La sombra de 1914 se cierne sobre el Océano Pacífico




La idea de que las grandes potencias de hoy no pudieran nunca más encontrarse en una guerra, como lo hicieron en 1914, es demasiado complaciente. Las crecientes tensiones entre China, Japón y EEUU traen a la memoria el conflicto que surgió hace casi un siglo. Lo que más resalta es la disputa aún no resuelta entre China y Japón sobre las islas conocidas como Diaoyu por los chinos y Senkaku por los japoneses. En los últimos meses, aviones y barcos de ambos países han rondado las islas. Alarmado, EEUU despachó una misión de alto nivel a Beijing y Tokio en octubre, formada por cuatro altos miembros de la política exterior de EEUU, incluyendo a Stephen Hadley, quien dirigió el Consejo Nacional de Seguridad durante George W.Bush, y James Steinberg, quien fue el número dos del Departamento de Estado.

Esta delegación bipartidista de EEUU dejó claro que el ataque chino a las islas podría desencadenar las garantías de seguridad que EEUU le ha hecho a Japón. El peligro es que, como en 1914, un pequeño incidente puede invocar compromisos de alianzas que lleven a una guerra mayor.

El grupo estadounidense sabía el riesgo que corría. Como dice Joseph Nye, profesor de Harvard que fue parte de la misión de cuatro personas: “discutimos la analogía de 1914. No creo que ninguna de las partes haya querido guerra, pero les advertimos sobre la falta de comunicación y los accidentes”.

Graham Allison, colega de Nye en Harvard, que escribió un artículo sobre la Crisis de los Misiles en Cuba, creía que había peligro en la guerra por un cálculo mal hecho. “El mecanismo en 1914 es instructivo. Quién podía imaginarse que los terroristas serbios iban a matar a un archiduque del cual nadie había escuchado, provocando una gran guerra, al final de la cual todos fueron devastados. Mi visión es que el liderazgo chino no tiene intención de desafiar la fuerza militar de EEUU todavía, ¿Pero qué hay de los exaltados nacionalistas de China o Japón?”.

Tales “exaltados” podían estar bien abajo en la línea de mando. En 2010, una crisis sobre las islas fue provocada cuando un capitán chino se enfrentó a barcos patrulleros haponeses. Después se supo que el capitán estaba ebrio.

En ese entonces, el gobierno japonés tomó una aproximación más conciliadora. Pero EEUU está preocupado de que el nuevo gabinete nipón esté compuesto completamente por nacionalistas de línea dura., que están más inclinados a enfrentar a China. Shinzo Abe, primer ministro japonés, rechazó la “diplomacia de la apología”.

La garantía de seguridad de EEUU busca calmar a Japón, pero también hay peligro de que tiente a los políticos japoneses a tomar riesgos innecesarios. Historiadores argumentan que en 1914, el gobierno alemán concluyó que necesitaba combatir una guerra lo antes posible (antes de verse rodeado por más adversarios). De la misma forma, algunos observadores están preocupados de que los nacionalistas en el gobierno nipón se vean tentados a confrontar a China ahora - antes de que la brecha de poder entre ellas crezca mucho, y mientras EEUU este todavía dominando la fuerza militar en el Pacífico.

La preocupación estadounidense acerca del vuelco nacionalista en la política nipona ha aumentado porque ven la misma tendencia en China. China ahora, como Alemania hace 100 años, es una potencia creciente que teme que las grandes potencias establecidas bloqueen su ascenso. Deng Xiaoping, padre de la china moderna, persiguió una política exterior basada en el adagio: “Oculten su fuerza, esperen su tiempo”. Pero esta generación es más confiable y asertiva. Los militares chinos también son cada vez más influyentes en modelar la política exterior.

La analogía con Alemania antes de la primera guerra mundial es sorprendente. La élite gobernante en Alemania se sintió amenazada por las presiones democráticas de abajo e impulsó el nacionalismo como una alternativa de salida para el sentimiento popular. Los líderes chinos también han usado el nacionalismo para reforzar la legitimidad del Partido Comunista.

El liderazgo chino ha realizado estudios intensos para aumentar los grandes poderes a lo largo de las décadas. El hecho de que estemos viviendo en una era nuclear hace menos probable que la crisis de 1914 se reproduzca.

Si las cosas se ponen peligrosas, también hay espacio en el acuerdo de seguridad de EEUU y Japón. Siempre se dice que el artículo V del tratado establece la defensa de EEUU a sus aliados por medios militares. De hecho, sólo compromete a las dos naciones a “actuar para enfrentar el peligro común” en un eventual ataque a Japón.

En 1914, los líderes se sintieron inútiles, llevados hacia una guerra que la mayoría no quería. Estudiar esa historia puede ayudar a los chinos, estadounidenses y japoneses para evitar un destino similar en 2014.

COPY RIGHT FINANCIAL TIMES

© The Financial Times Ltd, 2011.

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