Estados Unidos debe enfrentar el ascenso de los robots




A comienzos de su primer mandato, Barack Obama bromeó que “tendría un ojo puesto en los robots en caso de que estén tramando algo”. Él debió saber que la resistencia es inútil. Durante la presidencia de Obama, el computador Watson de IBM venció a los humanos en un concurso en el programa de juegos Jeopardy!, los drones se han vuelto el arma de EEUU por elección, el auto sin conductor es ahora una realidad y la palabra “app” ha sido separada de su origen. Ya no es el reino de la ciencia ficción, sino el aumento de los robots, el dilema de la era Obama.

Cada mes, la economía de EEUU se ha vuelto cada vez más automatizada. En enero la economía de EEUU sumó apenas 4.000 trabajos en manufactura, y el incremento neto desde julio es cero. Aún así, el mes pasado, la actividad manufacturera subió a su tasa más rápida desde abril, de acuerdo al Instituto de Gestión del Abastecimiento. La diferencia se debe a los robots, que representan una paradoja cada vez mayor: mientras más son, mejor para el crecimiento general (dado que impulsan la productividad); aún así lo peor va para la clase media. El ingreso de la clase media ha caído en los últimos cinco años.

Las cosas no pueden seguir como están. Pero el cambio se está acelerando. Los empleos de manufactura se están reduciendo en todo el mundo. China se está moviendo incluso más rápido hacia la industria robótica, un área donde alemanes y japoneses dominan la manufactura. El año pasado Foxconn, ensamblador para Apple, Nokia y otros, con sede en Shenzhen, dijo que compraría un millón de robots en los próximos tres años para sustituir a los trabajadores que hacen un trabajo manual repetitivo. Al otro lado del espectro, un restaurant en Harbin, el norte de China, el año pasado se convirtió en el primero en ser completamente atendido por robots. El mes pasado, China abrió el primer museo de pintura en 3D.

El potencial es enorme. Pero en el mundo desarrollado, la distribución de los beneficios es insostenible. El crecimiento del empleo en EEUU desde mediados de 2009 ha sido en áreas de baja calificación, como la preparación de alimentos y asesoras del hogar. En segundo lugar está el crecimiento de los trabajos en servicios de alta calidad. De acuerdo al Proyecto de Ley Nacional de Empleo, los trabajos de salarios bajos (que pagan entre US$7,69 y US$13,83 la hora) representaron 22% de las pérdidas en trabajos en la recesión, pero 58% de la recuperación de empleos desde entonces, un reflejo de los empleos en la clase media (US$13,84 a US$21,18).

Como era de esperar, las personas se están  endeudando para seguir en el juego. La semana pasada, Hero Wallet, una firma asesora de economía, mostró que uno de cada cuatro trabajadores estaban retirando dinero de sus fondos de jubilación para cubrir gastos inmediatos - pese a las multas que eso implica. Esto usualmente involucra tomar préstamos contra las cuentas de jubilación. El ingreso medio es casi un 9% menor hoy que cuando Obama llegó a la presidencia. No está claro lo que puede hacer para evitar que caiga más allá, incluso si EEUU vuelve a una tasa más alta de crecimiento económico.

El efecto de la tecnología está recién comenzando a sentirse en educación  y en salud - las dos áreas más intensivas en empleo en la economía estadounidense que sufrieron un estancamiento de la productividad. La educación en línea está comenzando a expandirse. Pero también está encontrando resistencia. “Los reaccionarios en las facultades eventualmente van a ser desplazados”, dijo Tyler Cowen, co fundador de la Universidad Marginal de la Revolución, que fue pionero en la educación en línea en economía y otras materias. “Todavía necesitamos a Harvard como un servicio de citas”, bromea. “Pero el nivel medio de universidades privadas no saben lo que está a punto de golpearlas”.

Incluso en el área de salud, que agrega trabajos cuando cualquier otro sector estaba desprendiéndose de ellos, la tecnología está empezando a verse como un ahorro de empleos. La semana pasada, la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA, su sigla en inglés) creó una patente para RP-Vita, el primer “robot autónomo que interactúa con humanos” para hospitales. Ni hablar de aplicaciones descargables para obtener diagnósticos. En algún punto aburriremos a Watson con nuestros síntomas. Para muchos de nosotros habrá muchas ganancias. Los profesores que más innovan serán capaces de externalizar clases en internet y enfocarse en los problemas específicos de cada niño. Los mejores médicos serán liberados de diagnósticos básicos y harán lo mismo.

Pero el auge de los robots dejará una gran parte de la fuerza laboral en EEUU en el estancamiento. Muy pocos estadounidenses están preparados.

Las autoridades serán forzadas a luchar contra lo que es obvio: que el crecimiento sustentable es inconsciente con el declive de los ingresos de la clase media. En el libro “Race Against The Machine”, Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee citan una reunión entre Henry Ford y un líder del sindicato, Walter Reuther. Señalando sus nuevo robots, Ford dijo, “¿cómo va a obtener cuotas sindicales de ellos?. Reuther respondió: “¿cómo va a hacer que compren sus autos?”.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

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