Columna de Gonzalo Castex y Miguel Lorca: Reforma de pensiones, un modelo de sastre
El gobierno ha defendido técnicamente su reforma de pensiones utilizando una modificación a un modelo de equilibrio general desarrollado por el Banco Central de Chile en el año 2017. Los autores del modelo reconocen la importancia de uno de los parámetros denominado ‘velo’, el cual mide cuánto de las cotizaciones previsionales son internalizadas y valoradas como futuros beneficios. La calibración de dicho parámetro no es trivial, ya que debe reflejar apropiadamente las limitantes financieras relacionadas con la capacidad de endeudamiento y, aún más importante, cuanto de las cotizaciones previsionales son percibidas como un impuesto y la confianza en que futuras autoridades cumplan con las pensiones prometidas. Estas dos últimas condiciones son clave para la correcta utilización del modelo.
En el informe de Impacto Regulatorio de la reforma, el gobierno asegura que su propuesta de destinar íntegramente el 6% de cotización adicional a un seguro social con cuentas nocionales, además de tener un impacto positivo sobre la economía, aumentaría el empleo formal, a diferencia de la alternativa de destinar dichas cotizaciones a cuentas individuales. Dicho resultado se explica por mayores incentivos a la formalización que tendrían trabajadores de bajos ingresos, quienes serían beneficiarios netos del componente solidario. Sin embargo, la literatura internacional reconoce una menor internalización de las futuras pensiones bajo un esquema de cuentas nocionales, es decir, un ‘velo’ diferente, lo cual acotaría el efecto de dicha solidaridad. A pesar de ello, las simulaciones realizadas por el gobierno consideran el mismo parámetro ‘velo’ en ambos esquemas de ahorro previsional.
Es esperable que un esquema de cuentas nocionales tenga un menor nivel de internalización de los beneficios futuros, con respecto a un esquema de capitalización individual, que asegura propiedad y heredabilidad de los fondos. Esto se debe a que parte importante de las contribuciones al esquema de cuentas nocionales son percibidas como un impuesto al trabajo, con una rentabilidad imputada menor a la efectiva para financiar beneficios de actuales pensionados, y con una baja confianza en que futuras autoridades cumplan con los beneficios prometidos. Así lo demuestra la encuesta CAdem del 4 de noviembre del 2022, donde el 90% de la población prefiere que al menos una parte de la cotización adicional del 6% se destine a cuentas individuales, el 91% desea heredabilidad en dicha cotización extra y el 63% de la población, independientemente de sus niveles de ingreso, desea que el fondo solidario sea financiado por impuestos generales.
Bajo los supuestos del gobierno, el esquema de seguro social con cuentas nocionales sería la piedra filosofal de cualquier economía, capaz de aumentar el PIB, nivel de capital, consumo, ahorro y la formalidad laboral. La propuesta rebosa voluntarismo, pero carece del realismo y rigurosidad técnica necesario para generar una discusión fructífera en pos de avances y acuerdos amplios. No es sensato que el gobierno actúe como sastre ajustando modelos económicos como trajes a medida de ideas e intereses preconcebidos, sin considerar un análisis de sensibilidad de sus supuestos. La transparencia, replicabilidad y rigurosidad técnica debe ser un piso mínimo para avanzar hacia un nuevo sistema de pensiones que venga a solucionar de forma responsable la falta de ingresos en la vejez.
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