La Reforma Tributaria y el sueño de la casa propia
Por Héctico Navarrete. Una vez más hemos sido testigos de un clásico en la historia de la izquierda: querer algo bueno para la sociedad, pero lograr resultados desastrosos al implementarlo, al punto de provocar el efecto contrario.
La Presidenta Michelle Bachelet asumió en 2014 su segundo mandato, según ella misma dijo, con un diagnóstico de la sociedad chilena: existía un profundo malestar en la ciudadanía producto de la "enorme" desigualdad del modelo, por lo que era necesario iniciar un ciclo de reformas para "emparejar la cancha".
Con este objetivo, durante su primer mes de Gobierno dejó en claro cuál iba a ser su sello. Aludiendo a "los poderosos de siempre", libró su primera batalla legislativa al enviar con urgencia el proyecto de Reforma Tributaria, que entre sus múltiples lineamientos planteaba la aplicación de un IVA a la venta de viviendas nuevas.
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Hoy, casi cuatro años después, con el Gobierno de salida, vale entonces la pena preguntarse: ¿cuál ha sido el resultado de esta reforma?, ¿permitió que la clase media chilena tuviera un respiro, o más bien, se hizo a costa de ella?
Lamentablemente, para quienes creemos que el crecimiento económico debe ir acompañado de mayor bienestar social, vemos que la Reforma Tributaria impulsada por este Gobierno de izquierda, unida a la política que ha llevado adelante la Superintendencia de Bancos, eliminaron de facto la posibilidad de la clase media chilena de alcanzar el sueño de la casa propia. Ya que, al aumentar el precio de las viviendas con el IVA, y a la vez exigir 20% de pie para comprarlas, hizo crecer las barreras de entrada, provocando que las personas de clase media -en general- no tengan más opción que arrendar, y que las constructoras y el mercado inmobiliario poco a poco estén redefiniendo su estrategia de negocios, priorizando edificar y vender a los inversionistas institucionales, fondos inmobiliarios o inversionistas que actúan como personas naturales.
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Todos ellos hoy son prácticamente los únicos que están en condiciones de otorgar un adecuado respaldo a la banca y, por tanto, obtener bajas tasas de interés, favoreciendo la concentración económica ya que, a la vez, cuentan con la capacidad de comprar grandes volúmenes a las inmobiliarias, alcanzando importantes descuentos.
Entonces, reitero la pregunta: ¿cuál ha sido el efecto real de la Reforma Tributaria? Al parecer, una vez más, hemos sido testigos de un clásico en la historia de la izquierda: querer algo bueno para la sociedad, pero lograr resultados desastrosos al implementarlo, al punto de provocar el efecto contrario.
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Así, este Gobierno puede afirmar con certeza que los inversionistas están más tranquilos que nunca, pues saben que, con las reformas de su mandato, a la clase media le está costando mucho comprar, viéndose forzada a arrendar.
Por lo mismo, el llamado es a las autoridades entrantes, ya que han definido la simplicación de la Reforma Tributaria como uno de sus prioridades, a que llenen el espacio y corrijan este gran paso en falso, que ha perjudicado enormemente a la clase media.
*El autor es abogado socio Navarrete & Cía.
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