Día flojo en Wall Street por culpa de la Fed

Wall Street cerró hoy un día flojo, con dos de sus tres principales indicadores en rojo, en la que los inversionistas centraban su atención en la decisión sobre un posible aumento de los tipos de interés por parte del banco central estadounidense.

El único que acabó en terreno positivo fue el Dow Jones de Industriales, aunque registró un ascenso muy sutil, del 0,04%, y consiguió así apuntarse un cuarto día consecutivo de ganancias.

El Nasdaq, sin embargo, perdió un 0,53%, arrastrado por la caída de Qualcomm, que se depreció un notable 8,16% tras publicar los resultados de su último trimestre, en los que informó de pérdidas de cerca de US$500 millones.

El S&P 500 también registró una caída, en su caso del 0,25%, con lo que rompió su racha de tres días de ascenso en una jornada en la que el mercado se veía afectado por la reunión de esta semana de la Reserva Federal de EEUU (Fed).

La floja jornada de Wall Street contrasta con la de ayer, cuando se registraron importantes avances con una buena acogida del mercado de los resultados de los comicios legislativos estadounidense, que dejaron el gobierno dividido, con el Senado en manos de los republicanos y el Congreso dominado por los demócratas.

Hoy, sin embargo, como ya preveían los expertos, los inversores se centraron en los resultados de la reunión mantenida por la Fed esta semana, con los que se esperaba obtener algún tipo de pista sobre cuál es su postura frente a un posible nuevo incremento de los tipos de interés.

El banco central apuntó que ha decidido esta vez no aumentar los intereses, pero señaló que sí tiene previsto "más incrementos graduales".

"Nuestra conclusión es que la Fed no quiere forzar el asunto", opinó el jefe de inversiones de Exencial Wealth Advisors, Tim Courtney. "Desde luego no quieren ser los que inviertan la curva de crecimiento", aseveró.

Los expertos creen que sería negativo para EEUU que la Fed apruebe el que sería el cuarto aumento de tipos de interés este año, ya que sostienen que ralentizaría el ritmo de crecimiento de una economía ya tocada por los efectos de sus tensas relaciones comerciales con China.

Aunque de momento no ha tomado esa medida, el hecho de que se lo esté planteando ya desestabiliza el mercado, lo cual ha quedado hoy patente en el desánimo de los inversores de Wall Street.