Entrevista FT: Colombia busca consolidar ganancias en un país lleno de complejidades




Hace diez años, Aurelio Hevia vivía en los montes de la Sierra Nevada, un cruce de caminos para el contrabando colombiano desde tiempos inmemoriales - el whisky, los cigarrillos Marlboro, la marihuana y la cocaína.

Sus primeros visitantes fueron guerrilleros izquierdistas vestidos con pasamontañas, exigiéndole que pagara para su protección y hiciera la vista gorda al tráfico de drogas. Luego él cambió a usar pasamontañas en los grupos paramilitares de derecha, que brutalmente desplazaron a  las guerrilla, “pero querían lo mismo”, dice el profesor jubilado de 60 años de edad.

Hoy, los visitantes más comunes del señor Hevia son observadores de aves y familias desde el cercano puerto de Santa Marta que buscan comprar casas de vacaciones en las frescas y pacíficas colinas de la Sierra. Esto, en miniatura, es la historia de la Colombia moderna.

En una década, se ha pasado de ser una zona de exclusión total de los narcotraficantes guerrilleros y paramilitares, a un posible lugar de descanso recreativo y potencia regional emergente que los entusiastas de Wall Street llaman el “Nuevo Brasil” y la revistan Time, el país de regreso.

Encabezando este resurgimiento está Juan Manuel Santos. El ministro de Defensa del ex presidente Álvaro Uribe, y ahora presidente, ha encabezado tal vez la administración más tecnocrática y participativa a nivel internacional en América.

Sus habilidades fueron puestas a prueba el mes pasado, cuando Santos puso en marcha una iniciativa polémica casi imposible: un debate formal sobre la política de drogas en la región, incluida la posibilidad de la legalización, en el reconocimiento de que la “guerra contra las drogas” no va a ninguna parte.

Que Washington tome la iniciativa siquiera vagamente, en serio - el presidente Barack Obama llama al debate “totalmente legítimo”, aunque se opone a la legalización - es un signo de lo que los funcionarios llaman “autoridad moral” de Colombia, tras haber enfrentado a los narcotraficantes.

“Mi mayor preocupación es conseguir la información correcta y encontrar la verdad en una situación difícil”, señala Santos en entrevista con Financial Times. “En Colombia, hemos tenido bastante éxito en las partes inferiores y media de la cadena de la droga. Pero es necesario que haya una aplicación más en la parte superior: el consumo no ha disminuido, y la caída en el lavado de dinero es insignificante”.

“Muchos dicen que la seguridad ha empeorado, pero los números son los mejores que ha habido”, indica. “No estoy diciendo que Colombia sea un paraíso, es una situación muy compleja. Nuestro éxito contra el narcotráfico, por ejemplo, ha empujado a la delincuencia organizada a otras áreas, como la extorsión. Aún así, eso no frena la tendencia positiva”.

Ante las acusaciones de que su gobierno ha sido lento para llevar a cabo reformas, como un programa de infraestructura muy necesario de US$ 100.000 millones, Santos  comenta que entiende “las frustraciones de la gente acerca de los retrasos”, pero primero tuvo que rediseñar un proceso de licitación viciado.

Un área donde Santos es enfático es en lograr que los pobres capturen los frutos del crecimiento en uno de los países más desiguales del mundo. Respecto a las críticas de los planes para construir 200.000 viviendas sociales, Santos, quien cree en el “pragmatismo con principios” y la “Tercera Vía” de Tony Blair y Bill Clinton, responde: “Si ayudar a los pobres significa ser un populista o un traidor a mi clase, me siento los dos a la vez”.

De vuelta en Santa Marta, a 1.000 kilómetros, eso sería música para los oídos de Hevia.

CAMINO A LA PRESIDENCIA
Juan Manuel Santos Calderón, miembro de una de las familias más importantes de Colombia, nació en 1951.

Su tío abuelo Eduardo fue presidente desde 1938 hasta 1942, y propietario y director de El Tiempo, principal diario del país. Su padre editó el periódico durante 50 años, seguido por su hermano, Enrique, hasta que fue vendido al grupo español Planeta en 2007.

Su primo Francisco se desempeñó como vicepresidente bajo el gobierno de Uribe. Cadete naval -lo que explica la disciplina social con la que el brillante Santos se sobrepuso a sus problemas de tartamudo- se educó en la Universidad de Kansas, la London School of Economics -lo que explica parte la duradera anglofilia de Santos- y la Universidad de Harvard.Se desempeñó como Ministro de Comercio (1991), ministro de Hacienda (2000/2) y ministro de Defensa (2006-2009)

COPY RIGHT FINANCIAL TIMES

© The Financial Times Ltd, 2011.

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