FMI mejora perspectiva de Chile pero ratifica que el país pierde terreno y crecerá menos que el mundo y que América Latina en 2024-2029

El Fondo Monetario Internacional (FMI) entregó sus nuevas perspectivas sobre Chile en el marco de su informe World Economic Outlook (WEO) de abril, con una leve mejora en la estimación de crecimiento del país, pero ratificando que pierde terreno frente al resto del mundo en todo el período proyectado, que va de 2024 a 2029.

El informe del organismo internacional indica que “la economía mundial ha sido sorprendentemente resiliente, pese a las considerables subidas de las tasas de interés de los bancos centrales en aras de la estabilidad de precios”.

Así, la economía global se encamina a otro año de crecimiento lento pero constante, con la fortaleza de Estados Unidos impulsando la producción a través de los desafíos de una inflación persistente, una demanda débil en China y Europa y los efectos de dos grandes guerras, dice el FMI.

En este contexto, el FMI proyectó una expansión del PIB real mundial del 3,2% tanto para 2024 como para 2025, la misma tasa que el año pasado. El pronóstico para 2024 fue revisado al alza en 0,1 puntos porcentuales frente a la estimación de las Perspectivas de la Economía Mundial en enero, en gran parte debido a una importante revisión al alza en las expectativas de Estados Unidos.

“Encontramos que la economía global sigue siendo bastante resistente”, dijo a periodistas Pierre-Olivier Gourinchas, economista jefe del FMI, agregando que ha desafiado las sombrías predicciones de recesión a medida que los bancos centrales aumentaron las tasas de interés para combatir la inflación.

Muchos países también están mostrando menos “cicatrices” de la pandemia y las crisis del costo de vida, volviendo a los niveles de producción anteriores a la pandemia más rápidamente de lo previsto anteriormente, dijo el FMI en el informe.

En la actualización de sus proyecciones, el organismo internacional ve a Chile creciendo un 2% en 2024, una décima más que en su última estimación, que se dio en el marco de la publicación del Artículo IV sobre el país, en febrero pasado. Para 2025 proyecta ahora un alza de 2,5%; en 2026 un 2,4% y, a partir de 2027 un crecimiento anual de 2,3%.

Así, la cifra de crecimiento prevista para Chile este año, por parte del FMI, se ubica casi en línea con la parte baja del Banco Central. El ente emisor, en su reciente Informe de Política Monetaria (IPoM) estimó que el contexto da para prever un crecimiento entre 2% y 3% para este año. Mientras que, las proyecciones del gobierno del Presidente Gabriel Boric es de un crecimiento de 2,5% en 2024.

Estos datos, a pesar de ser mejores que lo mostrado en el último WEO (en octubre de 2023), donde se preveía una expansión de 1,6% para Chile en el presente ejercicio, también muestran otra realidad: el país se está quedando atrás en relación al mundo y a América Latina.

De acuerdo al FMI, la economía global como un todo mostrará un crecimiento de 3,2% en 2024, misma cifra de 2023, y que también se repetiría en 2025 y 2026, para luego ser de 3,1% en adelante. Mientras, América Latina y el Caribe anotarán un alza de 2,0% en 2024, luego 2,5% en 2025; 2,7% en 2026; 2,6% en 2027; 2,5% en 2028, y 2,4% en 2029.

Con esto, además, el crecimiento promedio de 2024-2029 (todo el horizonte proyectado) para el mundo será de 3,1% y para la región será de 2,5%. En el mismo período, el crecimiento de Chile será de 2,3%.

Es más, si se revisa el detalle de los 33 países de América Latina y el Caribe contabilizados por el FMI, el crecimiento de Chile en 2024 (2,0%) ocupa la posición 26 entre los 33, estando solo por encima de Jamaica, Bolivia, Colombia, Aruba, Ecuador, Argentina y Haití. Y, considerando el promedio 2024-2029, nuestro país se ubica en la posición 23 de 33, es decir, también en la parte baja del listado.

Con estos crecimientos estimados para Chile, el país además cada vez queda más atrás como porcentaje del PIB mundial, pasando de 0,339% en 2023 a 0,324% en 2029.

El momento donde el país representó el porcentaje más alto del Producto mundial fue en 2013, cuando llegó a 0,371%. Desde entonces, la tendencia ha sido solo a la baja, perdiendo terreno en el escenario global.

En tanto, para la inflación, el FMI elevó su proyección para Chile de un 3% a un 3,2% para este año. El FMI ahora espera que la inflación en el país llegará un 3% para 2025.

“Mientras la inflación converge hacia los niveles objetivo y los bancos centrales pivotan hacia la relajación de sus políticas, se espera que el endurecimiento de las políticas fiscales destinadas a frenar los elevados niveles de deuda pública, con mayores impuestos y menor gasto público, lastran el crecimiento”, dice el FMI sobre su visión del mundo en el tema económico.

Otras de las menciones del FMI para Chile tuvieron relación al Banco Central. En el informe de perspectivas se destaca como el ente emisor local, junto con otros como el de Brasil y " otras economías emergentes y en desarrollo” subieron las tasas de interés con “relativa rapidez” y que ya han comenzado el proceso de bajas desde el segundo semestre del año pasado.

“Con las expectativas de tipos de interés más bajos en las economías avanzadas, el apetito por los activos en las economías de mercado emergentes y en desarrollo ha repuntado, y los diferenciales soberanos de la deuda pública sin riesgo han caído desde sus máximos de julio de 2022 hacia sus niveles prepandémicos”, advierte el documento del FMI.

“A medida que los bancos adoptan una orientación menos restrictiva, habrá que poner énfasis en la consolidación fiscal a mediano plazo con el fin de recuperar margen de maniobra presupuestario, llevar a cabo inversiones prioritarias y garantizar la sostenibilidad de la deuda”, agrega.

Otro de los llamados del FMI es a “intensificar las reformas que fomenten la oferta facilitaría la reducción de la inflación y la deuda, permitiría a las economías aumentar su crecimiento hacia el promedio más alto de la era prepandémica y aceleraría la convergencia hacia niveles de ingreso más altos. La cooperación multilateral es necesaria para limitar los costos y riesgos de la fragmentación geoeconómica y el cambio climático, agilizar la transición a la energía verde y facilitar la reestructuración de la deuda”.