Columna de Nicolás Navarrete: Emprendimientos de baja escala y el desafío de la formalización

Estos parámetros nos muestran el estándar con el cual se habla reiteradamente de las pymes, las que hoy son un motor de la actividad económica, entregando, según diversos estudios, cerca del 40% del empleo nacional. Pero detrás de estas grandes cifras, existe una realidad muy diversa.


¿Qué entendemos por micro, pequeña y mediana empresa? Según la ley vigente, es todo aquel negocio que debe cumplir con ciertos requisitos, tanto de generación de empleo como de ingresos. Por ejemplo, una microempresa es aquella que tiene de uno a nueve trabajadores, y una mediana de 50 a 199. Asimismo, se califica como microempresa a todos aquellos negocios cuyos ingresos anuales por ventas no superen las 2.400 UF, mientras que mediana son aquellas empresas con ventas entre 25.000 y 100.000 UF.

Estos parámetros nos muestran el estándar con el cual se habla reiteradamente de las pymes, las que hoy son un motor de la actividad económica, entregando, según diversos estudios, cerca del 40% del empleo nacional. Pero detrás de estas grandes cifras, existe una realidad muy diversa.

En particular existe un grupo de emprendimientos de baja escala, aquellos que se desarrollan en hogares y que muchas veces no superan el millón de pesos mensual en ventas. Estos son el motor de la economía familiar, con un esfuerzo permanente por superar la pobreza y son la motivación principal del trabajo del Fosis y del Ministerio de Desarrollo Social y Familia.

La condición de vulnerabilidad en que se desarrollan estos emprendimientos no impide que puedan ser calificados como microempresas, más allá de los datos, porque cada emprendimiento que nos toca conocer a lo largo de todo Chile cuenta con la estructura y la forma de un negocio necesaria para ello. Más aún, la gran mayoría de estos emprendimientos de familias vulnerables busca dar un salto, para dejar de ser solamente una fuente de ingreso de subsistencia y convertirse en una pequeña empresa que entregue empleo al país. Que sean parte del motor.

Y para concretar este salto, la formalización emerge como un factor clave. En consecuencia, como Gobierno, y desde el Fosis en particular, estamos promoviendo una ruta del emprendimiento para que las personas emprendedoras en condición de vulnerabilidad transiten hacia la formalidad, a través de diversas acciones, programas y capacitaciones que estamos llevando a cabo.

Así desde el inicio del gobierno del Presidente Gabriel Boric, los programas de Fosis tienen un módulo de formalización; hemos priorizado la entrega de beneficios a emprendimientos que están formalizados; y ahora se está entregando un acompañamiento especializado, para aquellas personas emprendedoras que buscan cómo formalizarse.

De este modo, hemos llevado adelante una de las prioridades del Gobierno, en tanto la formalización encamina a las personas emprendedoras hacia la autonomía económica en dignidad. Una vez que lo logran, dejan de ser emprendimientos de subsistencia, para pasar a ser una empresa. Este trazado representa un camino relevante, entre diversas alternativas, para combatir la pobreza.

En este día mundial de la micro, pequeña y mediana empresa bien vale poner en valor a los miles de pequeños emprendimientos a baja escala: hoy también es su día.

Esta es una columna de Nicolás Navarrete Hernández, Director Nacional de Fosis.

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