Salida de capitales se acelera en 2024 y tras el estallido acumula más de US$22 mil millones
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De acuerdo a cifras del Banco Central, el año pasado salieron de Chile recursos de personas y empresas no financieras por US$1.981 millones. Si bien es un aumento en relación al 2023, se ubica muy por debajo de los peaks de los años 2020 y 2021.
La salida de capitales fue un tema que se comenzó a instalar en el país tras el estallido social y la pandemia del Covid-19. Uno de los primeros en poner el foco en esa situación fue el ese entonces presidente del Banco Central, Mario Marcel, quien en una presentación que hizo ante la Comisión de Constitución de la Cámara, a mediados del 2021, expuso sobre los efectos que los retiros de los fondos de pensiones estaban generando en la economía. Y alertó que se trataba de recursos en su mayoría de personas y empresas no financieras.
Para los economistas y expertos tributarios, los acontecimientos del 18-O y días posteriores, además del clima que se generó en el país, son una razón fundamental que explica la irrupción que se produjo de capitales yéndose fuera del territorio nacional.
Y los datos refrendan esa apreciación: el primer impacto se produjo el primer semestre de 2020. En dicho periodo salieron recursos que excluyen a empresas financieras, como bancos o los movimientos de las AFP, por US$7.389 millones y el año terminó con un monto de US$9.691 millones. Esto marcó un peak desde al menos los últimos 18 años. Al año siguiente, en 2021, fueron otros US$7.064 millones los capitales que salieron de Chile. Se trató de un ejercicio marcado por la elección de convencionales constituyentes y por el inicio de su trabajo para el primer proceso de redactar una nueva Constitución. En 2022 el flujo bajó a US$3.133 millones y en 2023 a solo US$696 millones.
Sin embargo, el año pasado la salida de capitales nuevamente se aceleró, aunque lejos de los récords de 2020 y 2021. De acuerdo a los registros preliminares del Banco Central, en 2024 se fueron del país recursos por US$1.981 millones. Con ello, desde 2020 a la fecha, ya son US$22.564 millones los que han salido de Chile.
Otra forma de cuantificar el fenómeno es analizando los promedios. En los últimos cinco años, es decir, desde 2020 a 2024 salieron del país capitales por US$4.500 millones promedio anual, mientras que en los 17 años previos al estallido social, esto es entre 2003 y 2019, el promedio fue de US$1.375 millones anuales. Es decir, el flujo se triplicó.
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La definición clásica señala que los cambios relevantes en los flujos de salida de capitales se asocian a cuando activos y/o dinero se movilizan rápidamente de un país, debido a un suceso con implicancias económicas, como por ejemplo el alza de impuestos sobre el capital, o eventos del escenario político y social de un país que alteran las expectativas de los inversionistas.
En Chile, desde 2020 a la fecha, la incertidumbre económica ha ido bajando a niveles prepandemia. Los ruidos políticos como los procesos constitucionales se cerraron y la reforma tributaria original que pretendía impulsar el gobierno se diluyó y dio paso al pacto fiscal, descartando un alza en la carga tributaria. En lo más reciente se logró un acuerdo por la reforma previsional y el Congreso la aprobó con votos de todos los sectores políticos.
En ese sentido, para algunos economistas, con el registro de 2024 se está de vuelta en el periodo 2004-2018, con un promedio de US$2.000 millones al año, y por lo mismo estiman que estos niveles se mantengan durante los próximos años.
Andrés Alessandri, socio de Mena Alessandri & Asociados, afirma que “es probable que en el futuro se mantengan altos niveles de inversión en el extranjero. Si bien un cambio de gobierno podría mejorar las condiciones para la inversión y en consecuencia atraer más inversión chilena, no creo que en el corto plazo se modifique sustancialmente la tendencia de destinar parte importante de los ahorros líquidos a inversiones en el extranjero”.
Javiera Campos, directora de Tributación Internacional de CCL Auditores Consultores, plantea que “si bien esta tendencia se aceleró en el año 2019 con hitos como el estallido social, me parece claro que ya se trata de una tendencia de largo plazo que llegó para quedarse”. Ahí menciona que “la apertura del mercado, acceso rápido y conveniente a plataformas, bancos y asesores de inversión han facilitado que muchos contribuyentes que tenían un perfil de inversión más tradicional se atrevieran a invertir en el extranjero, lo que sin duda se ha acrecentado por la pérdida de competitividad tributaria, continuas reformas y sensación de una menor seguridad interna en el país en una época de malos resultados económicos”.
El economista jefe de Bci, Sergio Lehmann, apunta que “tras el estallido social se reconoció el valor de mantener un portafolio bien diversificado, con posiciones relevantes en el exterior”. Para Lehmann, “el marcado sesgo que hasta ese entonces había por invertir en el país, a diferencia del resto de las economías emergentes, se perdió. Esta es la tónica que se sostendrá en lo que viene, tras reconocerse los beneficios de ello”.
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