Presidente de BlackRock, la mayor gestora de fondos del mundo, ve posibles “desajustes de liquidez” por crisis bancaria en EEUU

FILE PHOTO: Laurence Fink

Larry Fink dijo que, tras años de bajas tasas de interés, algunos propietarios de activos aumentaron sus posiciones en inversiones líquidas, buscando mayores rendimientos, y ahora enfrentan riesgos de un desajuste de liquidez, especialmente aquellos con carteras apalancadas.


El presidente ejecutivo de BlackRock, Laurence Fink, advirtió este miércoles de que el sector bancario estadounidense sigue en peligro, en medio de la crisis que desató la incautación de activos del Silicon Valley Bank y del Signature Bank, dos bancos regionales de la primera economía global, y pronosticó más inflación y subidas de las tasas de interés.

Fink, bautizado como el “hombre más poderoso de la Bolsa” por liderar la mayor gestora de inversiones del mundo, con más de US$10 billones bajo administración, describió la situación financiera como el “precio del dinero fácil”.

En su carta anual dirigida a inversionistas, Fink señaló que desde la crisis financiera mundial de 2008 “los mercados se definieron por una política fiscal y monetaria extraordinariamente agresiva”, dando como resultado un alza de la inflación “hasta niveles no vistos desde la década de 1980″.

“Para luchar contra esta inflación, la Reserva Federal subió los tipos el año pasado casi 500 puntos básicos. Este es uno de los precios que ya estamos pagando por años de dinero fácil, y ha sido la primera ficha de dominó en caer”, planteó, agregando que “algo más tenía que ceder” mientras se elevaban los tipos de interés, dejando “al descubierto las grietas del sistema financiero”.

“Es demasiado pronto para saber el alcance de los daños. Hasta ahora, la respuesta reguladora ha sido rápida y las medidas decisivas han contribuido a evitar los riesgos de contagio. Pero los mercados siguen en vilo. ¿Serán los desajustes entre activos y pasivos la segunda ficha del dominó en caer?”, planteó en su misiva Fink.

Y aunque señaló que “aún no sabemos si las consecuencias del dinero fácil y de los cambios normativos se extenderán en cascada por todo el sector bancario regional estadounidense”, sí planteó que “parece inevitable que algunos bancos tengan que reducir sus préstamos para apuntalar sus balances, y es probable que veamos normas de capital más estrictas para los bancos”.

En esa línea, afirmó que “aún podría caer una tercera ficha del dominó”, ya que “además de los desajustes de duración, es posible que ahora también veamos desajustes de liquidez”.

“Años de tipos bajos han llevado a algunos propietarios de activos a aumentar sus compromisos con inversiones ilíquidas, cambiando menor liquidez por mayor rentabilidad. Ahora existe el riesgo de un desajuste de liquidez para estos propietarios de activos, especialmente aquellos con carteras apalancadas”, planteó Fink.

En esa línea, afirmó que la inflación seguirá siendo elevada, situación que mantendrá a la Reserva Federal “centrada en combatirla y continuará subiendo los tipos”.

En su análisis, agregó que el sistema financiero “es claramente más fuerte que en 2008″, pero notó que “las herramientas monetarias y fiscales de que disponen los responsables políticos y los reguladores para hacer frente a la crisis actual son limitadas, especialmente con un gobierno dividido en Estados Unidos”, por lo que alertó que los gobiernos “no pueden mantener los recientes niveles de gasto fiscal y los déficits de décadas anteriores” bajo el escenario actual.

Economía de la fragmentación

Fink ahondó en su previsiones sobre las dinámicas inflacionarias. En la misiva, apuntó que existen “cambios dramáticos los mercados financieros” que están ocurriendo “al mismo tiempo que cambios igualmente dramáticos en el panorama de la economía mundial, todo lo cual mantendrá elevada la inflación durante más tiempo”.

En su análisis, los cambios que ha experimentado la globalización, asociados a la guerra en Ucrania, venían desarrollándose al menos desde 2017, con el Brexit como ejemplo. Sin embargo, la pandemia aceleró las medidas proteccionistas, buscando remodelar las cadenas de suministro y hacerlas más resistentes y volverlas menos dependientes de las tensiones geopolíticas.

“Estos cambios están dando lugar a una economía mundial menos integrada y más fragmentada. Los líderes de los sectores público y privado están esencialmente intercambiando eficiencia y menores costes por resistencia y seguridad nacional. Es una política pública comprensible”, resumió.

Agregó que la búsqueda de los gobiernos por producir “componentes críticos dentro de sus fronteras” llevará a que el capital “no se asignará necesariamente a las empresas que ofrezcan el máximo rendimiento del mercado, independientemente de su ubicación”.

“Esto puede producir mejores resultados de seguridad nacional con cadenas de suministro más resistentes y seguras. Pero a corto plazo, los efectos son altamente inflacionistas. Este equilibrio entre precio y seguridad es una de las razones por las que creo que la inflación persistirá y será más difícil de controlar a largo plazo para los bancos centrales”, enfatizó Fink.

Con ello, aseguró que “es más probable que la inflación se mantenga más cerca del 3,5% o el 4% en los próximos años”, lo que significa el doble de la meta establecida por la Reserva Federal.

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