Senadores de la Comisión de Trabajo alistan debate por 40 horas y oposición pondrá foco en flexibilidad y sectores específicos

El gobierno ingresó las indicaciones al proyecto de ley que reduce la jornada laboral de 45 a 40 horas y el próximo miércoles, la Comisión de Trabajo comenzará a analizarlo, puesto que el Ejecutivo le puso suma urgencia.

En lo central, las modificaciones fijan una gradualidad de cinco años para todo tipo de empresas. Así, la primera rebaja a 44 horas se materializaría al primer año de publicado el proyecto de ley, a 42 horas semanales se efectuaría a partir del tercer año y la rebaja a 40 horas estaría vigente al quinto año de publicada la ley. En la iniciativa también se incluye la regulación de las jornadas especiales como la de las trabajadoras de casas particulares, los trabajadores de mar y aplicaciones digitales entre otras.

Ante la discusión que se avecina, los senadores que integran dicha comisión entregaron sus primeros lineamientos sobre la temática. Desde la oposición afirman que el foco de su análisis estará puesto en medidas de adaptabilidad y cómo aplicaría para algunos sectores puntuales como la agricultura o el turismo. En el oficialismo lo ven como una necesidad de avanzar para entregarle una mejor calidad de vida a los trabajadores.

Entre los aspectos positivos que le ven al proyecto es la gradualidad de cinco años y que se haya buscado un acuerdo entre los trabajadores y empresarios.

El presidente de la Comisión de Trabajo del Senado, Luciano Cruz-Coke, (Evópoli) valora, en primer lugar, que se haya mejorado la propuesta que se aprobó en la Cámara de Diputados, que era “muy precario”. En este punto relevó el rol que ha jugado la ministra del Trabajo, Jeannette Jara, quien juntó a los distintos actores, tanto del mundo del trabajo como del empresariado.

Entre los aspectos positivos, el legislador sostiene que el plazo de cinco años “parece adecuado, puesto que permite analizar anualmente los efectos que va teniendo principalmente en materia de salarios, productividad y empleo”. Por ello, dice que a medida que se vaya reduciendo la jornada se podrá ir evaluando qué impacto genera en la economía.

Para Cruz Coke, los puntos que se deben revisar y “tratar con cuidado es cómo se regularán algunos sectores como la agricultura y el turismo, ya que por su naturaleza tiene que tener una jornada continua y por eso hay que entrar en el detalle de cada indicación”.

Rodrigo Galilea, senador RN, afirma que “existe la voluntad de avanzar hacia una jornada de 40 horas, puesto que la experiencia internacional va en esa dirección. “El desafío es llegar a una mejor compatibilización de trabajo y tiempo libre”, comenta. Califica como “prudente” el plazo de 5 años, para que las empresas se vayan adaptando.

Desde el oficialismo, el senador PS, Gastón Saavedra, indica que “se verán beneficiados 4 millones y medio de trabajadores permitiéndole tener una mejor calidad de vida”. Puntualiza que “hubo un trabajo pre legislativo que debemos respaldar” y destaca “el elemento de gradualidad, puesto que permite un período de adaptación para las empresas”.

Donde hay mayores reparos entre los legisladores de oposición es en que no perciben que se haya incorporado adecuadamente los elementos de flexibilidad. Por ello, afirman que será una materia a analizar en el debate. De hecho, el senador UDI, Iván Moreira, dice que se reunirán con el resto de los senadores de la oposición que integran esta instancia legislativa para estudiar en detalle las indicaciones. “Hace falta mayor flexibilidad”, enfatiza Moreira.

En este punto el mismo legislador comenta que “vamos a recibir a todos los sectores para ver qué les parece estas modificaciones, sectores como turismo, los hoteleros y gastronómicos para ver qué impacto puede generar”.

“Me parece que todo aquellos que apunte a la flexibilidad, la adaptabilidad es algo que como comisión debemos abordar”, dice Cruz Coke especificando que se buscará que se establezcan jornadas mensuales, bimensuales o trimestrales. Visión similar es la que entrega Galilea. “Lo que más eché de menos es la opción de flexibilidad laboral, estableciendo jornadas que no se miden semalmene, sino que bimensual o trimestral”.