Jorge Claro: “Existe en cierta parte del empresariado ese temor de que se pueda volver a la época de la UP”

Jorge Claro: “Existe en cierta parte del empresariado ese temor de que se pueda volver a la época de la UP”
Jorge Claro Mimica. Ingeniero civil e ingeniero comercial de la Pontificia UC y Presidente del Club Deportivo Universidad Católica entre los años 1994 y 1996. Foto: Alejandra De Lucca V. FOTO: Alejandra De Lucca V. / PULSO

Uno de los protagonistas de la semana por la carta que envió a su familia previo al plebiscito y que trascendió por redes sociales asegura que en el contexto actual del país una parte del empresariado está sacando sus inversiones al extranjero. Sostiene que el proceso constitucional les rememora el que efectuó hace algunos años Venezuela.


Esta, semana el fundador del Canal del Fútbol (CDF) y líder del Grupo Prisma, Jorge Claro, le escribió una carta a su familia que contenía su visión política del país, a días del plebiscito constitucional que se realiza hoy. Allí relató su orgullo de ser un Chicago Boy -influencia que recibió en la Universidad Católica- y de haber contribuido en lo que califica como “el milagro chileno”, en el ámbito económico y social. Rápidamente, la misiva en la que auguró que “se vienen tiempos difíciles”, se viralizó en redes sociales. En conversación con Pulso Domingo, aceptó profundizar su mirada y reflexiones del crucial momento que vive Chile.

Usted se considera un Chicago Boy. ¿Qué significado tiene para usted esa denominación?

-Por suerte, el país contó con gente que fue a perfeccionarse a Chicago, que ha tenido la mayor cantidad de premios Nobel en Economía. Habrá gente que no le guste el pensamiento de Chicago, de libre mercado, de una economía moderna, y está bien, pero no reconocer que estas políticas eran más eficientes que las que había antes y que lograron mejores resultados en el bienestar social general, está equivocado. Chile tuvo un crecimiento y una modernización económica gigante, con políticas que nadie más estaba aplicando en el barrio latinoamericano. La gran gracia de Alejandro Foxley y del Presidente Aylwin -que a mi gusto ha sido el mejor presidente que ha tenido Chile en su historia- fue mantener lo que se había logrado a nivel económico por el gobierno militar y no desarmarlo, como ahora se quiere hacer con la Constitución.

¿No cree que al modelo le falte legitimidad por haberse fraguado bajo el régimen de Pinochet?

-No tiene por qué borrar algo que se hizo en un gobierno que a uno no le gusta por distintas razones, que pueden ser justificadas, como lo podría ser el tratamiento de los derechos humanos a las personas que fueron derrotadas por el gobierno militar en el Golpe. No hay por qué creer que todo lo que se hizo ahí fue malo y borrarlo de un plumazo, porque se hizo en esa época. Chile no puede darse el lujo de cambiar hacia dónde va el péndulo del pensamiento económico y político, cambiando todo lo que se hizo antes. Eso sería muy caro para el país.

Los críticos señalan que el modelo neoliberal que se adoptó, si bien le ha permitido a la población mayor acceso a bienes, eso ha sido a costa de altos niveles de endeudamiento y de una pobreza encubierta.

-Mucha gente adelantó consumo gracias a la posibilidad de endeudamiento. El endeudamiento en créditos hipotecarios con los bancos es más racional en las tasas y se puede hacer gracias a las AFP. En los créditos del comercio con las tarjetas de crédito no pasa lo mismo, y eso es porque hay un alto porcentaje de gente que no paga y les cobran a los que pagan los pagos de quienes no lo hacen. Es indudable que en Chile se le pasó la mano a la gente en cuanto a su endeudamiento. Si las tasas fueran las que corresponden y hubiese una perspectiva de estabilidad en el empleo y crecimiento de los ingresos, no tiene nada de malo haberse endeudado de una casa propia. Para eso existen los créditos y habría que darle gracias al sistema neoliberal que permite estos créditos de largo plazo.

El otro gran cuestionamiento al modelo es que se mantienen en la sociedad chilena altos niveles de desigualdad. ¿Requería mejoramientos?

-Este es un proceso que requiere perfeccionamientos continuos. Son muy importantes las políticas públicas que pueda hacer un Estado moderno, con personas que puedan plantear cambios a través de procesos legislativos. Me parece que en el gobierno anterior del Presidente Piñera y en el actual, se han querido hacer muchas correcciones en la lógica económica, pero en el Congreso se han abordado con la misma lógica que se está ocupando con el tema de la Constitución: “No me gusta, porque lo está planteando la derecha”. Lo mismo ha pasado al revés. Ha faltado un diálogo técnico, centrado en los conceptos económicos y sociales, generado por las universidades.

¿Comparte la crítica respecto a que las posiciones de poder en Chile, especialmente en el mundo privado, suelen estar ocupadas por un círculo acotado, donde no se favorece la movilidad social?

-En Chile existen los pitutos, y mucho más los pitutos políticos para entrar al sector público, que en el mundo privado. Las empresas no se fijan mucho en eso y contratan a las personas que tengan más conocimientos y experiencia, porque les cuesta caro pagarle a alguien que no les sirve, lo que es financiado del bolsillo del dueño. No así en el Estado.

Aunque en Chile se haya hecho todo bien, siempre habrá un grupo de gente que cree que podría haberse ahorrado el esfuerzo y sacrificio que hicieron algunos que hoy tienen mayores ingresos que ellos. A nadie se le puede olvidar que a Chile le falta mucho para ser desarrollado, no solo en el ámbito económico.

¿Y qué opina de casos de empresarios que han cometido delitos económicos y que han recibido multas menores a los beneficios que obtuvieron? ¿Entiende el malestar que eso provoca en la gente?

-¿Usted cree que con las multas que les pasaron pensarán en reincidir? Les aplicaron la legislación que hay en Chile, con las multas más altas que se permite. Si se hubiesen aplicado buenas políticas públicas antes, se podría haber cambiado el destino de estos casos.

El miedo constitucional de una parte del empresariado

Usted ha planteado que se pueden solucionar los problemas reales de la sociedad con buenas políticas públicas. ¿Atenta contra eso la actual desligitimación del mundo político?

-La política es el sector más desprestigiado y, algunos de ellos, por Dios que se lo merecen. Sin embargo, son los políticos los que harán los cambios. Si se llegara a formar una convención constituyente o mixta, serán los mismos partidos políticos y cúpulas los que nombrarán a los miembros.

¿No vale, entonces, impulsar un proyecto constitucional participativo y más legítimo, como plantea un sector y, en caso de no gustar su resultado, rechazarlo en el plebiscito de salida?

-El problema es el tiempo que tardará todo eso, que será en total por lo menos dos años. A partir del plebiscito (de hoy) empezará la incertidumbre respecto a lo que viene. Hay quienes quieren una nueva Constitución a partir de una hoja en blanco y tampoco se sabe quiénes la van a redactar. Si hay 155 personas citadas a redactarla, ¿cómo lo harán? Citar a ese tremendo grupo para mí no tiene ningún justificativo.

¿Por qué dijo en su carta que Chile va a ser más pobre y habrá más delincuencia?

-El estallido social ya generó un problema serio y luego vino la pandemia, la que implicó pérdida de empleo, quiebra de empresas a nivel generalizado y un endeudamiento de país alto, que ya está llegando a 50% del PIB. ¿Qué pasa si al cabo de dos años no gusta el resultado constitucional y salen a quemar locales? Tiene que pasar tiempo para que el comerciante chico o mediano agarre confianza. En las empresas grandes el panorama es peor, porque este es un país que se transformó con más problemas de los que había antes, con mayor incertidumbre constitucional, donde no está claro qué pasará con los derechos de propiedad, con el Banco Central independiente o con los derechos de propiedad del agua.

Dado ello, ¿cree que los empresarios puedan sacar sus inversiones hacia el extranjero si gana el Apruebo?

-De todas maneras. Creo que eso ya está pasando. Los empresarios chilenos han sido exitosos, porque han sido capaces de prever el futuro y porque toman buenas decisiones. Cuando los empresarios ven que hay riesgos y se acuerdan que en la época de la Unidad Popular (UP) se tomaban los fundos, las empresas y donde muchos perdieron todo, dicen “a ver, y si esto vuelve a Chile, ¿yo voy a ser tan gil de poner mi plata ahora, si estoy viendo que vamos para allá?”.

¿Efectivamente está el temor, en cierta parte del empresariado, de que se pueda volver a la época de la UP?

-Aunque no es nuestro caso, ya que hemos seguido invirtiendo en forma importante después del 15 de noviembre y hasta hace muy poco, existe ese temor en cierta parte del empresariado de que se pueda volver a la época de la UP, no me cabe ninguna duda. Porque en el fondo, cuando te embarcas en un proceso de cambio de Constitución y eso se hace a través de una asamblea constituyente, a la gente se le viene a la memoria lo que pasó en Venezuela hace poco tiempo. Pasaron exactamente las mismas cosas que en Chile en la época de la Unidad Popular. En Venezuela pasaron por un proceso constituyente igual al que se está planteando acá.

¿Eso significa que planes ya trazados de grandes inversiones se puedan ver detenidos?

-Por supuesto que se detienen y se espera con la plata afuera, viendo lo que vaya a pasar. Eso seguro que está pasando ahora. Pasará que la recontratación de gente por parte de las empresas privadas va a ser mucho menor y más lenta de lo que el Estado espera, por muchos incentivos que den. A mí me pueden decir que me van a pagar el 10% o 30% de cada empleado nuevo joven, pero primero tengo que decidir si con el 70% del costo de mano de obra me arriesgo al resto, si puedo perder todo. Desgraciadamente, los empresarios se quemaron con agua caliente en la época de la Unidad Popular. Ahora no creo que estén dispuestos a correr ningún riesgo de ese tipo.

En tal contexto, ¿cómo ve además el buen posicionamiento del alcalde Daniel Jadue, del PC, en los sondeos presidenciales?

-Imagínese lo que pasaría ahí. No sólo me preocuparía a mí, sino que a cualquiera que quisiera invertir. No seríamos bienvenidos.

¿Cuál cree que será el resultado del plebiscito?

-Soy lo peor para hacer pronósticos de este tipo. Por lo que se dice, debería haber una amplia mayoría en favor del Apruebo -dado que la mayoría cree que les va a cambiar su vida votando así-. Pero por el otro lado, hay gente seria en Chile y que sabe que esto no es tan así. No hay que olvidar que el Presidente Piñera fue electo con el 55% de los votos. En esa oportunidad creo que la gente votó por la derecha, porque se asustó con las caídas del ingreso y lo mal que se estaba dando la economía en la época final de la Presidenta Bachelet. La gente pensó que Piñera sería una especie de Superman de la economía.

¿Y el Presidente no ha sido un Superman de la economía…?

-No le ha mejorado la situación económica a la gente, pero en parte importante porque el Congreso se ha preocupado que así no sea.

¿Cómo evalúa la gestión de Piñera?

-La gente tuvo expectativas muy superiores. El problema del 18-O lo golpeó muy fuerte como Presidente, tanto que casi lo echan. No es que hayan planificado sacar a Piñera con el golpe del 18-O, pero de a poco se fueron dando las condiciones. ‘La gente está asustada, molesta, la aprobación es baja, qué tal si aprovechamos el vuelito y lo echamos’, habrán pensado algunos. Piñera es un tipo bien intencionado, pero que ha estado demasiado preocupado de su imagen y no quiere pasar a la historia como alguien que no le importaron los derechos humanos.

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