Cardoen frente al plebiscito: “Cuando las reglas no están claras o se pretenden cambiar, no hay inversión que vaya a estar asegurada”
El empresario, quien posee inversiones en los sectores metalúrgico, químico, agroindustrial y turístico, se muestra preocupado por el resultado y afirma que si gana el Apruebo, habrá una debacle económica. A su juicio, la propuesta de Carta Magna generará una serie de complicaciones y advierte por un posible manejo político del agua en el campo.
Carlos Cardoen -fundador de Viña Santa Cruz en el valle de Colchagua- cree firmemente que la elección de este domingo es trascendental para los próximos cuarenta o cincuenta años para Chile.
El empresario que posee inversiones en los sectores metalúrgico, químico, agroindustrial y turístico se muestra preocupado por el resultado del Plebiscito de salida. A su juicio, la propuesta de Carta Magna generará una serie de complicaciones y advierte sobre un posible manejo político del agua en el campo. Destaca también que, en estos comicios, los jóvenes tendrán un rol muy relevante.
¿Cuán relevante es para Chile lo que viene después de la elección?
La gente de trabajo y que respeta los valores esenciales sobre los cuales está construida nuestra nación debemos organizarnos de manera que los cambios sean hechos en orden, y con la participación de personas que tengan la capacidad para interpretarnos a todos.
Son tantas las desafortunadas propuestas que se nos están haciendo que costaría muchos años recuperarse. Chile se ha ido construyendo sobre valores centrales y aprobar la propuesta constitucional sería una irresponsabilidad muy grande y nos costaría muchos años revertir el daño.
¿Cuáles a su parecer son los mayores reparos que manifiesta la propuesta constituyente?
La locura de la plurinacionalidad es una aberración. Pero creo que quisieron decir, pluriculturalidad. Eso no excluye a nadie, porque como todo país de América, somos pluriculturales. Somos un crisol donde se han fundido muchos valores de muchas naciones.
Nosotros somos orgullosos descendientes y nuestra historia se ha labrado para que todos estos integrantes de esta multiculturalidad sea una sola nación en la que todos somos chilenos. Nadie dice que no hay que darle más importancia a las etnias locales.
¿Cuál debiera ser el rol del empresariado en esta nueva etapa que está comenzando?
Creo que el empresariado debe tener una visión hacia el crecimiento con una condición participativa. No solo generar riqueza y dinero, sino que en ser instrumental en el desarrollo integral. Pero esto de cambiar de la noche a la mañana todos los paradigmas que ha sido la esencia de nuestra patria...
¿Usted coincide en que la delincuencia, la inflación y la migración ilegal debieran ser los tópicos de mayor preocupación para el gobierno?
Sí, coincido con eso. Queremos una migración responsable. Chile es producto de las migraciones. Mira todo lo que han hecho las colonias españolas y árabes. Creo que hay que revisar las leyes migratorias para que los inmigrantes vengan a sumar y no a restar. Hemos importado miseria y eso es un gravísimo error. Traigamos gente que venga a combatir la pobreza, generando riqueza. Así es que nos estamos jugamos la patria.
Una de las banderas de lucha que han levantado ciertos sectores de izquierda es que quien tiene recursos puede pagar la justicia. Aquí vemos las clases de ética del caso Penta. ¿Falta una autocrítica en el empresariado?
Absolutamente. Mira eso de coludirse con el papel que se usa para limpiarse. Eso es denigrante. Debió haber alguna respuesta de parte de la justicia para ejemplificar que esto no vuelva a ocurrir. Los seres humanos cometemos errores y una nación no puede estar exenta de ellos, pero eso no justifica la intención de eliminar las bases esenciales sobre las cuales está constituida nuestra patria, porque los espacios de represión y expropiación de las aguas en el campo, por ejemplo, son definitivamente elementos negativos en torno a lo que es el campo. Esto es no entender el campo y lo importante que resultan los gobiernos locales en la distribución de aguas, como los canalistas.
Aquí en el campo estamos todos conscientes de que sin agua, no hay alimentos. Imagina si entregas el agua a un grupo para que haga la repartija política del agua. Esto significaría cuoteo e influencia política, es decir, control de parte del totalitarista que quiere controlar al otro a través del Estado. Esto es lo que ocurre en todos los países extremistas, como Venezuela en que está todo a la vista. Basta sólo conversar con un venezolano.
¿Faltan incentivos para fomentar la inversión para mejorar la economía?
Hablar de fomentar la inversión hoy me parece inadecuado, porque no sé quién se podría atrever. El país se tiene que ordenar primero y cuando las reglas no están claras o se pretenden cambiar de la manera en que quieren hacerlo ahora, no hay inversión que vaya a estar asegurada. Aquí hay que prepararse para una debacle económica si es que gana el Apruebo, cosa que yo espero que no ocurra y que Chile tenga consciencia. Hoy los jóvenes que no saben y se dejan influenciar frente a promesas que parecen muy bonitas, porque se ofrece tener el sustento sin trabajar y que los recursos vendrán del aire, estaremos condenados a muchos años, que seguramente no los voy a ver, pero sí mis nietos e hijos.
¿Ve a los jóvenes muy entusiasmados por la opción de Apruebo, convencidos en que la propuesta constitucional apoyará el feminismo, la igualdad de género y el respeto por los animales?
Todo eso está bien. Yo soy un animalista hace muchos años. Eso a mi no me molesta. Lo que a mi me molesta es que pretendan reinventar nuestra nación. Perder el respeto por los valores sobre los cuales está construida nuestra patria.
Siempre cuando uno es joven es idealista, pero el idealismo se ve enfrentado a la realidad y cuando eso ocurre viene la desilusión. Un país desilusionado es extremadamente improductivo y triste.
¿Y pasa por ellos esta elección?
Creo que sí, porque tenemos un gobierno de gente que ha pasado de ser mantenido por los padres a serlo del Estado. Sin una sola experiencia de saber lo que significa trabajar de manera dependiente o independiente. Tampoco han obtenido siquiera un título universitario.
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