Concesiones y el cambio climático
Las nuevas concesiones deben anticiparse a los riesgos que trae el cambio climático, a través de propuestas de infraestructura innovadoras y resilientes, entre otras iniciativas que permitan mantener la operación de las principales actividades productivas del país.
Un país cuya población crece, genera múltiples necesidades en diversas áreas y en especial en infraestructura. En particular, en Chile la proyección de población presentó un crecimiento promedio anual de 1,1% entre 2005 y 2018 y se proyecta que crecerá en total 13,2% desde 2019 a 2050 (INE, 2018). La inversión del Gobierno en infraestructura por su parte, ha crecido 9% promedio anual entre 2005 y 2018 alcanzando los MMUS$6.500 (CPI, 2018). Pero la inversión en obras depende del crecimiento económico. Allí radica la importancia del sistema de concesiones, que ofrece la oportunidad de seguir potenciando la inversión en infraestructura en periodos de incertidumbre económica.
La industria de las concesiones se ha consolidado en Chile y hoy su desarrollo enfrenta uno de sus mayores desafíos medioambientales, el cambio climático y su impacto en la infraestructura y el crecimiento de los países. En las últimas décadas, las pérdidas por desastres han aumentado de manera significativa a nivel global. Se estima que estos costos se han duplicado en los últimos 10 años y ascienden a US$1,2 billones (Banco Mundial).
Frente a este escenario, no solo se requiere un debate permanente sobre cómo mejorar y potenciar la infraestructura, sino también cómo la proyectamos en el desarrollo del país, cada día más expuesto al hecho de que los eventos naturales extremos continuarán aumentando con el cambio climático.
Las concesiones son un importante elemento en la actividad económica del país. En su conjunto, constituyen un área muy valiosa para potenciar diversas actividades económicas y la inversión. Este aspecto resulta muy significativo en el actual escenario de la economía nacional, donde todos los sectores empujan su recuperación.
Por tanto, las nuevas concesiones deben anticiparse a los riesgos que trae el cambio climático, a través de propuestas de infraestructura innovadoras y resilientes, entre otras iniciativas que permitan mantener la operación de las principales actividades productivas del país. A su vez, nuevas obras en infraestructura verde, para transporte y telecomunicaciones, desarrollo de energías renovables (solar, eólica, etc.), entre otras, deberían ser potenciadas por esta industria.
Chile ha perdido en promedio MMUS$3.000 al año producto de los terremotos, tsunamis, incendios, aluviones, erupciones volcánicas y eventos climatológicos extremos. Sólo el terremoto y tsunami del 27F produjeron pérdidas de MMUS$ 30.000, un 18% del PIB en 2010.
El gran desafío entonces para el sistema de concesiones es saber cómo conjugar su aporte al crecimiento del país y cómo hacer frente al cambio climático, para ayudar a transformar la exposición a los eventos naturales extremos en una ventaja sostenible en el tiempo.
Director de Clapes UC.
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