Vittorio Corbo: “Hoy el principal riesgo para Chile es lo que salga de la Convención Constitucional”
El expresidente del Banco Central muestra su alta preocupación por varias de las normas propuestas y aprobadas para la futura Constitución, y anticipa desde ya que votará en contra en el plebiscito de salida, si no resulta “una cosa cuerda”. Sobre el gobierno entrante plantea que debe ajustar su programa y reformas “a la nueva realidad” que significa el shock inflacionario y de demanda de la guerra en Ucrania. Valora la presencia de Mario Marcel como ministro de Hacienda y espera que Boric lo apoye, porque, señala, al mandatario “le conviene que no terminemos con una crisis macroeconómica”.
Para el expresidente del Banco Central, Vittorio Corbo, el riesgo más grande para Chile en este momento se encuentra en el trabajo que está realizando la Convención Constitucional y no en el nuevo gobierno.
Afirma que el peligro “que teníamos de un desborde en el corto plazo se ha moderado significativamente con el ajuste en proceso y con la postura que ha tomado el Presidente Boric, reforzada con el nombramiento de Mario Marcel”. En cambio, varias de las normas aprobadas por las comisiones del órgano redactor de la futura Constitución, como por su pleno, cree que pueden ser muy nocivas para el desarrollo del país.
Respecto de las consecuencias económicas de la guerra en Ucrania, estima que obligarán a la administración entrante a recalibrar sus reformas y, en el caso del Banco Central (BC), a acotar sus nuevas alzas de la tasa de interés a no más de 200 puntos base en total, para situarla en un máximo de 7,5%.
¿Cuál es la situación económica en la que asumió el nuevo gobierno?
-El nuevo gobierno heredó una economía que venía de estar muy sobrecalentada -empujada por la combinación de una política monetaria acomodaticia, generosos apoyos fiscales y sustanciales retiros de fondos previsionales-, que hoy está ajustándose, pero que aún tiene una inflación muy por encima de la meta del BC, a lo que se suma ahora el impacto de la guerra en Ucrania. Una inflación alta daña a los más pobres y, al mismo tiempo, crea mucha incertidumbre, por lo que hay que erradicarla. Entonces, es una situación difícil que requiere un manejo muy cuidadoso, por lo que celebro que Mario Marcel sea el ministro de Hacienda del nuevo gobierno y que el BC siga con un muy buen equipo tras su cambio de presidente y renovación de dos consejeros.
¿Cómo debiera afectar este escenario el programa y las reformas de Boric?
-Creo que el gobierno tiene que redimensionar su programa y ajustarse a la nueva realidad, y ahí un elemento muy importante es que aún el mercado laboral está recuperándose y faltan como 650 mil empleos para recobrar la tasa de participación previa a la crisis y emplear a las nuevas incorporaciones desde entonces. Con el nuevo shock de inflación de los efectos de la guerra habrá presión por compensar, sobre todo, a los más pobres, para lo cual habrá que hacer espacio en el Presupuesto y empezarán los trade off importantes. ¿Vamos a perdonar el CAE, o a ayudar a paliar los efectos de la inflación en los más pobres? Habrá muchas presiones de gastos, lo que para respetar el Presupuesto obligará a tomar decisiones difíciles.
¿Qué espera del manejo de Mario Marcel en ese sentido?
-Marcel tiene un rol clave que jugar y va a introducir realismo. Como ha dicho, está para ayudar a que el programa se lleve a cabo, pero en forma sostenible.
¿Y va a poder contra esas presiones de gasto y contra quieran ir igual adelante con todas las reformas?
-Al Presidente Boric le conviene que no terminemos con una crisis macroeconómica, por lo que espero que lo apoyen. Marcel tiene todas las capacidades y además le ha traído credibilidad al gobierno.
¿En qué reformas debieran avanzar y cuáles pierden espacio en el actual contexto?
-Marcel debiera concentrarse en la reforma tributaria, donde me parece correcta su idea de parcelarla y, sobre todo, en mejorar el ambiente para la inversión y crear condiciones para acelerar el crecimiento. Existe gran incertidumbre interna, con el trabajo de la Convención, y externa, con la invasión de Ucrania, por lo que el gobierno y Marcel deberían contribuir a disminuir la neblina para que mejore el ambiente para emprender e invertir. En la reforma tributaria se va a requerir ser muy cuidadoso, partir por las exenciones, la evasión y ver bien cómo avanzar en los impuestos personales. No puede ser una reforma maximalista, porque eso puede llevar 2 o 3 años en el Congreso y dañar aún más las expectativas y el crecimiento.
El jueves Marcel precisó que ahora su meta de recaudación de la reforma tributaria está más cerca de 4 puntos del PIB, porque incluirán los cambios que hizo el gobierno anterior para financiar la PGU. ¿Ayuda eso?
-Incluso los 4 puntos adicionales deberían ser recalibrados también, sobre todo con una economía que va a crecer poco en estos cuatro años, entre 1 y 2%.
¿Y las otras prioridades cuáles debieran ser?
-Empleo y crecimiento de mediano plazo, y sacar adelante la reforma de pensiones sí o sí, porque ya no se puede seguir postergando sin comprometer las condiciones de vida de los futuros jubilados y la sostenibilidad fiscal.
En materia de empleo, ¿cómo conversa esa necesidad con los proyectos del gobierno de subir a $ 500 mil el salario mínimo y de ir a 40 horas laborales?
-Creo que ambas cosas deberán revisarse, porque no son compatibles con recuperar el empleo que se requiere, si no van acompañadas de un shock de productividad. En lo inmediato, ya es complejo llevar el salario mínimo a los $ 400 mil que se habla para este año. Con el fin de los apoyos por la pandemia hay mucha gente que va a buscar trabajo y eso va a presionar más aún el mercado laboral. Entonces, en este momento priorizaría que la gente no pierda poder adquisitivo y compensar el salario mínimo por inflación, pero ir a $ 400 mil es un aumento de 14%. Eso afectaría mucho a las pymes, mientras no haya reformas profundas que ayuden a aumentar su productividad.
Pero el gobierno ha hablado de darles un subsidio…
-Pero eso tienen que cuadrarlo dentro del Presupuesto y decidir qué otro gasto público cortar a cambio. La magia no existe. Subir el salario es un buen objetivo de mediano plazo, pero vamos haciéndolo cuando avance la productividad, igual que bajar las horas trabajadas. Primero, devolvámosle el trabajo a la gente y avancemos en medidas para mejorar la productividad (capacitación efectiva, competencia, acceso al crédito, reducir sus costos de transacciones en su interacción con el Estado).
¿Cómo evalúa las normas que están saliendo de la Convención Constitucional?
-Me preocupa el tono de la discusión y normas que han salido de las comisiones, como también algunas ya aprobadas por el pleno. Todo lo que tiene que ver con el debilitamiento de la nación, de los partidos políticos, la autonomía política, administrativa y financiera de las regiones, pero por sobre todo, el retroceso en materia de derecho de propiedad y el avance de la idea de estatizar actividades económicas.
Sin embargo, en derecho de propiedad e indemnizaciones, algunos expertos señalan que dejar parte de esa regulación a la ley y no en la Constitución, es el estándar en el mundo.
-Pero acá tenemos la experiencia aún muy reciente de la reforma agraria de los 70, en la cual se pagó con un bono nominal, que al final fue una expropiación casi total. Los países tienen su propia historia. Por ejemplo, hay cosas que no se ponen en la Constitución de EE.UU., pero que allá se respetan, y de hecho su texto es muy corto y de 1787, con acotadas reformas. Pero acá es distinto, y tener un derecho de propiedad fuerte, como en la mayoría de los países exitosos, nos ayudó mucho al progreso de los últimos 30 años.
De todos modos, muchas de esas materias fueron rechazadas y están siendo revisadas. ¿Confía aún en que las cosas más extremas queden de lado?
-Espero, por el bien del país, que las cosas más maximalistas queden en el camino, pero está por verse.
Y si no es así, ¿qué consecuencias tendría para Chile?
-Un escenario muy negativo. Miremos los países que se han movido en esa dirección: un estancamiento permanente, con grandes desequilibrios y una clase media muy frustrada.
¿Usted está en este momento por aprobar o rechazar en el plebiscito de salida?
-No sabemos aún lo que se va a presentar en definitiva, pero si no es una cosa cuerda, voy a votar en contra.
¿El cómo quede la Constitución es hoy el principal riesgo que enfrenta el país?
-Sin duda. Hoy el principal riesgo para Chile es lo que salga de la Convención Constitucional. El riesgo que teníamos de un desborde en el corto plazo se ha moderado significativamente con el ajuste en proceso y con la postura que ha tomado el Presidente Boric, reforzada con el nombramiento de Mario Marcel.
¿Ve a un gobierno menos maximalista?
-Así es, veo un gobierno más realista de acuerdo a las señales dadas hasta ahora por el Presidente Boric. En cambio, lo que están aprobando en la Convención tiene efectos más dañinos a mediano plazo. Entonces, el riesgo más grande para Chile en este momento lo veo en la Convención Constitucional, no en el gobierno. Y el otro riesgo es que la gente se desilusione, porque sus expectativas son muy altas en la mayoría de votantes que apoyó al nuevo gobierno. Esperan que se resuelvan muchos de sus problemas ya.
“La tasa del Banco Central debiese subir no más allá de 7,5% en este ciclo”
A fin de mes el Banco Central (BC) tiene su Reunión de Política Monetaria y presenta el IPoM. ¿Cuánto cambió el escenario con la guerra en Ucrania?
-En el último IPoM teníamos una economía que necesitaba desacelerarse, porque estábamos casi 5 puntos por sobre el PIB potencial, el déficit en cuenta corriente superaba el 8% del PIB y la inflación se había acelerado mucho. Con las alzas de tasas, la incertidumbre política y el ajuste fiscal la economía ya está desacelerándose con contracciones de la actividad en los últimos dos meses. Ahora se agrega un nuevo shock, el de la guerra, que implica alzas del petróleo y de alimentos, pero también efectos en la cadena de abastecimiento, lo que impactará el crecimiento global. El IPoM de marzo, entonces, tiene que digerir estos efectos.
¿En el neto, cómo nos deja?
-La Tasa de Política Monetaria (TPM) todavía es muy baja en su nivel actual de 5,5%, frente a una inflación de 7,8% en 12 meses. Entonces, el BC debe seguir subiendo la tasa para evitar que la expectativas de inflación se sigan desanclando, pero las alzas debieran ser algo más moderadas que las recientes, dado que la economía se está ajustando y que el nuevo shock externo también va a ser contractivo.
A mediados de febrero la presidenta del BC, Rosanna Costa, dijo que tras el elevado IPC de enero se requerían mayores tasas que las contempladas en diciembre. ¿Eso cambió con el conflicto bélico?
-Sí, en esos momentos no teníamos el gran shock de la invasión rusa. Entonces, hay que recalibrar.
¿Volvemos un poco al escenario de tasas de diciembre?
-Efectivamente. Anula un poco la necesidad de ese gran incremento extra del que hablaba Rosanna Costa. Uno no saca beneficios de subir y subir la tasa. Lo que tiene que hacer es subirla para que la inflación no se siga acelerando y retorne a la meta en los próximos 24 meses. Pero ya la economía y la demanda se están desacelerando en Chile y ahora tenemos este nuevo shock de la guerra.
Pero que en lo inmediato también significa más inflación…
-Sí claro, pero el Banco Central debe mirar para adelante, no para atrás. Los instrumentos que tenemos afectan la inflación de 12 meses en adelante. Entonces, no subamos tanto ahora hasta no tener más información sobre los efectos de la invasión rusa.
Entonces, ¿cuánto debiera subir la tasa el BC a fin de mes? Hay quienes prevén 150 puntos base y hasta 175 puntos.
-Eso es demasiado agresivo para la situación de Chile y del mundo hoy. Lo razonable sería subir en torno a otros 100 puntos base la tasa en marzo y no 150 o más.
¿Y hasta cuánto debiera llevarla como máximo, si en marzo queda en 6,5%?
-Si se cumple el Presupuesto fiscal y sin una intensificación de la guerra, yo creo que la tasa del BC debiese subir no más allá de 7,5% en este ciclo. El PIB se contrajo en diciembre -mes contra mes desestacionalizado- y de nuevo en enero. Y ahora tenemos este shock extra. Además, en los próximos años vamos a crecer muy poco. Y claro, en los meses que vienen podemos ver valores superiores de inflación, pero después va a declinar, para converger en los siguientes 24 meses. El ajuste fiscal y estas subidas de tasas van a tener sus efectos.
¿Qué crecimiento del PIB prevé para este año y el próximo?
-Este año veo un crecimiento del PIB de entre 0% y 2%. Y el próximo incluso menos, con la ralentización de las inversiones, dado el tono de las propuestas que se discuten en la Convención. Los inversionistas van a estar muy nerviosos, por lo que habrá un crecimiento muy mediocre. En los cuatro años del nuevo gobierno, siendo optimista, veo una expansión promedio del PIB de entre 1% y 2%. Pero no es culpa de Boric que está recién empezando.
¿Chile arriesga tener una estanflación en 2022?
-El caso de una persona excedida de peso que la ponen a dieta, ¿es desnutrición? Bueno, con Chile lo mismo: nos habíamos excedido y hay que volver al peso normal. El peso normal acá es la capacidad productiva. Si a eso se le quiere llamar estanflación, yo le llamo normalización. Es distinto en países donde el producto está muy por debajo de la capacidad productiva y se contrae por un shock de demanda.
O sea, ¿no es una estanflación?
-No lo es. Es una inflación alta, con una desaceleración de la economía buscada, que puede terminar en algunos trimestres con caídas del PIB, pero que es una inversión para evitar mayor inflación y una crisis futura de balanza de pagos, con efectos nefastos en el bienestar de toda la población.
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