Fusión de estilos

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Por Carolina Krümmel.




Esta semana visitamos Route 66 Restaurant, especializado en gastronomía internacional, donde la carta cuenta con marcadas influencias de la cocina norteamericana, asiática, peruana e italiana, entre otras. Está ubicado en el eje de Isidora Goyenechea, muy cercano a la intersección con San Sebastián, en la comuna de Las Condes.

El restaurante presenta amplias instalaciones de corte moderno y vanguardista, donde predomina la belleza y la naturalidad de la madera, tanto en su mobiliario como en los pisos. Junto con eclécticos papeles murales, el conjunto se caracteriza por un aire contemporáneo. Una atmosfera bien activa inunda completamente el lugar a la hora del almuerzo.

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Este recinto cuenta con una extensa y variada carta de platos, donde se pueden encontrar todo tipo de preparaciones y especialidades en base las siguientes categorías "appetizers", "salads", "pizzas", "specialities", "pasta favorites", "steakhouse steaks", "ribs & combos", "burgers and sándwiches" y "delicious desserts" . Las influencias de las distintas cocinas que conforman los platos se encuentran distribuidos entre las alternativas de cada una de estas categorías.

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Para degustar un plato con una clara reminiscencia de la cocina estadounidense y mexicana, seleccionamos para comenzar "Route 66 sampler" ($10.990). Una combinación de crocantes y nachos triangulares de color amarillo, rojo y negro, además de un fresco, aromático y poco picante guacamole, dip básico de la comida mexicana, elaborado en base a palta, cebollas, cilantro, limón y trocitos de tomate. Encontramos, además, numerosos y bien logrados "mozzarella sticks", alargados palitos de queso rebozados y fritos, caracterizados por presentar una gruesa capa de color amarillo intenso. Al morderlos, desprendieron un derretido y sabroso queso bien fundido.

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También había "chicken tenders", tiras de pollo, de tamaño adecuado y sabroso contenido. Para nuestra sorpresa, se complementaron con algunos crocantes "springrolls", cuyo relleno basado en la receta tailandesa, era equilibrado y muy sabroso. Todos los elementos que conformaban este plato contaban con una presentación muy bien lograda y de perfecto apanado, homogéneo frito que le entregaron a las piezas un color muy atractivo y una deliciosa crocancia.

La "Route 66 sampler" fue servida apenas la solicitamos y se acompañaba con tres salsas para untar, en pocillos de tamaño adecuado: salsa marina, una tradicional salsa Americana Ranch, en base a crema, mayonesa y distintos aliños, salsa "honey mustard", donde predominaba un marcado sabor dulce y "pico de gallo", fresco y agradable.

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De los platos nuevos a los que hacía referencia la carta, seleccionamos "pulpo grillado" y "quinotto al pesto" ($11.990) , además de "malayan rice" ($11.590). Ambos platos fueron servidos antes de que termináramos el plato anterior. Una gran porción de pulpo a la parrilla de texturas y complejos aromas, se presentó sobre una verde cama de quinoa al pesto y se acompañó de una salsa de chimichurri muy sabrosa, de alta persistencia en el retrogusto. Una capa de tallarines chinos decoraba el plato, aportándole una nueva textura. Esta preparación hacia una clara referencia a la comida peruana.

El "malayan rice" elaborado en base a arroz, se presentó como una porción de tamaño aún más grande que el anterior, con una consistencia y textura adecuadas. Grandes, frescos, crocantes y muy sabrosos camarones ecuatorianos salteados acompañaban a este plato, que junto con las intensas notas derivadas de la fusión de distintos aliños y salsas, además del aporte del cebollín verde y de la acelga cocida, le otorgaban una muy entretenida nota thai, gastronomía en la cual se basaba esta preparación.

De postre, seleccionamos dos alternativas clásicas de la gastronomía norteamericana, "butter cake & ice cream" ($5.390) y "double chocolate vulcano" ($6.380). Ambos postres contaban con una muy linda, trabajada y entretenida presentación y siguiendo con su estilo, también presentaban grandes dimensiones.

El "double chocolate vulcano", presentaba un bien logrado juego de texturas: espesa consistencia una vez en boca y una abundante capa de chocolate derretido emergía desde su interior. Se acompañaba de una simple porción de helado de bocado sin mayor cuerpo y de media intensidad aromática. Por otra parte, un más bien empalagoso "butter cake" de lindos colores, de textura pastosa y servido bien caliente, se acompañaba de una porción de helado de bocado con las simples características ya definidas.

En general, son platos de gran tamaño y frescas materias primas, de presentación adecuada. Buena infraestructura aunque las servilletas son de papel.

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