de genio del poker.
Seúl apoda a Jong-un el Sr. Bluff. La mayoría de los surcoreanos comunes están asustados por las travesuras que vienen desde el norte. Las han visto muchas veces antes -en su mayoría sin muchas consecuencias. Sólo para estar segura, la presidenta Park Geun-hye -también nueva en la mesa- ha autorizado a las Fuerzas Armadas de Corea del Sur a responder a cualquier ataque sin consideraciones políticas.
En la última edición de Foreign Affairs, Keir Lieber, profesor asociado en la Universidad de Georgetown y Daryl Press, profesor asociado de Dartmouth College, sostienen que "el riesgo de una guerra nuclear con Corea del Norte es remotamente lejano". Aunque es probable que Jong-un esté blufeando, dicen ellos, una guerra convencional podría convertirse rápidamente en una nuclear, ya que el joven y asustado líder podría no ver ninguna otra esperanza para mantenerse en el poder.
Muchos meses atrás, Andrei Lankov, de Kookmin University, un líder estudiantil de Corea del Norte, predijo que Jong-un actuaría como lo ha hecho. El podría acumular provocación sobre provocación -posiblemente hasta el punto de causar la pérdida de vidas en Corea del Sur-hasta que gane algún tipo de concesión.
La predicción de Lankov, escalofriantemente exacta hasta ahora, es doblemente preocupante. Primero, sugiere que Jong-un podría llegar tan lejos como para provocar a Seúl militarmente, como la acción de 2010 en la que hundió al buque naval Cheonan, y que cobró 46 vidas surcoreanas. Seúl no respondió en ese momento, pero si algo similar sucede de nuevo, podría ser casi obligatorio que Geun-hye tome medidas de represalia. El desafío sería actuar proporcionalmente de modo que no escale rápidamente la crisis. Segundo, cercano y preocupante, Jong-un ha dado pequeñas muestras que podría ser "extorsionable". En el pasado, Pyongyang ha jugado este rol de "estado extorsionable", a la perfección, dice Lankov. Se ha comportado mal hasta que tiene algo -dinero, ayuda alimenticia, petróleo o un asiento en la mesa de negociación. Esta vez, sin embargo, Jong-un, parece haber rechazado cualquier tipo de apertura antes que se haga. El ha declarado el estado nuclear de Corea del Norte, no negociable. Con un retroceso nuclear explícitamente excluido, sería muy duro para occidente hacer cualquier concesión.
Si Washington está agitado por la cara de poker de Jong-un, también lo está Beijing. Xi Jinping, el presidente de China, en una referencia obvia a Corea del Norte dijo, "ningún país de Asia debe ser capaz de arrojar a la región e incluso al mundo entero al caos para una ganancia egoísta". Algunos académicos chinos dicen que las acciones del líder norcoreano, aunque aparentemente están dirigidas hacia Estados Unidos, realmente podrían estar dirigidas a China. Según esta teoría, Jong-un quiere mostrar que puede ser empujado. Corea del Norte no es un satélite domesticado que puede ser empujado al estilo de las reformas económicas chinas o a la explotación de sus recursos naturales.
A lo largo de este concurso de altas apuestas, Washington ha tenido que jugar un juego muy delicado. Es necesario demostrar a sus aliados en la región, principalmente Corea del Sur y Japón, que tiene su respaldo. Por otro lado, su fuerte presencia -particularmente el envío de bombarderos con capacidad nuclear a la península- podría ser la razón por la que Jong-un ha continuado apilando un montón de fichas.
Ahora, el objetivo debe ser replantear la tensión. Washington ya ha dado muestras de hacer precisamente eso. La semana pasada se pospuso una prueba intercontinental de misiles balísticos, por temor a provocar a Pyongyang.
Por supuesto, Jong-un podría no responder. El puede probar otro misil o incluso una cuarta bomba nuclear. Pero si una confrontación puede evitarse esta vez, el imperativo será -después de un intervalo adecuado- llamar a Pyongyang. En algún momento, alguien tendrá que sentarse con los norcoreanos si sólo tratan de recoger algo que se está produciendo en la tierra. Jugar al poker nuclear con un adversario desconocido es simplemente demasiado peligroso.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.
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