Cómo ganarle al eterno problema de quedarse sin batería
Pedir cables a la mitad del día ya se convirtió en una costumbre que para muchos vuelve a los teléfonos en esclavos de la corriente en vez de ser los dispositivos que nos prometieron. Pero los fabricantes ya saben cómo arreglarlo.
Ni la pantalla, ni las fotos, ni siquiera el almacenamiento. El atributo que los usuarios de smartphones más buscan mejorar a la hora de cambiar un teléfono móvil es indiscutiblemente la batería.
Y es que es lógico: de nada sirve contar con un teléfono con lo último en tecnología si a mitad del día vamos a tener que andar buscando un cargador para revivirlo. El problema de la batería es un tema complejo porque todos somos muy exigentes: queremos un teléfono que sea delgado, ligero y estiloso pero que además dure todo el día, algo que es mucho más fácil decirlo que hacerlo.
Pero mientras los ingenieros de las marcas se las ingenian para inventar la batería infinita, nosotros como consumidores tenemos a mano las herramientas para dejar de tenerle miedo al medidor de batería.
Tamaños y cargas
El dato más importante para ayudarnos a predecir la vida útil que tendrá nuestro teléfono es el del tamaño de la batería, el cual se mide en miliamperes o mAh, la abreviación utilizada por la industria. El consejo pareciera ser simple: mientras más grande es el número, más debería durar la batería pero ¿cuánto es suficiente?
En general, depende del uso que vayamos a darle al teléfono: las aplicaciones abiertas, la cantidad de juegos que tengamos, o si lo usamos para ver videos o escuchar música, pero para los estándares de hoy, sobre 3.500 debería ser lo mínimo y con 4.000 ya podemos empezar a despreocuparnos de la carga del equipo en un día laboral.
Por supuesto, una mayor batería significa un equipo más grande, por lo que este tipo de tamaños suelen encontrarse en equipos más cercanos a las 6 pulgadas.
Pero tal como pueden imaginar, una batería enorme también requiere más tiempo para cargarse, pero para ello, existen sistemas de carga rápida que permiten llenar el estanque de energía de nuestro teléfono en un instante.
El Mate 20 Pro de Huawei, por ejemplo, viene con 4.200 mAh de batería e incluye un cargador que entrega el 70% de la carga en 30 minutos, lo que te permite durar un día completo sin tener que conectarlo. Y si se carga al 100%, para un usuario promedio le bastará para estar dos días desenchufado de la corriente.
Aplicaciones vampiro
Pero tampoco hay número que aguante si las aplicaciones que usamos terminan llevándose la vida de nuestras baterías. No todas las apps son creadas igualmente y eso se nota sobre todo en su consumo de batería.
La norma dice que mientras más funciones de nuestro teléfono utilice, más batería van a gastar. Así, mientras los juegos son la categoría que más gasta, hay juegos que gastan más que otros. Pokémon Go, por ejemplo, requiere estar con el GPS encendido todo el tiempo, mientras que Fortnite hace un intercambio de datos constante, similar al de una consola, la que sabemos que solo funciona enchufada.
Pero dejando de lado los juegos, hay otras aplicaciones que también se encargan de acabar con la energía de nuestros smartphones. Un informe de Avast señala que entre las 10 aplicaciones que más batería gastan se encuentran apps como Netflix, Snapchat, Line, WhatsApp y Amazon.
Lo de Netflix es evidente: el uso de internet de manera permanente, junto con la carga de estar mostrando video -muchas veces en Full HD- son una carga demasiado grande para el teléfono. Pero las redes sociales y apps de chat, sobre todo cuando tienen notificaciones en tiempo real, están en constante conexión con la red, lo que hace que nuestra batería tenga mucha más acción.
La solución en muchos de estos casos es medirse: si la app no es fundamental, es mejor quitarle las notificaciones o simplemente desinstalarla. O bien, utilizar el modo de ahorro de energía que muchos teléfonos traen consigo para que los mismos equipos hagan la tarea. Las últimas versiones de Android, por ejemplo, te avisan cuando una app usa más batería de lo normal.
Por último, hay que recordar que siempre cuando se pueda es necesario conectarse a Wi-Fi, porque de esa forma la red es mucho más estable y el teléfono no tiene que gastar esfuerzo buscando una red celular que le entregue el preciado internet.
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