Mercado laboral: una rectificación no hace verano

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A mediados de este año el Banco Central planteó dudas respecto de las mediciones oficiales del mercado laboral, y resaltó "la importancia de complementar la información de encuestas con datos administrativos".

El mensaje era que los instrumentos con los que se suele evaluar la situación de este mercado parecían estar enfrentando problemas metodológicos.

El INE reaccionó a estas dudas y la semana pasada dio a conocer una revisión de las cifras históricas del Índice de Remuneraciones, uno de los indicadores cuestionados.

De acuerdo con lo informado por la institución, la falta de un protocolo de rectificación de cifras redundó en que los errores de medición -que en la variación mensual podían ser de magnitud acotada- se fueran acumulando mes a mes, con lo que la variación interanual habría estado subestimada entre 0,4 y 1,9 puntos porcentuales en los registros desde julio de 2017 hasta agosto pasado.

Al comparar la serie rectificada con la información anterior, se obtiene que el año pasado los salarios habrían crecido 5,7% nominal -versus el 4,3% previamente informado- mientras que entre enero y agosto de 2018 la expansión habría sido de 4,7% en vez de 3%. Aunque se registra un mayor dinamismo, todavía los salarios muestran, con vaivenes, una tendencia a la desaceleración desde diciembre del año pasado.

La corrección despeja algunas de las interrogantes sobre las remuneraciones, pero el empleo se mantiene rezagado.

De hecho, en septiembre se expandió solo 0,5% año contra año, la menor tasa desde que se actualizara la encuesta en 2010, y el componente asalariado privado, que había repuntado a comienzos de año, se ha tendido a moderar.

En la primera parte del año, los datos de cotizantes de AFP y Seguro de Cesantía mostraban un crecimiento algo más robusto. Pero en los últimos meses, si bien crecen más que lo reportado por el INE, su ritmo de expansión ha retrocedido.

Es sabido que la encuesta de empleo tiene falencias, por cuanto su marco muestral está pendiente de actualizar con la nueva información censal. Por lo mismo, los datos administrativos seguirán siendo una referencia útil para evaluar el estado del mercado laboral.

Sin embargo, debemos recordar que estos también tienen una serie de limitaciones: capturan solo el empleo formal, dependen del comportamiento de pago de cotizaciones, y se conocen con un rezago mayor a dos meses. Así, es importante ponderar cada fuente de información en su justo mérito.

Más allá de la corrección de las remuneraciones y de las discrepancias entre algunos indicadores de empleo, lo concreto es que el mercado laboral aún se muestra rezagado respecto de la actividad. Lo anterior se refleja, por ejemplo, en las expectativas de los hogares, que se han moderado en los últimos meses según se desprende de las encuestas de Adimark y Cadem.

El propio Banco Central, en su último Informe de Percepción de Negocios, señaló que las empresas reconocen que las presiones salariales están contenidas.

Un mercado laboral más robusto será clave para que el consumo aporte de manera perdurable al dinamismo de la actividad y para que la inflación se mantenga de manera sostenible en torno a la meta de 3%.

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