Enrique Marshall: “El ahorro metódico de las familias chilenas debería ser premiado por la política pública”
El exvicepresidente del Banco Central alerta por la caída del ahorro nacional, especialmente el de las familias, cuyo indicador ha bajado a 0,2% del PIB. Es por ello que la nueva posibilidad de retiros desde los fondos de pensiones y el autopréstamo son malas políticas públicas, estima el también nuevo presidente del Consejo Consultivo del Mercado de Capitales.
El progresivo deterioro de una de las variables clave de la economía genera una poderosa preocupación en Enrique Marshall. El expresidente de Banco Estado y exvicepresidente del Banco Central resalta le necesidad de promover una cultura del ahorro, muy predominante en Chile en décadas pasadas, de manera de enfrentar con mayor estabilidad económica y financiera las futuras crisis que puedan afectar el país.
La historia del ahorro en Chile tiene vaivenes. Hasta la década de los ‘80, el indicador estuvo por debajo del promedio de América Latina y del mundo. Desde fines de esa misma década esta variable subió fuertemente y logró superar a la región y acercarse al promedio mundial.
Sin embargo, en los últimos años ese dinamismo se ha ido perdiendo con fuerza. Si bien el ahorro de las empresas ha mostrado valores positivos, el ahorro bruto de los hogares ha caído desde 10% en 2003 a un 0,2% del PIB, según los últimos registros disponibles al segundo trimestre de 2022. De esta forma, el ahorro bruto nacional, golpeado recientemente por los masivos retiros desde los fondos de pensiones, llega a un 18,2% del PIB, lo que es la cifra más baja desde que existen registros.
“El ahorro metódico de las familias chilenas debería ser premiado por la política pública”, dice el también nuevo presidente del Consejo Consultivo del Mercado de Capitales convocado por Hacienda.
Usted ha levantado la voz sobre el deterioro del ahorro en Chile ¿Qué tan profunda es la preocupación por su caída?
Hay un deterioro gradual y significativo en el curso de los últimos 15 años que se intensificó durante la Pandemia y la crisis económica. Las cifras muestran que hay una caída significativa, especialmente en el segmento de los hogares y del gobierno. Diría que las empresas están en niveles similares a los años anteriores.
En el caso de los hogares hace 15 ó 20 años el nivel de ahorro sobre PIB era sobre el 10% y hoy día es cercano al 0%. Ese número es menos del componente de ahorro obligatorio establecido para los fondos de pensiones. Eso quiere decir que el ahorro voluntario, que es la otra parte del ahorro de los hogares, ha llegado a niveles negativos por primera vez desde que se tienen registros.
El gobierno, asimismo, fue también un ahorrante neto y hoy ha dejado de serlo. Es decir, tanto el ahorro de las personas como del gobierno ha ido en franco deterioro.
¿Ha habido una pérdida de la cultura del ahorro entre los chilenos o hay hechos coyunturales que explican el deterioro?
Si se revisa la historia, el ahorro fue impulsado por el Estado de forma significativa. Esto partió con la creación de las cajas de ahorro y después con el Banco del Estado, el que recogió esa experiencia y asumió esa tarea. En el pasado a los niños se les abría una libreta del Banco del Estado muy tempranamente. Había un concepto detrás de esa apertura. Todo eso estuvo favorecido por las tasas de interés que eran mucho más altas de las que hay hoy. El país tenía inflación y, por tanto, había una tendencia a protegerse de ese flagelo, y el ahorro aparecía como una cuestión bastante natural y lógica. El crédito también estaba mucho menos disponible. El camino para hacerse de algún bien material como una casa o un automóvil aparecía ligado al ahorro, porque no había otra forma. Sin embargo, el mundo cambió. Las tasas de interés bajaron, la inflación se contuvo, lo que es muy positivo, y eso también generó un menor interés por ahorrar. Por otro lado, el crédito quedó mucho más al alcance de todo el mundo.
De todas formas, el tema de fondo es la regularidad y la práctica del ahorro como conducta. Hay que entender que ahorrar mensualmente una cierta cantidad de dinero, aunque sea pequeña, es una forma de progresar. No es un tema de tener un depósito en un banco, es un tema de actitud y conducta. Ese es el punto de fondo que me preocupa, porque las estadísticas muestran que menos del 50% de la población dice ahorrar metódicamente.
Hay un deterioro fuerte también por el lado del sector público...
Hay que decir que, cuando vino el auge del precio del cobre hace años, el país tomó una decisión bastante sabía que fue ahorrar una parte de eso (fondos soberanos), lo que es coherente con nuestra tradición. Fue una decisión sabia que hay que volver a levantar como un paradigma, porque eso nos permitió elevar los niveles de ahorro.
Después de eso vino este tren de gasto y las finanzas públicas se fueron deteriorando por una presión por atender necesidades, que son todas válidas, pero se fue perdiendo un poquito la disciplina fiscal que se había establecido al principio de los 2000. Eso deterioró las cuentas públicas y el ahorro público desapareció.
¿Cómo explicarle a la población en general la importancia de tener altos niveles de ahorro?
El ahorro está íntimamente ligado a todas las variables económicas clave. El ahorro permite financiar la inversión y la inversión es la que determina, junto a otros factores, el crecimiento económico. También un país que tiene ahorro puede enfrentar de mejor forma a un mundo que es por definición cambiante. Eso vale para los países, para las empresas y para los hogares. El bienestar de los hogares depende en medida importante de exista una cultura de ahorro, que permita reducir esas vulnerabilidades y atender las contingencias que se puedan presentar.
En el mundo desarrollado se han focalizado en dos temas muy importantes y que tienen mucho que ver con nuestra problemática. Por un lado, está el cómo fortalecer las pensiones, el ahorro para la etapa de retiro, pensando que es imposible que el Estado lo haga todo. Por otro lado, está la materialización de la casa propia en un escenario donde los precios de la vivienda se han disparado en todo el mundo.
Un punto relevante también en el debate es el aumento del costo de la vida en Chile, lo que juega en contra del objetivo de aumentar el ahorro …
—Hay un debate sobre cómo pedirle un mayor ahorro a una población que tiene ingresos bajos. Sin embargo, lo que está en juego acá es un tema conductual, una práctica cultural más que el ahorro de grandes sumas de dinero. Nos deberíamos proponer como política pública que un porcentaje importante de la población, 60% ó 70%, tenga alguna práctica de ahorro, aunque sea modesto. Esa práctica introduce disciplina, racionalidad, visión de futuro y conduce a tomar mejores decisiones financieras. El ahorro metódico de las familias chilenas debería ser premiado por la política pública.
Por ejemplo, existe poca práctica en Chile de descuento por planillas de sueldo para el ahorro. Es decir, materializar un compromiso de ahorrar todos los meses en una cuenta que se va acumulando y vincularlo con incentivos atractivos para la población.
¿Qué le parece que se esté reflotando la idea de nuevos retiros desde los fondos de pensiones y la posibilidad de un autopréstamo?
Esas iniciativas lo único que hacen es deteriorar el ahorro, porque lo que estamos haciendo es usar el ahorro acumulado. No estamos apuntando a mejorar los flujos.
Durante la crisis el ahorro recibió un doble golpe. En primer lugar, hicimos uso del ahorro acumulado, lo que no deberíamos haber hecho nunca, y después vino una caída en los flujos de ahorro. Es decir, primero vaciamos la piscina y después la comenzamos a llenar con un chorrito muy modesto. Estas medidas que menciona van en la dirección contraria porque se estaría haciendo un nuevo uso del ahorro acumulado en años anteriores y deteriorado la base de ahorro previsional. Además, le está induciendo a pensar a la gente que puede mantener niveles de consumo sin necesidad de hacer un cierto esfuerzo de ahorro.
La inversión y el crecimiento también ha ido deteriorándose. Una mala combinación ...
Pésima. El ahorro florece cuando hay condiciones generales positivas con oportunidades de inversión, crecimiento, avances de productividad y estabilidad institucional. Tuvimos las mejores tasas de ahorro a principios de los ‘90 cuando el país que creció más rápidamente, hubo buenas oportunidades de inversión y la productividad también avanzó. El ahorro no es una variable aislada del resto.
¿Cuál es la salida o receta para tener mejores niveles de ahorro en Chile?
—No vamos a cambiar esta realidad de la noche a la mañana apretando un botón. Hay que actuar en distintos niveles. La estabilidad macro y generar certidumbre son fundamentales. También hay que actuar en una serie de frentes “micro” como promover productos, diversidad de proveedores, y revisar algunas regulaciones con el fin de que haya más flexibilidad. También hay un tema de cultura y educación financiera en la población.
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