Igal Magendzo y reforma tributaria: "Es una excelente decisión no seguir con la integración"

Imagen Igal Magendzo (6)

Según el economista, la mejor inversión para el país es generar paz social y luego hay que ocuparse de medidas pro crecimiento. Afirmó además que el ministro Briones no debe caer en la tentación de endeudar al país.


Conoce al nuevo ministro de Hacienda, Ignacio Briones, porque ambos fueron académicos de la Universidad Adolfo Ibáñez. Desde esa perspectiva, Igal Magendzo, socio fundador de Pacifico Research y exasesor macroeconómico en Teatinos 120 en el primer gobierno de Michelle Bachelet -aunque enfatiza que es "una pregunta más política que económica"- señala que los nuevos rostros que componen el gabinete del Presidente Sebastián Piñera, con énfasis en el equipo económico, "están en mejores condiciones de escuchar y adaptarse versus el gabinete anterior que estaba aferrado a la agenda que teníamos antes de todo este estallido social".

Del nuevo jefe de finanzas públicas en particular, valora que se trata de una persona que "es capaz de conversar con economistas de todos los colores".

Justamente ayer, tras una reunión con jefes de diversos partidos políticos, el ministro Briones anunció que no se perseverará con la integración del sistema tal como estaba previsto en el proyecto original de la reforma tributaria, pero que se buscará algún mecanismo para las pymes.

Magendzo es socio fundador de Pacífico Research, licenciado en Economía y Ciencias Políticas de la Universidad Hebrea de Jerusalén y PhD en Economía de UCLA. Según señala su perfil, trabajó 12 años en el Banco Central de Chile donde llegó a ser gerente de Análisis Macroeconómico. También fue asesor Macroeconómico del Ministerio de Hacienda y economista jefe para la Región Andina y México en Itaú Asset Management. También ha trabajado como asesor del FMI, Banco Mundial, y el BID.

¿Qué le pareció la decisión que tomó el gobierno de no seguir adelante con el proyecto tributario tal como estaba previsto eliminando la integración del sistema?

-El proyecto de reforma tributaria no estaba generando los consensos necesarios para llevarlo adelante. Hay que tener en consideración además que es importante que haya un apoyo suficiente a un proyecto tributario, para no estar cambiándolo cada cierto tiempo. Por todo ello, pienso que es una excelente decisión la de no seguir adelante con esta iniciativa tal como estaba, y nos muestra que el ministro está empoderado y que está escuchando y actuando de acorde a eso.

El ministro Ignacio Briones también ha señalado que de todas formas debe considerarse mecanismos que fomenten la inversión. Dada la actual coyuntura, ¿qué medidas se pueden implementar?

-El ministro va a tener un problema grande, porque en la coyuntura actual nadie va a querer escuchar una palabra sobre disciplina fiscal, porque la gente tiene la percepción de que el fisco tiene recursos. Pero el gobierno no puede generar esos recursos tan rápidamente.

Todo esto tiene procesos y por ello el ministro tiene que aguantar la tentación de no endeudar al país.

¿Se necesitaran mayores impuestos?

-Lo que dijo el ministro Briones es una buena señal. Está diciendo que vamos a tener que endeudarnos un poco para hacer frente a lo inmediato, pero más allá del 2020 vamos a tener que volver a la responsabilidad fiscal. Además, se entiende que vamos a tener que financiarlo con reasignaciones o con mayores impuestos.

Cuando hay gastos que son permanentes, esto tiene que ser financiado con ingresos que se sostienen en el tiempo, es decir, impuestos.

¿Ve algún riesgo de populismo en el hecho de seguir ofreciendo medidas para tranquilizar a la población?

-Ese es un riesgo que está presente siempre. Chile tiene capacidad de aumentar su endeudamiento, pero hay que tener cuidado con la tendencia. Creo que hay que tener un enfoque muy técnico y honesto de los efectos de las políticas que se propongan y eso implica también evaluar los efectos. Lo digo, por ejemplo, por el impacto de reducir la jornada laboral, o la flexibilidad y la misma reforma tributaria.

En términos macroeconómicos, ¿cómo piensa que va a afectar todo esto que está pasando en el país?

-En este momento, lo más pro crecimiento que podemos hacer es recuperar la paz social, porque el daño es grande, pero no inmenso. En el crecimiento del año, va a golpear sobre todo en los indicadores del mes de octubre, y dependiendo de cómo siga toda la situación, podría prolongarse a noviembre. Todo esto puede que tenga un efecto máximo de dos décimas en crecimiento de este 2019.

¿Y qué espera para el próximo año?

-Si la situación se tranquiliza, estaríamos de vuelta donde estábamos. Estamos en una encrucijada: si todo esto finalmente no se resuelve, va a pegar muy fuerte en la percepción del riesgo de invertir en Chile, lo que hasta ahora no ha ocurrido.

Se ha notado en el IPSA, pero eso tiene que ver con las empresas directamente comprometidas.

Entonces, ¿cómo salir de la encrucijada?

-Estuvimos comportándonos cómo se comporta Chile frente al ciclo global, pero podríamos haber empujando para ir más allá de eso. Con suerte mantuvimos lo que somos y hay muchas áreas qué abordar: en salud, educación, en integración social, conocimiento e innovación.

Efectivamente seguimos corriendo y no nos detuvimos, pero ahora tenemos que correr el doble de rápido.

¿Ve un daño profundo a la imagen país?

-No aún. El capital de credibilidad que tiene Chile es tan grande que aún no lo perdemos pese a lo que está pasando.

El mundo no está viendo todavía que Chile se pueda transformar en algún país latinoamericano, sino que probablemente lo ve similar a lo que pasó con el movimiento de los indignados o los chaqueta amarilla. Si Chile logra salir de esto, va a demostrar que es capaz de hacer frente a momentos difíciles y salir jugando.

¿Pese a suspender las cumbres internacional, la APEC y la COP25?

-Ahora no es momento de preocuparse tanto de cómo nos vemos de afuera, hay que dar una buena solución a los problemas internos. Salir bien de esto es lo que más prestigio nos puede dar.

Se refirió al proyecto de 40 horas, que sigue su trámite en el Congreso... ¿Cuál es su opinión al respecto?

-Si tienes una reforma que reduce el número de horas que se trabaja, probablemente la gente trabaje menos horas. Pero es absurdo decir que no va a traer un costo para la economía y para el trabajador. Esto tiene dos vías: por una parte, si los costos para las empresas aumentan, presiona a los salarios a la baja. Por otra, si bien en Chile no te pueden bajar el salario, igual se va a producir y va a ser paulatino, porque lo que pasará es que no te subirán el sueldo o lo harán más lentamente, casi sin darte cuenta.

¿Podría aumentar la productividad trabajar menos horas?

-Hay muchas empresas que pueden adecuarse a las 40 horas pero hay otras que van a tener que pagar horas extra, y es una realidad que cuando le duele a la empresa, también le duele a los trabajadores. Salir bien de esto es lo que más prestigio nos puede dar.

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