Solo el 20% de los inmigrantes trabaja en empleos calificados
De acuerdo a un informe de Clapes-UC sobre los inmigrantes que trabajan en el país, esto no se debe a la falta de preparación que puedan tener los extranjeros, sino que a un problema administrativo, ya que el proceso de validación es engorroso. El actual proyecto de ley sobre migraciones aborda este aspecto, abriendo el proceso de convalidación a todas las universidades que se encuentren acreditadas en Chile por más de seis años.
El gobierno sigue el proceso de elaboración del diseño para aplicar la visa de oportunidades laborales, la cual busca ordenar la llegada de la fuerza de trabajo de inmigrantes. Este cambio de política responde a la masiva llegada de extranjeros hacia el país. Si en 2006 la población de inmigrantes era de 154.643 personas, lo que equivalía a 1% de la población, en 2017 la cifra se elevó considerablemente, llegando a las 746 mil, es decir, el 4,4% del total de habitantes.
En términos de entrega de visas laborales, las cifras también muestran una tendencia alcista: si en 2010 se entregaron 32.416 permisos laborales, en 2014 la cifra escaló más de 100%, hasta llegar a las 66.608. En 2015 se produjo una aceleración, subiendo 30% en un año, con un total de 86.854, mientras que en tres años avanzó 66,7%, llegando a 144.819 visas.
Esa es la cantidad, pero ¿cuál es la calidad del empleo que realizan los foráneos? De acuerdo con un estudio de Clapes-UC, los datos reflejan que el 78% trabaja en empleos no calificados, mientras que solo un 20% lo hace en trabajos calificados.
En el desglose, el 11,3% se desempeña en el grupo de profesionales, científicos e intelectuales; 6,8% como técnico o profesional de nivel medio, y el 2,1% está en el grupo de altos directivos o miembros del Poder Ejecutivo. En tanto, el 33,6% labora en empleos no calificados; el 19,8% lo hace en la categoría de servicios o vendedores; 11,1% en el área de operarios y artesanos, 7,1% como empleado de oficina y el 6,4% como operador de maquinarias.
De acuerdo con Urzúa y Bravo, esto se debe, en buena parte, a que una porción mayor de trabajadores inmigrantes, en comparación a los nacidos en Chile, está subutilizado por competencias. Para confirmar dicha hipótesis basta considerar que entre los trabajadores que tienen educación superior completa, al trimestre marzo-mayo 2018, el 27,7% de los chilenos se encontraba trabajando en los grupos ocupacionales de mediana o baja calificación, mientras que entre los inmigrantes dicha cifra era de 47%. "Esta situación puede causar un perjuicio a nuestro país, toda vez que impide el aprovechamiento integral del aporte del capital humano de los inmigrantes a la economía", sostiene el reporte.
Todo esto se da en un escenario donde se muestra que los ciudadanos foráneos cuentan con mayores años de escolaridad y títulos profesionales, sin embargo, se desempeñan en funciones no calificadas. En concreto, según el informe, entre la población de 18 años y más, los inmigrantes cuentan, en promedio, con 12,6 años de escolaridad, mientras que entre los nacidos en Chile dicha cifra era de 11 años. "Cuando se descompone la población de 19 años o más por lugar de nacimiento según nivel educacional, se aprecia que el porcentaje entre los inmigrantes es superior a los nacidos en Chile en el nivel de enseñanza media completa y en el de educación superior completa", señala el informe elaborado por los investigadores de Clapes-UC, Sergio Urzúa y Juan Bravo.
De hecho, según el reporte, el 39,3% de los inmigrantes tiene educación secundaria completa, frente al 30,4% de los nacionales. En términos de educación superior, el 27,2% de los extranjeros cuenta con un título profesional, frente al 17,8% de los chilenos. Pese a esto, los inmigrantes tienen menores grados de inserción en empleos de alta calificación.
Agilizar proceso de convalidación de títulos
Uno de los elementos que contribuyen a dicha situación es el proceso de validación de títulos, que hoy en Chile es un trámite muy engorroso. En este sentido, resalta el documento de Clapes-UC, es necesario ampliar la atribución de reconocimiento a otras universidades, ya que hoy está radicado en forma exclusiva en la Universidad de Chile. De esta manera se evitaría que los inmigrantes profesionales tengan que desempeñarse en trabajos de baja calificación por motivos burocráticos. El actual proyecto de ley sobre migraciones aborda este aspecto, abriendo el proceso de convalidación a todas las universidades que se encuentren acreditadas en Chile por más de seis años o en el tramo equivalente de acreditación, las que tendrán la atribución de revalidar y convalidar títulos obtenidos en el extranjero.
En el informe se sugiere la incorporación de reglas automáticas para agilizar los procesos de homologación y convalidación de títulos, utilizando reglas claras basadas en criterios externos predefinidos, por ejemplo, mediante ranking de universidades.
Otro elemento estructural que afecta los niveles de subempleo por competencias es la falta de adecuación de la oferta educacional con las necesidades del mercado laboral. En este sentido, Clapes-UC puntualiza que la nueva institucionalidad migratoria que se propone instaurar en el proyecto de ley, esto es, un Servicio Nacional de Migraciones y un Consejo de Política Migratoria, podría tener un rol relevante en esta materia si pusiera a disposición de los inmigrantes información sobre las carreras y ocupaciones con mayor demanda en el mercado laboral y cuáles se encuentran saturadas, incluyendo información sobre remuneraciones promedio, entre otros.
Cambio en la fuerza laboral
Cuando se analiza la procedencia de los ocupados extranjeros que trabajan en Chile, el informe señala que Perú, Colombia, Venezuela, Bolivia y Haití encabezan la lista. No obstante, al hacer un zoom, uno de los elementos recientes de mayor notoriedad es la incorporación al mercado laboral de las comunidades colombiana, venezolana y haitiana en un período corto de tiempo. Si a comienzos de 2013 virtualmente no había haitianos en el mercado laboral chileno, en el tercer trimestre de 2014 estos ya representaban más del 1% del total de trabajadores inmigrantes, alcanzando 8,4% de participación al trimestre marzo-mayo de 2018. De esta manera, se posicionaron como el quinto país más importante de procedencia del empleo inmigrante, desplazando a Argentina al sexto lugar.
Algo similar ocurrió con Venezuela: si al primer trimestre de 2017 representaban el 3,3% del empleo inmigrante, ahora, en el trimestre marzo-mayo 2018, ascendió a 13,3%, posicionándose en el tercer lugar de procedencia de trabajadores extranjeros.
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