Pasta fashion

pasta

Por Carolina Krümmel




Buscando alternativas de restaurantes conocidos, dado su frecuente aparición en los medios de comunicación, decidimos visitar Pastamore Mercatino Italiano, lugar especializado en la gastronomía de ese país, que está cargo del mediático chef Ennio Carota. Se ubica en el eje vial de Las Tranqueras cercano a Vitacura, y cuenta con una arquitectura moderna. El espacio se caracteriza por incluir entusiastas colores, además de diversos, llamativos y eclécticos adminículos, que alegran el ambiente.

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Este entretenido entorno refleja también la carta, que se caracteriza por presentar, además de una caricatura del chef, alternativas de platos tradicionales de la cultura italiana, los que se clasifican en "antipasti", "pasta", "secondi piatti" y "dolci".

Seleccionamos de antipasto dos clásicos de esta gastronomía: "prosciutto crudo di Parma" ($11.900) y "carpaccio de filetto tartuffo" ($11.400), que nos sirvieron cuando ya terminábamos de degustar los crocantes y alargados grisines que se encontraban a nuestra disposición.

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El "prosciutto crudo di Parma 24 mesi", estaba compuesto sólo por sabrosas y finas láminas de atractivo color, de jamón de Parma de 24 meses de maduración, de aromas complejos, sabor salado intenso, con ligeras notas dulces y alta persistencia en el retrogusto. En cuanto al "carpaccio de filetto tartuffo", este se conformaba por delgadas láminas de filete de res con gotas de limón y aliño, que se deshacían rápidamente en boca. Fueron servidas junto con una mini ensalada de hojas verdes y virutas de queso grana, algo picante. Un huevo pochado con la clara cuajada y la yema jugosa, y notas de aceite de trufa complementaban el plato, aportándole un buen sabor.

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De las variadas alternativas de "pasta", seleccionamos dos especialidades de la casa: "spaguetti alla busara" ($11.800) y "ravioli di ricotta" ($9.800). Ambos platos los sirvieron cuando aún no habíamos terminado nuestros antipastos, por lo que estuvimos un poco complicados dado el tamaño, más bien, pequeño de la mesa. En el primer plato, la pasta fresca que componía cada uno de los gruesos tallarines, que fueron servidos al dente, se acompañaba de una bien preparada salsa de tomate de sabores y aromas característicos, y de frescos y numerosos camarones de buen tamaño y crocante textura.

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El "ravioli di ricotta" presentaba pocas piezas de gran tamaño, de fresca y suave masa, a través de la cual se percibía bien el sabor y la textura del relleno en base a ricota, cuyo sabor se percibe al comienzo en boca, y de espinaca, cuyo sabor se acentúa al final. La rica salsa de tomate también cubría cada una de las piezas de manera generosa y abundante. Las frescas hojas de albahaca que lo decoraban, le aportaban un color y sabor más herbáceo a este plato.

Dentro de las alternativas de "dolci", seleccionamos para degustar dos postres clásicos de la repostería italiana: "affogato al caffe" ($4.200) y "torta alla pistocchi" ($4.600).

Si bien, el "affogato al caffe" se demoró un poco en llegar a la mesa, este postre estaba compuesto por una bola de helado de bocado, dispuesta en un café expreso caliente; una bebida deliciosa, de textura cremosa y suave en parte fría y con un marcada parte caliente, en la cual una mezcla de sabores y contrastes se fusiona, dado en parte a que el café amargo potencia el gusto dulce del helado.

Por otra parte, la "torta alla pistocchi" se conformaba básicamente por un semicírculo de chocolate suave y cremoso, de color oscuro e intenso y persistentes aromas. Una bola de helado de mango sobre una bien lograda lonja de naranja deshidratada y acompañada de una entretenida y bien amarilla salsa de mango con crocantes pepitas horneadas, le aportaban frescor.

Cerramos este almuerzo con un concentrado y aromático "caffe espresso" ($2.500) y un sabroso "cappuccino" ($2.500), los que elegimos entre varios tipos de café e infusiones que ofrecía la carta.

Este restaurante cuenta con platos de gran tamaño y buenas materias primas de recetas italianas y presentación tradicional, sin grandes innovaciones ni sorpresas en los aromas; el sabor y retrogusto. Buena infraestructura y cuenta con estacionamiento en el frontis del restaurant. No estaba presente Don Ennio, por lo que no tuvimos el agrado de compartir con él.

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