Andrea Tokman: “Los datos de menor crecimiento tendencial son la última campanada de alerta para tomar las medidas necesarias y evitar caer en un estancamiento”
La economista jefa del Grupo Quiñenco sostiene que el hecho que "las expectativas de inflación estén ancladas al 3% a 24 meses muestra que el Banco Central está haciendo bien su trabajo y que por fin estamos saliendo de un 'estallido inflacionario”.
La economista jefa del grupo Quiñenco, Andrea Tokman, pone su foco de atención en la menor proyección de PIB tendencial que fijó el Banco Central para la economía chilena.
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El Banco Central prevé un crecimiento de 0% para este año y mantiene su proyección para 2024 en un rango entre 1,25% a 2,25%, ¿comparte esa visión?
Son proyecciones razonables. Este año ya está jugado y no fue bueno. Estamos estancados en PIB y cayendo en PIB per cápita, mientras que para el próximo la proyección se mantiene en un rango de crecimiento bastante modesto. De hecho, el PIB tendencial no sólo es bajo, sino que cae en la nueva estimación, lo que debe encender las alarmas sobre las escasas capacidades que tendremos para financiar gastos públicos comprometidos, obligando a una doble responsabilidad de encontrar los recursos y no prometer lo inalcanzable.
En relación a las proyecciones de IPC, el BC subió a 4,5% para el cierre de este año, pero la ve bajo 3% para diciembre 2024, ¿ya es un tema controlado por el BC?
Que las expectativas estén ancladas al 3% a 24 meses muestra que el Banco Central está haciendo bien su trabajo y que por fin estamos saliendo de un “estallido inflacionario” provocado, mayoritariamente, por políticas públicas de buenas intenciones, pero con efectos sumamente nocivos. Aunque en el más corto plazo estaremos por encima de lo esperado en el último Ipom, esto se debe a factores más volátiles que se han ido revirtiendo, mientas que los precios subyacentes están mostrando una sólida tendencia a la baja. Incluso no descarto la posibilidad de que se den las condiciones para bajar las tasas un poco más rápido.
¿Cuál es la trayectoria esperada para la TPM?
La baja de esta semana me parece adecuada y la señal que seguirá bajando también. Comparado con los corredores de Ipom previos, cerramos el año con una TPM más restrictiva de lo anticipado, pero que se pondría al día en las rebajas para llegar en torno al 4,25% a mediados de 2025, punto en que se habría neutralizado la restricción monetaria, consistente con un nuevo equilibrio algo mayor al que estimábamos antes y producto, entre otras cosas, de la falta de ahorros de largo plazo privados y públicos, relevando la importancia de avanzar en las reformas fiscales y de pensiones.
En cuanto a las proyecciones de PIB tendencial, el BC la reduce a 1,9% para los próximos 10 años, ¿concuerda con esa estimación?
Concuerdo y comparto la preocupación del Banco Central. Ha faltado consenso y voluntad de avanzar en políticas que aumenten la productividad y que favorezcan la incorporación de más capital humano o físico a la actividad económica. La última mejora en PIB tendencial en Chile ocurrió en la ola migratoria de la década y no hay señales de que algo así vuelva a ocurrir.
Dada estas cifras de crecimiento tendencial, ¿se debe abordar un acuerdo procrecimiento de manera urgente?
La urgencia de ese llamado está presente hace un buen rato. Los datos de menor crecimiento tendencial son la última campanada de alerta para tomar las medidas necesarias y evitar caer en un estancamiento y posterior decrecimiento económico que dificulte financiar las necesidades sociales.
¿La discusión del pacto fiscal es una buena instancia?
Enfrentamos una crisis profunda en materia económica que golpea los cimientos de nuestro desarrollo. Cualquier discusión fiscal debe tener como único objetivo el recuperar el dinamismo y potencial de nuestra economía. Sin crecimiento no hay financiamiento fiscal posible. El denominado pacto fiscal se amplió para considerar cuatro aristas interconectadas: crecimiento, gasto eficiente, cumplimiento tributario e impuestos. Sin embargo, luego de meses de trabajo en las primeras dos, el debate político ha vuelto a enfocarse en cumplimiento y tasas impositivas y con una pobreza de argumentos impactante. Ha faltado transparencia en los datos de evasión, con cifras poco razonables y un afán por empujar un diagnóstico definido con antelación. En cuanto a impuestos, surgen nuevas vías, pero no se hace un análisis del sistema completo desde la óptica de la menor distorsión y la eficiencia recaudatoria como principal pilar.
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