Lo que se juega la economía de Estados Unidos con la elección entre Harris y Trump
La elección presidencial que mide este martes a Kamala Harris y a Donald Trump enfrentará dos programas económicos con distinto efecto en los mercados.
El martes próximo se enfrentan dos miradas de las políticas económicas totalmente distintas. Mientras Trump promete una baja generalizada de los impuestos a personas y empresas, prorizar la generación de energía a partir de combustibles fósiles y un alza agresiva de aranceles a productos chinos, Harris plantea subir la carga tributaria corporativa, frenar la especulación de los precios de los alimentos y dar impulso a las energías renovables. Sin embargo, ambos coinciden en otra cosa: no tienen planes para “apretarse el cinturón” en términos fiscales.
Kamala harris
Progresista y con foco en clase media
La demócrata y actual vicepresidenta de EE.UU. aspira a ser la primera mujer en ocupar el máximo sillón de la Casa Blanca, algo que no pudo lograr en 2016 Hillary Clinton, derrotada precisamente por Donald Trump. Su campaña ha estado enfocada en la clase media norteamericana y las pequeñas empresas, las que han sido golpeadas por los efectos de la pandemia y la guerra en Ucrania. Además, ha defendido los derechos sindicales de los trabajadores. Antes de ser la vicepresidenta, Harris había defendido posturas más progresistas en materia de salud e impuestos que sus pares demócratas lo que, según analistas, podría verse plasmado en su eventual gobierno. Desde que era senadora, ha apoyado el derecho de las mujeres a acceder al aborto legal y seguro. Para esta campaña eligió a un reconocido progresista, el gobernador de Minnesota, Tim Walz, como compañero de fórmula.
Alza de impuestos a mayores ingresos
Una de las banderas clave de su campaña apunta a mejorar el tratamiento impositivo de las familias trabajadoras en Estados Unidos. Es así como ha propuesto recortes fiscales para ayudar a la clase media a hacer frente a gastos como el cuidado de niños y la educación. Durante el discurso de lanzamiento de su candidatura dijo que aprobaría “un recorte de impuestos que beneficiará a más de 100 millones de estadounidenses”. Asimismo, planteó multiplicar por 10 la deducción fiscal para las nuevas pequeñas empresas.
Como fórmula para financiar estas ayudas fiscales, Harris ha propuesto aumentar los impuestos a las personas con mayores ingresos y las grandes empresas. En concreto, ha planteado aumentar la tasa de impuestos corporativos desde un 21%, establecida en 2017 por el anterior gobierno de Trump, a un 28%.
Comercio exterior y su postura con China
* El mayor competidor de Estados Unidos en materia de comercio exterior ha estado permanentemente presente en las campañas de los candidatos a la Casa Blanca. Lejos de la postura más extrema que ha mostrado Trump, Harris ha tratado de tener una posición más flexible con China en materia de comercio exterior, en medio de la decisión de la carta demócrata de restaurar el liderazgo estadounidense en la escena mundial.
Si bien Harris ha defendido imponer aranceles a algunas importaciones chinas, como la de vehículos eléctricos, también ha rechazado aumento de aranceles generalizados de manera de evitar que un alza de precios internos termine por afectar a la población. Durante la campaña presidencial, Trump ha cuestionado a Harris por la espiral inflacionaria generada durante el mandato de Biden.
Defensora del medioambiente y promotora de la electromovilidad
* Fiel a su estilo progresista, Kamala Harris ha puesto el tema ambiental como una de las claves de su programa. Durante la campaña, ha prometido convertir a Estados Unidos en líder mundial en la lucha contra el cambio climático mediante la inversión en energías renovables. Desde su época como fiscal general de California ha abogado por leyes estrictas que protejan el medioambiente y hoy, a diferencia de su contendor, es firme partidaria de los vehículos eléctricos. Sin embargo, durante la campaña Harris cambiado de posición respecto del fracking, la cuestionada técnica para producir la mayor parte del petróleo y el gas de Estados Unidos y que tiene a ese país como líder en la producción mundial. “Como Presidenta, no prohibiré el fracking”, ha dicho la vicepresidenta.
Partidaria del fin a especulación de los precios de alimentos
* En lo que es una de las medidas más controversiales de su programa económico, la actual vicepresidenta de EE.UU. apunta a terminar con lo que denomina la especulación en los precios de los alimentos. En medio de los duros efectos de la alta inflación durante los últimos años en el consumo de la familia estadounidense, Harris ha propuesto una prohibición federal a la especulación de precios de los alimentos y sanciones para castigar a las empresas que aumentan injustamente los valores de estos productos. Si bien se ha evitado hablar de “fijación de precios”, la carta demócrata ha entrado en la polémica con los más puristas partidarios del libre mercado en el país norteamericano.
Sin embargo, la medida sería de difícil implementación, dado que en teoría aplicaría sólo para situaciones económicas y sociales extremas.
Donald Trump
El republicano del voto popular
* Apoyado fuertemente por hombres blancos con visión protestante o católica, la campaña de Trump ha estado enfocada en ese perfil de votantes que comulga con los símbolos del “patriotismo americano” y que lo ha acompañado en las dos últimas elecciones en EE.UU. Sin embargo, a medida que la elección avanza, el candidato republicano ha intentado con algunos tropiezos acercarse al clave voto latino, donde Kamala Harris tiene fuerte presencia. De hecho, en las últimas semanas ha moderado su perfil contra la inmigración y ha evitado hablar de la mayor “deportación de la historia”. Para los analistas esta idea de Trump podría tener consecuencias complejas para la economía, ya que buena parte del mercado laboral y de la productividad de EE.UU. se basa en trabajadores que han llegado desde otras partes del mundo.
Baja de impuestos a las empresas
* Ha sido una de sus emblemáticas batallas durante sus campañas a la Casa Blanca. Su cercanía con las grandes empresas lo llevó a bajar la tasa de impuesto corporativo del 35% al 21% durante su primera administración como parte de su Ley de Recortes de Impuestos y Empleos de 2017. Esta vez Trump va más allá y promete bajar la tasa del impuesto corporativo al 15%, pero solo para las empresas que fabriquen sus productos en EE.UU., junto a otros beneficios fiscales al mundo privado. Durante la campaña también ha propuesto eliminar los impuestos federales sobre las propinas, el pago de horas extras y beneficios del Seguro Social, y ha deslizado sus intenciones de eliminar el impuesto a la renta. Sin embargo, los analistas reparan en que las medidas impositivas requieren aprobación del Congreso, lo que es difícil de conseguir aun cuando el Partido Republicano llegue al poder.
El riesgo de más gasto y déficit fiscal
* Si bien ambas candidaturas no planean “apretarse el cinturón” en materia de gasto fiscal durante los próximos cuatro años, el programa económico de Donald Trump es el que más riesgos presenta para la economía norteamericana, por las posibilidades de un fuerte aumento del déficit fiscal y la deuda pública, coinciden los analistas.
Los indicadores de déficit (cerca del 8% del PIB) y de deuda (sobre el 100% del PIB) en la mayor economía del planeta son una de las preocupaciones que ha mostrado el mercado financiero mundial.
Las promesas de rebajas generalizadas de impuestos para personas y empresas y los dudosos efectos de la propuesta de aumento de aranceles han despertado las alertas entre los economistas.
Escéptico del cambio climático y a favor de combustibles fósiles
* En materia ambiental, Donald Trump no ha tenido dobles lecturas. En numerosas ocasiones ha negado la existencia de la crisis climática, lo que le ha valido fuertes enfrentamientos con la comunidad científica. De hecho, durante su anterior mandato se retiró del Acuerdo de París contra el cambio climático.
En diversos encuentros con sus electores se ha lanzado contra las políticas climáticas de Biden, ha ironizado con los efectos de las energías limpias y ha rechazado el avance hacia la electromovilidad, lo que es una postura contraria a la de Harris.
También ha prometido priorizar la generación de energía a partir de combustibles fósiles, como el petróleo, y debilitar las agencias medioambientales, lo que le ha valido el fuerte apoyo de la industria petrolera.
Aranceles del 60% a productos chinos
* En su afán de proteger la industria manufacturera local, Trump ha prometido añadir aranceles de hasta el 20% a cada importación extranjera que ingrese al país y también ha dicho que subirá este impuesto a las internaciones desde el extranjero a un 100% a los países que se no usen el dólar estadounidense en su economía.
Sin embargo, su principal bandera de lucha ha sido en contra de las importaciones de origen chino, las que han provocado una fuerte competencia para los productores locales. Trump, que en su anterior gobierno ya había decretado restricciones al comercio exterior desde ese país, pretende aumentar dichos aranceles a un 60%.
La carta republicana ha dicho que los mayores ingresos derivados de este aumento de aranceles compensarían las promesas de rebajas de impuestos.
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