Este año se cumplen 10 años desde que se empezó a hacer el informe de morosidad de la Universidad San Sebastián y Equifax. Así, en una nueva entrega, detallaron que a marzo 4.150.039 de personas mantienen deudas impagas en el país, con un monto promedio de $1.996.867.

La morosidad en este periodo se ha concentrado en los grupos entre 30 y 59 años, y ha golpeado más fuertemente al estrato socioeconómico D. El 61,7% del total de morosos pertenece a este grupo y el 47,4% del segmento presenta moras por 2,4 veces sus ingresos promedio.

En cuanto a género, no se observaron diferencias en la proporción entre hombres y mujeres, pero los hombres presentan montos impagos cercanos al doble de lo adeudado por las mujeres.

Por otro lado, el retail es el sector que agrupa a la mayor cantidad de personas morosas, mientras que la banca concentra el porcentaje más elevado de dinero impago en el país.

El informe detalló además que los borronazos, retiros y desempleo han marcado la morosidad en la última década en Chile.

“Los informes de Equifax y la USS son sumamente valiosos, pues entregan una imagen clara de la situación financiera a nivel país y su evolución, identificando las áreas en las que necesitamos poner atención, además de ayudar a la toma de decisiones en pos del crecimiento y estabilidad económica”, dijo en un comunicado César Calomino, gerente general Equifax Chile.

Otro aspecto que detalló el informe es que más del 70% de los morosos se ha mantenido por 12 meses consecutivos en esa condición, y el monto promedio es de más de $2.000.000.

Desde abril de 2013 se reveló una tendencia al alza en la cantidad de personas morosas en el país, esto luego que en febrero de 2012 entró en vigencia la Ley 20.575. El llamado “borronazo” eliminó los registros de las morosidades menores a dos millones y medio de pesos, e hizo bajar de manera abrupta los indicadores de morosidad.

Los niveles más altos de morosidad desde que se lleva a cabo el informe de la USS y Equifax fueron en junio de 2020, cuando había 5 millones de personas en mora, cifra fuertemente empujada por los 2 millones de empleos destruidos por la pandemia y una tasa de desocupación del 13,1%.

“Nuestros análisis muestran que la morosidad es el síntoma de una enfermedad mayor y un termómetro del funcionamiento de la economía. Al hacer el diagnóstico de la última década evidenciamos que, por cada punto porcentual de aumento del desempleo, las personas en situación de mora se incrementaron en 0,7 puntos porcentuales y la mora subió 0,3 puntos porcentuales. Esto demuestra que el acceso a ingresos permanentes a través de empleos formales y con mejores salarios es la mejor manera de reducirla”, explicó Alejandro Weber, decano de la Facultad de Economía y Gobierno de la Universidad San Sebastián.

Los efectos de los retiros de fondos previsionales, junto con las ayudas estatales universales y un nuevo “borronazo” que prohibió reportar deudas impagas en educación (Ley 21.214), ayudó a que hubiese un quiebre transitorio de la tendencia al alza de la morosidad a mediados de 2020.

En septiembre de ese año se produjo la mayor baja en el número de morosos.