El interés tras el nuevo arena capitalino
En terrenos del antiguo velódromo del Estadio Nacional se levantará el arena que vendrá a potenciar la oferta de recintos para shows deportivos y de alto nivel. El gobierno ha visto unas 15 propuestas de interesados. Operadores internacionales han puesto foco en la iniciativa, y si bien los privados esperaban debutar con el inmueble para los Panamericanos 2023, los plazos no dan. El Ejecutivo, no obstante, avanza: las bases se presentarán este semestre y se adjudicará en esta administración.
A comienzos del año pasado, el exdirector ejecutivo de Canal 13 y actual presidente de 1190 Sports, David Belmar, sostuvo una audiencia por más de una hora con el jefe de la División de Infraestructura del Ministerio del Deporte, Ernesto Urdangarin. No estaba solo. Lo acompañaban representantes del fondo de inversión ALZA, ligado a Fernando Zavala y Álvaro Alliende. La materia: un arena en el Estadio Nacional, un nuevo e icónico centro de eventos que se levantará sobre el antiguo velódromo del complejo ñuñoíno. Y que -según relata Belmar- se presenta sumamente atractivo en instancias donde la Región Metropolitana carece de recintos para realizar eventos de categoría internacional. Hoy, solo está el Movistar Arena.
La inversión no solo unió a 1190 Sports y ALZA, sino también a la gigante norteamericana ASM Global, el principal desarrollador de infraestructura deportiva del mundo, con más de 40 arenas bajo administración, entre los que destacan el Antel Arena de Montevideo y el Movistar Arena de Buenos Aires, ambos, recintos que ya fueron estudiados por el Ejecutivo, al igual que el de Sao Paulo, el de Colombia, y otros de Estados Unidos para lanzar lo que se quiere para Chile.
El consorcio entre 1190, ALZA y ASM es solo uno de varios interesados que hoy miran de cerca los pasos que dará el gobierno en la materia. Es que si bien inicialmente los privados esperaban que el proyecto estuviera listo para recibir los Juegos Panamericanos de 2023, hoy eso es imposible, los plazos no dan, sin embargo, la iniciativa avanza, y los interesados abundan.
Una concesión por 40 años
El nuevo arena del Estadio Nacional se enmarca dentro de una completa renovación del recinto de Ñuñoa. Gran parte de este cambio se desarrollará en la antesala de los Panamericanos, con excepción del arena que corre por un carril distinto. “Las bases se presentarán este semestre, y será adjudicado en esta administración”, adelanta Ernesto Urdangarin. Una iniciativa así tardará al menos dos años en levantarse.
El proyecto considerará una inversión de más de US$ 40 millones -incluso podría llegar a los US$ 100 millones-, se entregaría vía una concesión por un plazo de 40 años y el aforo no sería menor a las 8.000 personas. El Movistar Arena tiene capacidad para 12.000 asistentes en butacas; con la cancha el aforo supera las 16.000 personas.
“Hemos recibido mucho lobby, por lo menos he visto unas 15 propuestas”, dice Urdangarin.
Así, durante el año pasado y el anterior, fueron varias las reuniones de la autoridad con inversionistas que buscaban más detalles para ir tras la iniciativa. Ese es el caso del fundador de DG Medios, Carlos Geniso. En 2019, el líder mundial del entretenimiento en vivo, Live Nation, adquirió el control de la firma local, por lo que habría decidido ir tras el arena para completar así la oferta de tours a ofrecer para eventos internacionales. De hecho, personas al tanto precisan que el grupo participaría en comunión con los operadores del Madison Square Garden, que si bien tienen cerca de seis arenas en Estados Unidos, en la región no tienen participación.
En enero de este año, los organizadores de Rock in Rio Santiago -liderados por Cristián Camus y Cristóbal Fernández Chadwick- estuvieron también abordando el tema con el gobierno. Incluso, conocedores precisan que el actual operador de Movistar Arena, ligado al empresario Peter Hiller, habría mostrado interés en la idea, siempre y cuando fuera un proyecto que no chocara directamente con lo que ya tienen en el Movistar, en instancias en que aún les quedan cinco años de esa concesión.
Grupos como Turner -confirman altas fuentes ligadas a las tratativas- también se interesaron, al igual que la principal compañía promotora de conciertos independientes de Latinoamérica, Move Concerts.
Si bien falta un sinfín de detalles por precisar, Urdangarin explica que, en base a los análisis que se han hecho, la capacidad del nuevo arena debiera ser de entre 8.000 y 14.000 personas. Una cifra más detallada, no obstante, saldrá de un estudio de oferta y demanda que se encargó en diciembre a la empresa de consultoría, ingeniería y arquitectura, IDOM. El objetivo de este reporte es, justamente, dimensionar la capacidad que debería tener este recinto en base a las necesidades del mercado, y establecer así el modelo de negocios detrás de él. Los resultados deberían estar en los próximos meses.
El grupo tras David Belmar, por ejemplo, apuntaría a algo que bordee las 10.000 personas; mientras que cercanos a DG Medios hablan de un aforo más grande, para que sea realmente atractivo. Y -coinciden- que sea multipropósito. Si bien el gobierno le quiere dar un uso deportivo, dado el lugar donde se emplaza, los inversionistas precisan que debe ser para distintos tipos de eventos, ya que no existe la demanda deportiva como para cubrir por completo el inmueble. Y Urdangarin afirma que eso está claro, sin desmedro de que en las propuestas se deberá precisar cuánto será el porcentaje destinado al deporte, lo que tendrá un puntaje. Como mínimo debe considerarse una cancha central con dimensiones reglamentarias para el hand ball, 40 x 20, que es la de mayor superficie. Además de ofrecer un lugar de tiendas dedicadas al deporte, o un gimnasio, etc. “Al frente habrá un parque de 10 hectáreas, por lo que queremos que también existan servicios: ventas de comida, mantención del área verde. Acá hay una oportunidad tremenda de que esa zona, que está abandonada, tenga una regeneración urbana y se potencie”, destaca Urdangarin.
Privados interesados aseguran que inicialmente el Ejecutivo planteó que las bases se presentarían en octubre, para luego aseverar que sería este primer trimestre, todo bajo las aspiraciones de que pudiera debutar para los Panamericanos 2023. Urdangarin, no obstante, es claro: “Nunca se comprometió el arena para los Panamericanos. De hecho, no hay ningún deporte asignado a ese espacio”.
Más allá de ello, inversionistas acusan incertidumbre. “Hoy no tenemos certeza sobre la evolución del proyecto ni nuestra eventual participación”, asegura un interesado. “Se puede perder una buena oportunidad de inversión por esta dilación”, señala otro.
Urdangarin enfatiza que no pueden acelerarse los procesos por tales motivos. “El Estado no le puede hacer un traje a la medida al privado”, dice. Niega que el proceso esté retrasado, por el contrario -revela- que ya existe un EISTU aprobado, una pertinencia otorgada por el SEIA, un Estudio Patrimonial listo -que introduce protecciones a ciertos accesos al velódromo y estructuras- y se está avanzando en el informe de mercado de IDOM. Subraya que el 80% del material para presentar las bases ya está. Y que se licitarán -vía la Ley del Deporte- en tres carpetas: propuesta arquitectónica con todos los antecedentes a nivel de anteproyecto e imágenes referenciales; propuesta económica y, una tercera, respecto a la forma en cómo se pondrá en valor el deporte, con un porcentaje a destinar a esa materia. Todo, para que sea asignado definitivamente de aquí a marzo del próximo año y comenzar su construcción.
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