¿Serán suficientes las medidas que adoptará China para mitigar la desaceleración de su actividad?

Aunque el despliegue de estímulos para contener la desaceleración de la economía de China es razón suficiente para desatar ventas en Shanghai, donde ayer las acciones subieron 4%, las medidas que considera la administración de Xi Jinping ponen de manifiesto las crecientes preocupaciones sobre la situación que enfrenta la actividad del país.

De hecho, el equipo dedicado a la prevención y resolución de riesgos financieros, liderado por el viceprimer ministro Liu He, se ha reunido en diez oportunidades durante los últimos dos meses, dando cuenta de la seriedad con la que se está abordando la situación.

"Está claro que la economía china está bajo una presión a la baja debido al conflicto comercial, así como a los esfuerzos del gobierno para hacer frente al problema de la deuda masiva en la economía", sostuvo a PULSO Tuuli McCully, economista jefa para el Asia Pacífico de Scotiabank.

Su par de IHS Markit, Rajiv Biswas comparte esta opinión, destacando que el impacto del conflicto arancelario "está provocando un deterioro de la confianza empresarial entre los exportadores chinos y los inversionistas del mercado de valores, ante la preocupación de que la perspectiva de crecimiento para 2019 se está debilitando".

En ese marco, aunque el gobierno se ha reservado las conclusiones de las reuniones de alto nivel para prevenir una situación más crítica, ya han comenzado a salir a la luz las medidas que desplegarán para impulsar la actividad.

Según la agencia estatal de noticias Xinhua, un borrador del Ministerio de Finanzas y la Administración Estatal de Impuestos asegura que se aplicará un recorte de impuestos a la renta personal. De acuerdo al documento, los contribuyentes podrán deducir sus gastos en atención médica, apoyo a los integrantes de más edad de las familias, educación e intereses hipotecarios o alquiler.

En cada caso, calculan que el monto deducible varía entre de 1,000 yuanes (US$ 144) y 2,000 yuanes por mes.

Los estímulos también van a provenir de la política monetaria. Ayer, el gobernador del Banco Central de China, Zhou Xiaochuan, indicó que el organismo está comprometido a aliviar las presiones económicas que afectan a los negocios locales, alentando a los bancos comerciales a aumentar el crédito a las empresas.

Aunque no se ofrecieron detalles, McCully anticipa que el ente rector utilizará "varias herramientas, como las operaciones de mercado abierto, los requisitos de reserva, así como las facilidades crediticias permanentes y de mediano plazo, para proporcionar al sistema financiero una amplia liquidez, garantizando que los sectores con perspectivas de crecimiento favorables continúen teniendo acceso al financiamiento".

Otros estímulos a mano. Fuera de los anuncios, China tiene otros instrumentos a su disposición para dar soporte a la economía. "Se espera que implementen más medidas del gobierno para impulsar la infraestructura en los próximos seis meses", indica Biswas, cuyas perspectivas van en línea con el reciente incremento de la emisión de bonos "especiales", con el objetivo de financiar el gasto en este sector.

En general, desde la política fiscal, el objetivo será "mantener el crecimiento económico en 6% o más durante el resto de la década", plantea McCully, precisando que la intervención estatal "probablemente se enfocará en mejorar la transformación económica de China, desde el enfoque en la industria pesada y la manufactura de bajo valor agregado, hacia el sector de servicios y las industrias de alta tecnología".

Frente a este panorama, Mauricio Benítez, director internacional de BDO Chile con larga experiencia en China, se siente confiado. "Ante todo cambio hay temblores, pero China es un mercado grande y debe tender a la normalización. Los recientes movimientos me parecen algo temporal más que de largo plazo".