Sebastián Edwards: “El Banco Central volverá a bajar la tasa, pero lo correcto sería (...) hacer una pausa en las siguientes reuniones de política monetaria”

Seminario Moneda Asset Management
Sebastián Edwards, economista y académico.

El economista aborda los efectos de la guerra en Israel para la economía chilena y la mundial. “Si se amplía o generaliza, si Irán se involucra directamente, si EE.UU. utiliza algunos de los activos que movilizó al Mediterráneo oriental, el conflicto puede estallar y tener grandes y negativos efectos sobre la economía global”, sostiene el académico de la U. de California en EE.UU. De momento, plantea que “podemos pensar en un dólar más caro, un cobre más bajo y una tasa del bono del Tesoro de 10 años levemente menor”.


Ad portas de viajar desde Los Angeles, California, a Washington DC para presentar su nuevo libro “The Chile Project: The story of the Chicago boys and the downfall of the Neoliberalism”, el economista y académico Sebastián Edwards no sólo se interna en las consecuencias que traerá para Chile y el mundo la guerra en Israel, sino que también aborda la trama política que hay detrás de las reformas a nivel local y el diseño de una nueva Constitución.

“Las condiciones globales sugieren que las tasas de interés en Chile se mantendrán altas por un mayor tiempo, y el peso mostrará debilidades. Aun así, no creo que esto afecte la próxima movida del Banco Central. El Banco Central volverá a bajar la tasa, pero lo correcto sería tomar una actitud prudente y hacer una pausa en las siguientes reuniones de política monetaria”, afirma Edwards, quien también lanza sus dardos al actual gobierno de Gabriel Boric: “Se recordará como una gran oportunidad perdida”, sentencia.

¿Cómo afectará a la economía mundial la crisis en Israel y una eventual agudización y ampliación del conflicto?

-Sorprendentemente, los mercados globales han reaccionado en forma cautelosa. No hemos visto grandes reacciones o cambios en variables claves. Esto significa que el mercado aún cree que el conflicto seguirá restringido geográficamente. Pero la situación es muy inestable y frágil. Si se amplía o generaliza, si Irán se involucra directamente, si los Estados Unidos utiliza algunos de los activos que movilizó al Mediterráneo oriental, el conflicto puede estallar y tener grandes y negativos efectos sobre la economía global. Otros márgenes peligrosos, que pueden generalizar el conflicto, tienen que ver con Hezbolá en el Líbano y sus ataques en la frontera norte de Israel, y con Irán.

¿Cómo se manifestaría en la economía una agudización del conflicto?

-En las fases iniciales, el efecto principal es que los inversionistas globales buscan una “bahía segura”. Vale decir, mueven sus fondos a jurisdicciones estables, donde el Estado de derecho es robusto, alejadas del conflicto bélico, y donde las instituciones financieras se perciben como seguras. En todos los conflictos anteriores de los últimos 50 años, esa bahía segura la ha proporcionado Estados Unidos. Si los fondos se mueven masivamente a Estados Unidos, suceden dos cosas: sube el precio del dólar y sube el precio de los bonos del Tesoro. Hemos visto ambas tendencias en los últimos días. Un dólar más alto en el mercado global tiene, generalmente, un efecto negativo sobre el precio de los commodities, incluyendo el cobre. Vale decir, como primer nivel podemos pensar en un dólar más caro, un cobre más bajo y una tasa de interés del bono del Tesoro de 10 años levemente menor. Ahora, este último efecto -el comportamiento de tasas de interés- se ve complicado por las noticias más o menos decepcionantes sobre la inflación en Estados Unidos que se entregaron el jueves. Es posible que la Reserva Federal vuelva a subir la tasa de política en los próximos meses.

¿En qué pie encuentra este conflicto en Israel a la economía mundial, teniendo en cuenta la ralentización del crecimiento en China y la posibilidad de una nueva alza de tasas en Estados Unidos?

-El conflicto estalla en el momento en que queda claro que aún hay presiones inflacionarias. En los últimos días se entregaron dos datos relevantes. Primero, el mercado laboral en Estados Unidos sigue muy dinámico, indicando que la economía sigue algo sobrecalentada. Esto le preocupa a la Reserva Federal. Segundo, los datos del jueves confirman que la inflación es más rebelde de lo que los optimistas creían y que la Reserva Federal no bajará las tasas en el futuro cercano, a no ser que haya una hecatombe financiera a nivel mundial como consecuencia de la guerra.

¿Cuál será la próxima decisión de la Reserva Federal, una nueva alza?

-Es muy probable, aunque no es seguro. Lo que sí está claro es que en este momento el debate es si la tasa se mantendrá en 5,5% por un periodo largo -6 a 9 meses-, o si es necesaria un alza adicional. Uno de los principales efectos de mantener la tasa alta -o de subirla- es que fortalece al dólar en los mercados globales. Un dólar fuerte significa un peso débil. Es algo que afecta a Chile directamente.

¿El panorama económico mundial se pone más cuesta arriba para Chile? ¿Afectará la meta de inflación y el ritmo de baja de tasas del Banco Central?

-Chile es una economía muy abierta y lo que pasa en el mundo nos afecta siempre. Las condiciones globales sugieren que las tasas de interés en Chile se mantendrán altas por un mayor tiempo, y el peso mostrará debilidades. Aun así, no creo que esto afecte la próxima movida del Banco Central. El Banco Central volverá a bajar la tasa, pero lo correcto sería tomar una actitud prudente y hacer una pausa en las siguientes reuniones de política monetaria.

Dado el complejo panorama internacional, la incertidumbre constitucional y de reformas, y la debilidad de la inversión, ¿es posible que tengamos en Chile un periodo 2024-2025 más frío de crecimiento económico que lo que se está proyectando?

-La economía chilena está en problemas serios. Estos problemas son producto de lo que pasa en el país, de las políticas de gobierno, del impasse constitucional, de las dudas sobre la idoneidad de funcionarios y exfuncionarios, como Giorgio Jackson (exministro de Desarrollo Social), Miguel Crispi (actual jefe del Segundo Piso en La Moneda) y Javiera Martínez (directora de Presupuestos), entre otros. Las penurias económicas chilenas, el crecimiento nulo, la falta de inversión, el alto desempleo y la paralización de proyectos son producto de la abulia y la falta de decisiones correctas en el país. Definitivamente, no son producto del entorno global. Es absurdo e incorrecto echarle la culpa al empedrado. No se puede usar la guerra de Israel para justificar la falta de dinamismo de la economía chilena.

“Oportunidad perdida”

¿Las reformas tributaria y de pensiones están muertas o tendremos una versión licuada de ellas?

-Espero que haya algún avance, pero se ve difícil. El gobierno, y especialmente la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, ha tenido una actitud majadera y poco realista, con lo que arriesga que nuevamente nos quedemos sin solucionar los problemas centrales del sistema de pensiones. La discusión está entrampada por cuestiones ideológicas y por temas de semántica. Los inversionistas extranjeros con los que hablo no lo entienden y no lo pueden creer. Habiendo dicho eso, hay ideas interesantes que han salido de grupos más pequeños, como Demócratas, donde destacan la idea de bajar la edad de cálculo de la pensión y sumar un seguro de longevidad. El problema es que el gobierno no ha querido darles la importancia que tienen.

¿Cree posible que haya un acuerdo transversal en materia de nueva Constitución? ¿Cuál es su pronóstico para el plebiscito de diciembre?

-Las dificultades para lograr un acuerdo constitucional amplio y muy mayoritario son un lastre para el país. Los políticos de ambos lados parecen no entender que sus acciones tienen consecuencias reales, que la parálisis política afecta las inversiones y la reputación del país, que cada vez somos vistos como un país más mediocre, un país que ha perdido el rumbo, un país que marcha a destiempo y contra la corriente de los países modernos y avanzados. Y esto no es solo en economía, sino que también en política internacional y diplomacia. La lentitud y las medias aguas con las que se reaccionó ante la masacre en el sur de Israel son inauditas. En un país normal serían causal de despido al más alto nivel de la Cancillería. Pero en Chile, nada pasa.

A pocos meses de cumplir la mitad de su mandato, ¿cómo cree que será recordado el gobierno de Gabriel Boric?

-El gobierno de Boric se recordará como una gran oportunidad perdida, como un momento en el que se pudo haber cambiado la dinámica política y social del país, pero no se hizo; como una época en la que primó la falta de rigor, la improvisación, la laxitud ética, las niñerías, los símbolos frívolos y vacíos. Será recordado como una gran decepción. Habiendo dicho lo anterior, quiero enfatizar que aún quedan dos años y que todavía hay tiempo para rectificaciones y para enmendar el rumbo. Podría hacerse, pero lo veo difícil.

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