La receta de Singapur para la prosperidad comienza a tambalear




Vestido con el uniforme del gobernante partido, llamado People’s Action (PAP, su sigla en inglés) - pantalones blancos y una camisa con el logo de un rayo rojo de la organización - el Primer Ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, está haciendo campaña en el estado de Punggol East.

“Lograr que las personas trabajen por el bien común es lo que el PAP quiere”, le dijo al público.

Su partido ha reinado desde que la isla se independizó de Gran Bretaña en 1965 y en las recientes elecciones el PAP nunca ha estado bajo amenaza en Punggol East, un microcosmo de la nación con mezcla étnica de chinos, malayos e indios.

Sin embargo, las recientes encuestas de 32.000 votantes le entregan al PAP una mala prueba de su récord nacional por segunda vez en seis meses. Y es que mientras que los tema para los votantes son locales - como el acceso a la salud para los mayores - el gobierno ha sido preso de un problema mucho mayor en la isla de 5,3 millones de personas: fomentar la reproducción en la población.

Con una tasa de natalidad en decadencia, la población nativa de Singapur está disminuyendo, amenazando con agotar el grupo de personas en edad de trabajar y poner fin al milagro económico que ha deslumbrado al mundo.

Esta semana, el gobierno ofreció $2 mil millones de dólares singapurenses (US$1.600 millones) en efectivo y otros incentivos como subsidios a niños, en una oferta para persuadir a los ciudadanos de cumplir su deber patriótico.

Los padres primerizos recibirán S$6.000 en efectivo, sobre el monto de S$4.000 del esquema anterior. ¿La razón? La tasa de natalidad de 1,2 por mujer es muy inferior a la tasa de reemplazo de 2,1.

Mucho de esto se atribuye a la cultura de superación  de los 1990, con el éxito medido en si ciudadanos lograban: dinero, auto, tarjeta de crédito, un condominio y la membresía de un club de campo.

Familias nuevas eran una prioridad baja, en contraste con la década de 1970, cuando un alto índice de natalidad obligó al entonces primer ministro y arquitecto de la moderna Singapur, Lee Kuan Yew, implementar una “límite de dos” nacimientos como campaña de control. Lee, ahora de 90 años, advirtió el año pasado que con la tasa de natalidad reducida a la mitad desde que llegó al poder en 1959, existía el riesgo de que Singapur “colapsara”  si no se tomaban acciones.

Los singapurenses también se sienten presionados por la inflación y los precios inmobiliarios - algo que el gobierno trató de hacer frente este mes con medidas draconianas para enfriar una burbuja inmobiliaria emergente.

Y mientras las torres de la zona de negocios hablan de un sector financiero dinámico, la economía apenas escapó de la recesión en los últimos trimestres, cuando la demanda de la eurozona afectó la manufactura, lo que representa una quinta parte de la economía.

Eso sólo ha añadido a la sensación de que el futuro del milagro económico de Singapur ya no está asegurado.

“Estamos en una encrucijada y el modelo de Singapur, que generalmente ha funcionado muy bien durante los últimos 40 años, ahora empieza a mostrar señales de que podría no ser adaptable a las circunstancias rápidamente cambiantes”, dice Eugene Tan, una académico de derecho de la Universidad de Administración de Singapur.

La apariencia de Lee en los últimos días de campaña el jueves pasado fue un signo de que PAP no está tomando riesgos.

Sin embargo, los singapurenses no parecen conmovidos por sus esfuerzos. Wayne Chan, un relacionador público de 35 años, dijo que el bono de bebés no lo ha llevado a empezar una familia. “Después de que nos casamos, hicimos cálculos y nos dimos cuenta que si teníamos hijos, estaríamos trabajando hasta los huesos hasta muy avanzada edad”, dijo.

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© The Financial Times Ltd, 2011.

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