Es difícil distinguir a un líder en el tango EEUU-Japón
Se necesitan dos para bailar tango. El yen se hundió por debajo del nivel de 100 yenes por dólar estadounidense por primera vez desde 2009. La atención se ha centrado en Japón. Bajo Shinzo Abe el país ha adoptado una política económica agresiva y expansiva -Abenomics- que puede debilitar el yen. Hay razón para esta emoción. Un despertar de Japón desde su siesta de 20 años podría vigorizar la economía mundial.
Pero sospecho que tal atención está fuera de lugar. En vez de Japón, debiéramos estar mirando al otro lado de la ecuación: el dólar. Y en vez de hablar de si Estados Unidos le copiará a Japón al tener décadas de estancamiento, debiéramos preguntarnos si la nueva política económica de Japón copiará a la de Estados Unidos.
La historia de la era post-crisis ha sido de victoria para Estados Unidos. Su economía ha tenido un mejor desempeño. Eso se debe a que fue el mayor ganador de la "guerra" de divisas. Basándose en el comercio, el dólar se ha derrumbado 32% desde un alza en 2001.
Se puede esperar que la debilidad del dólar impulse las exportaciones haciendo los bines manufactureros más baratos, y eso es lo que ha ocurrido. El sector manufacturero de EEUU ha crecido como porcentaje del PIB por tres años consecutivos; por primera vez desde la segunda guerra mundial, según Ned Davis Research. La manufactura se expandió a una tasa anual de 5% en el primer trimestre, sugiriendo que esto se puede mantener.
El dólar débil también parece tener el efecto deseado en el empleo. El desempleo estructural de largo plazo en Estados Unidos ha subido y esto podría crear problemas sociales por décadas. Pero la tasa a la cual los estadounidenses están pidiendo nuevos beneficios por desempleo ha caído a su mínimo desde comienzos de 2008.
Esos son los resultados de ganar una guerra de divisas. El problema es que una economía que se fortalece tenderá a fortalecer su divisa, y por lo tanto, perderá la próxima batalla en la guerra de divisas. Esto parece estar pasando, a medida que el dólar se fortalece.
Otros mercados sugieren que la fluctuación yen-dólar se trata más de Estados Unidos que de Japón. El oro, que tiende a tener una relación inversa con el dólar, ha caído; y el dólar se ha fortalecido contra muchas divisas. Los rendimientos de los bonos del Tesoro estadounidenses han subido fuertemente, pese a que siguen extremadamente bajos para los estándares históricos. Todas son señales de optimismo de que la economía estadounidense puede crecer -y si bien las cifras siguen siendo mixtas, las de las últimas semanas elevan las esperanzas de que se podrá evitar la desaceleración este año.
La fortaleza del dólar también sugiere que los efectos de las dosis de QE de la Reserva Federal (compras de bonos en una apuesta por reducir los rendimientos de sus bonos) se están debilitando. Las primeras dosis, en 2009 y 2010, generaron caídas instantáneas para el dólar. Pero el comienzo del "QE Infinity" en diciembre -compras indefinidas hasta que se recupere el mercado laboral- tuvieron poco impacto.
Mientras, otros seis bancos centrales -Dinamarca, la eurozona, Australia, India, Corea del Sur y Polonia, que representan casi un cuarto de la economía mundial- recortaron la tasa en las últimas semanas, en respuesta a la agresiva política monetaria del Banco de Japón. Esto debilitó sus divisas contra el dólar.
Japón había sido el perdedor más prominente en la "guerra" de divisas en los últimos cinco años porque el yen estaba depreciado entrando a la crisis. Ahora parece estar imitando a EEUU al debilitar su moneda e inyectar dinero en su sistema doméstico.
¿Podrá la última caída del yen haber sido provocada por la noticia la semana pasada de que los inversionistas retail han comprado 514 mil millones de yenes en bonos extranjeros en las últimas dos semanas? Estas cifras sugieren que están apostando de manera implícita contra su propia moneda. Pero ¿es una tendencia? Durante las últimas seis semanas, fueron vendedores netos de bonos japoneses por 3,3 billones (millones de millones) de yenes, y su mercado accionario local en auge se verá atractivo. Es poco probable que los inversionistas japoneses locales presionaran el yen hacia su récord.
En el largo plazo, el problema para Estados Unidos es que un dólar más fuerte perjudicará su competitividad. Pero eso tomará tiempo. En el corto plazo, ambos parecen inversiones atractivas.
En lo que va del año, los índices MSCI muestran que Estados Unidos y Japón han subido 15,5%; el resto del mundo ha ganado 8,4%, en términos de dólar. Hasta que la economía estadounidense se desacelere nuevamente, o aparezca evidencia de que Abenomics no se está consolidando a Japón como se esperaba, hay pocas cosas que puedan frenar esa tendencia. Pueden seguir bailando tango.
Debe saber
¿Qué ha pasado?
La divisa nipona se hundió por debajo de los 100 yenes por dólar estadounidense por primera vez desde 2009.
¿Por qué ha pasado?
La atención se ha centrado en Japón: Bajo Shinzo Abe, el país ha adoptado una política económica expansiva y agresiva, que puede debilitar el yen.
¿Qué consecuencias tiene?
Un despertar de Japón desde su siesta de más de dos décadas podría vigorizar la economía mundial.
¿Cuál es el otro factor a mirar?
En vez de hablar de si Estados Unidos le copiará a Japón al tener décadas de estancamiento, hay que preguntarse si la nueva política económica de Japón copiará a la de Estados Unidos.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.
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