Stephany Griffith-Jones, consejera del Banco Central: “Hay que empezar a bajar las tasas apenas se pueda”
Próxima a cumplir un año en su cargo, se declara un poco más “paloma” en política monetaria y, en esa línea, revela que fue ella la que planteó evaluar un recorte del tipo de interés ya en enero pasado, y que hoy es más “optimista que el promedio del consejo” del ente rector en cuanto a que la inflación bajará luego. Además, no esquiva dar su visión política del gobierno de Boric -con quien colaboró en segunda vuelta-, señalando que “ha tenido logros importantes, que no son suficientemente apreciados”, y haciendo notar que la administración de Piñera “fue mucho menos prudente en lo fiscal”.
Con una impronta algo distinta a la que habitualmente tienen los consejeros del Banco Central (BC) en Chile, Stephany Griffith-Jones está ad portas de cumplir un año en el consejo del instituto emisor, donde fue nombrada por el expresidente Sebastián Piñera para completar el período de Mario Marcel -cuando este se fue al Ministerio de Hacienda-, que concluye en diciembre de 2025.
Con una trayectoria como académica y consultora internacional, reconoce que extraña la libertad de poder opinar como antes, pese a lo cual en esta entrevista no se inhibe para ahondar en algunos temas más que sus pares, revelando los matices de su visión en materia de inflación y tipos de interés que la llevaron a plantear que se analizara un recorte de tasas ya en la Reunión de Política Monetaria de enero pasado, y entrando en la arena política al valorar lo realizado por el gobierno de Gabriel Boric hasta ahora, con quien colaboró en la segunda vuelta presidencial.
Si bien resalta la importancia de lograr controlar la inflación, transmite su convicción de que ello ocurrirá luego y enfatiza en la necesidad de que apenas eso se materialice, “hay que empezar a bajar la tasa lo antes posible”.
En lo personal, cuenta que no fue fácil su traslado a Chile desde Inglaterra, donde llevaba viviendo más de 40 años y donde probablemente volverá cuando cese su cargo, porque allá quedó su familia, aunque su marido ha estado unos cinco meses y medio acá como part-time y ella viajó para allá un mes en octubre. De todos modos, se declara muy contenta en el país, en especial “por la calidez y preocupación” de sus cercanos.
En su último Informe de Política Monetaria, el BC planteó que va a costar más consolidar el retroceso de la inflación y que la tasa se va a mantener por más tiempo en 11,25%. ¿Usted suscribe 100% ese escenario o tiene matices?
-En el consejo del BC tenemos matices, pero estamos muy de acuerdo en el objetivo final que es bajar la inflación lo más rápido posible. Diría que hay diferencias tácticas, donde yo soy un poco más optimista que el promedio del consejo, en términos de que la inflación sí va a bajar luego.
¿Y en qué se basa para ello?
-El peso se ha apreciado bastante, con un fortalecimiento de 16% desde octubre de 2022 a la fecha, y todavía no se ha notado ese efecto en una menor inflación, pero es claro que va a venir. Se suma a eso la baja importante de los costos de transporte internacionales, la caída de los precios de los alimentos a nivel mundial y el del petróleo, si bien ahora se ha devuelto algo. Por último, también han descendido en forma relevante los salarios reales. En general, hay varios factores de costos que apuntan a que la inflación realmente va a ceder, y ya lo está haciendo, porque estuvo a más de 14% en 12 meses y ahora está en 11,1%. Y ya estamos proyectando que a partir de mayo volvería a un dígito.
Las actas de la Reunión de Política Monetaria (RPM) de enero revelan que un consejero planteó evaluar una baja de la tasa, si bien al final la decisión unánime fue mantenerla en 11,25%. ¿Fue usted esa persona?
-Sí. Quería que discutiéramos esa opción y la conveniencia de pensar en ella. Sin embargo, en la RPM de abril no insistí en ello, ya que habían cambiado algunos datos. Pero mi visión es que cuando ya estemos más seguros del control de la inflación hay que empezar a bajar la tasa lo antes posible. Puede ser inicialmente en una magnitud pequeña para ir testeando.
¿Le preocupa el riesgo de un sobreajuste en la economía si se demoran demasiado en comenzar a relajar la política monetaria?
-Yo estoy preocupada de los rezagos de la política monetaria. De la misma manera en que este BC empezó tempranamente a subir las tasas y eso fue una cosa positiva, pero que ha tenido efectos más lentos en actuar, si la inflación empieza a caer más rápido es necesario bajar las tasas, porque eso también va a tener un impacto rezagado. Entonces, hay que empezar a bajar las tasas apenas se pueda, porque el costo del crédito para las empresas, sobre todo las pymes, y también para las personas, sobre todo las más modestas, es muy alto.
Y al revés, ¿no le preocupa apurarse en bajar las tasas? ¿Son similares hoy ambos riesgos?
-Creo que hoy tanto los riesgos de la inflación como de la política monetaria son simétricos. En materia de inflación versus la información que teníamos en enero, vemos ahora una mayor rebeldía de la subyacente. Pero, por otro lado, está el efecto de los problemas bancarios en EE.UU. y Europa. Conversé al respecto con el profesor (Joseph) Stiglitz, con quien tuve el privilegio de trabajar, y él dice que podría ser un impacto equivalente a subir 100 puntos base la tasa de EE.UU. Pero nadie sabe con certeza, por lo que hay que seguir monitoreando.
Sobre la tasa, está también el debate de si uno espera más y cuando actúe la baja en mayor medida, o empezar antes, pero de a poquito. ¿Y usted ahí es partidaria de lo segundo?
-Así es. Me parece más apto para ir viendo cómo reacciona el mercado. Y es una posición que puede ser útil, sobre todo para nosotros que estamos con una tasa tan por sobre la de equilibrio. Además, si la inflación sigue cayendo como proyectamos, lo que sucederá es que la tasa real va a estar subiendo.
Por todo lo que ha dicho aquí, ¿se define más como un halcón (hawkish) o como una paloma (dovish) en política monetaria?
-En principio diría que soy un poquito más dovish, por una cuestión de énfasis. Yo siempre he sido muy crítica de la inflación y del daño que provoca. De hecho, mi tesis de doctorado fue sobre eso: una crítica a las políticas macroeconómicas que generaban inflación. Pero también estoy muy preocupada del crecimiento y del empleo, y de que la inflación no caiga por debajo de la meta, entonces por ahí puedo ser un poquito más dovish.
¿Podemos ver menos unanimidad en las votaciones futuras del consejo por las tasas?
-Puede ser, pero va a depender de lo que pase y de cómo se interprete. Ahora, en general, las diferencias tampoco son tan grandes, estamos hablando de 25 puntos base. Claramente no es que alguien diga “no importa la inflación”. Una buena noticia reciente es que las expectativas de inflación a dos años en la encuesta EEE del BC ya están ancladas de vuelta en 3%.
El BC también ha dicho que queda ajuste de la economía este año y que podría seguir hacia 2024, mientras el ministro Marcel insiste en que lo peor ya pasó. ¿Dos visiones distintas?
-No, porque si uno mira las proyecciones de cada uno, son muy parecidas. Al igual que en el consejo del BC, puede haber matices de interpretación, en parte dados por sus roles y mandatos distintos. Hoy el BC aparece muy centrado en el control de una inflación aún bastante alta, mientras el ministro de Hacienda tiene una visión más amplia; pero no veo tensión entre ambos, porque existe la debida coordinación entre las políticas fiscal y monetaria.
El ministro ha emitido algunas opiniones sobre las tasas, ¿no les molesta?
-A mí no me molesta. Creo que él, en general, ha sido muy prudente, muy respetuoso y habla bien del Banco Central. Fue presidente del BC y respeta totalmente su autonomía.
El aumento del salario mínimo de 22% que habría de aquí a julio de 2024, ¿puede tener algún impacto en el ajuste y en la inflación?
-Es algo a evaluar. En principio, el número de personas que recibe el salario mínimo es acotado, pero se debe ver si puede tener un efecto más general sobre el nivel de los salarios. Lo que a mí me preocupa mucho más son eventuales nuevos retiros, porque ahí sí que ya sabemos que tienen un efecto muy inflacionario. Además, debilitan el mercado de capitales.
Pese a que usted estuvo por el Apruebo en el proceso constitucional anterior, ¿reconoce que el triunfo del Rechazo ha sido una buena noticia para la economía?
-Claro, la incertidumbre económica bajó. Nos ayuda con el tipo de cambio, con el costo de endeudamiento y ha sido bien positivo desde ese punto de vista, pero no sé si será lo mismo a largo plazo. Va a depender de lo que salga del nuevo proceso constitucional.
Usted colaboró con Gabriel Boric en la segunda vuelta presidencial, ¿cómo evalúa la marcha del gobierno en su primer año?
-No puedo opinar mucho por nuestro rol autónomo, pero creo que ha tenido logros importantes, que no son suficientemente apreciados. En lo que es mi competencia está la política fiscal, que ha sido un gran activo. En el pasado más lejano, los gobiernos de izquierda eran más populistas, pero tanto el Presidente Boric como el ministro Marcel han sido muy claros en la prudencia fiscal, y han hecho una reducción del gasto y del déficit fiscal muy fuerte, lo que ha ayudado mucho a la economía y a la baja de la inflación. Y ahí se produce un poco una paradoja, porque el gobierno del expresidente Piñera que era de derecha -aunque, claro, en medio de la crisis del Covid-, fue mucho menos prudente en lo fiscal.
¿Pero no considera que han tenido también fuertes tropiezos y muchas complicaciones para gobernar y manejar el Estado?
-No usaría fuertes tropiezos. Diría que todo gobierno tiene problemas, y aquí ha habido alguna gente que eran brillantes académicos, pero que no tenían tanta experiencia de gobierno, entonces han cometido algunos errores. Pero yo creo que eso está muy magnificado, y que varias otras cosas han andado bien, como la inversión extranjera, por ejemplo.
Hay quienes suman a la inexperiencia una cierta soberbia que también ha dificultado la labor del gobierno. ¿Advierte algo de eso?
-A mí no me ha tocado. Siempre he visto como escuchan con atención. Cuando participé en el grupo de segunda vuelta, en el comando consideraron lo que nosotros dijimos y modificaron incluso el programa. O sea, mi experiencia en ese sentido fue positiva.
¿Podrá sacar adelante sus reformas y, desde esa perspectiva, cómo ve el futuro del país?
-A mí me molesta un poco la actitud que hay en Chile, pero también en el mundo, de polarizar las cosas. Es importante que al gobierno le vaya bien para que el país salga adelante. A veces hay muchas críticas a cosas chicas y obviamente nadie es perfecto. Además, en ese sentido, el Presidente Boric ha sido bien humilde y ha reconocido errores pasados. Entonces, en el caso de las reformas, como el gobierno no tiene mayoría en el Congreso, debe buscar acuerdos, y si eso se logra, al menos en algunas, alentará la economía y será bueno para el país. Soy optimista que si nos dejamos de pelear y somos prácticos y trabajamos juntos, Chile puede tener un futuro muy bueno.
“Echo de menos la libertad que uno tiene como académico de decir exactamente lo que piensa, cuando quiere”
A principios de mayo, cumple un año como consejera. ¿Cómo ha sido este aterrizaje en el Banco Central (BC)?
-La gente en el BC es encantadora y profesionalmente muy buena, por lo que ha sido bien grato e interesante este primer año, aunque con mucho trabajo, porque hemos tenido que enfrentar un shock tras otro y es una gran responsabilidad. Me llevo muy bien con mis colegas del consejo; no necesariamente estamos de acuerdo en todo, pero siempre trabajamos de forma muy colegiada.
Usted es una persona de izquierda, ¿cómo ha sido trabajar con consejeros de derecha?
-Cuando era joven en Chile, gente más de izquierda que yo me decía que tenía una desviación socialdemócrata. Efectivamente, soy más bien de centroizquierda. Ahora, he encontrado que trabajar con gente de otras ideas políticas en el consejo del BC es más fácil de lo que yo pensaba, porque gran parte de las discusiones son puramente técnicas, y por lo general las diferencias que tenemos no son por nuestra sensibilidad política.
No responden al eje izquierda- derecha.
-Así es. En algunas ocasiones tal vez un poco, pero en las cosas más importantes no y buscamos acuerdos bastante consensuados. Puede haber diferencias de enfoque económico, pero eso es sano, porque enriquece la discusión y mejora las decisiones.
¿Cómo evalúa el liderazgo de Rosanna Costa al mando del BC, considerando que es la primera mujer en Chile en ocupar el cargo?
-Acaba de ocurrir un episodio que me ha hecho aún más cercana a ella en lo humano. En un almuerzo acá con el presidente del BC de Perú, me atoré con un pedazo de carne y ella rápidamente me hizo la maniobra que corresponde para poder expulsarlo, así que potencialmente me pudo haber salvado la vida. En lo profesional, encuentro fantástico que como mujer haya llegado a este cargo y considero que lo hace muy bien. Siempre busca conciliar las posiciones, que es parte de su rol, pero lo realiza muy bien. Es muy trabajadora, domina muy bien los temas y tiene mucha experiencia.
Y en materia de actuaciones públicas, ¿cuánto le ha costado a usted adaptarse al estilo del BC? Decidió dejar de tuitear por un impasse…
-En general, siempre he tenido una relación muy cordial con la prensa. Durante la segunda vuelta presidencial di muchas entrevistas y encontré muy correctos a los periodistas, y eso se ha mantenido después en el BC, aunque aquí he dado menos entrevistas. Echo de menos la libertad mayor que uno tiene como académico de decir exactamente lo que piensa, cuando quiere, pero creo que, en general, ha sido una buena adaptación.
Sin embargo, en agosto de 2022 hizo un llamado a los bancos privados a elevar sus tasas de depósitos y el BC, en un hecho inédito, salió a aclarar que sus dichos no representaban la posición oficial del consejo. ¿Fue un problema de ajuste, le significó una conversación con el consejo?
-Curiosamente, después de eso los bancos subieron las tasas, aunque probablemente no porque yo lo haya dicho. Pero una cosa que se presentó como compleja y conflictiva, en el fondo no lo era, porque lo que yo dije era algo técnico en el contexto de un seminario sobre ahorro. Entonces, fue como que algunos hicieron un problema en una taza de leche.
¿Pero debió responder ante el consejo por ese episodio y cuidar más sus actuaciones públicas?
-Yo no diría que mayormente, tal vez usar un lenguaje un poco más prudente, pero uno tampoco puede dejar de dar su opinión. En ese momento me molesté un poco, pero ya al día siguiente se me había olvidado. Son gajes del oficio. Y mi foco es contribuir al buen desempeño de la economía del país.
¿Influye el venir de afuera y no manejar ciertos códigos, en este caso lo que se estila y no se estila que digan las autoridades del BC?
-Puede ser, pero también le pasa a gente que ha vivido siempre en Chile. De partida, era un seminario interno de las cajas, yo no sabía que había prensa. Pero claro, uno va aprendiendo.P
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