Patricio Feres: "En Chile tenemos todas las condiciones para el emprendimiento, pero nos cuesta escalar"

La unión no sólo hace la fuerza. También genera innovación. Al menos esa es la idea de Patricio Feres, gerente de Innovación de Corfo, que reconoce que la única forma de que Chile de un salto cuantitativo en este aspecto, es mediante la cooperación mutua, tanto entre emprendedores, como de parte de la academia, de las políticas públicas y de grandes empresas, como es el caso de Sacyr, con los premios entregados ayer.

Incluso, el trabajo en conjunto también debe traspasar las fronteras. Un ejemplo claro es el anuncio de Corfo a principios de este mes de una iniciativa donde empresas chilenas y europeas realizarán proyectos de innovación en conjunto, cuya convocatoria estará abierta hasta el 25 de enero de 2018, lo que permitirá que compañías chilenas, españolas, francesas, israelíes, checas, suecas y turcas (parte de la Red EUREKA) desarrollen prototipos de innovación, con un financiamiento gubernamental (de estos países) entre 50 y 70% de los proyectos elegidos con un tope de $60 millones.

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Pero cuando hoy todos hablan de innovación, es difícil separar el grano de la paja y reconocer qué foco darle a nivel país, especialmente si viene desde el Estado. Según Feres, la innovación tiene varias acepciones y miradas "pero hay una especie de convergencia en los últimos años, en que tenemos que entenderla como un proceso. Como la capacidad de crear un valor, el cual tiene que tener un diferencial y estar disponible en los mercados", dice el gerente de Innovación de Corfo.

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- Se pensaba en la innovación como en un producto que se hacía una vez y listo. Ahora tiene que ver con un carácter de proceso. Un músculo para desarrollar de manera sistemática diferentes tipos de innovación.

- Se pueden identificar tres componentes relevantes en la innovación. Efectivamente, uno tiene que ver con la novedad, con la tecnología (blanda o dura), pero también hay un segundo pilar que dice relación en cómo se desarrolla y, por último, está el modelo de negocios, para que se transforme en una oferta de valor definitiva. Pero lo que hay que tener claro es que el concepto tecnológico es importante, pero a la hora de despegar se necesita la oferta de valor y el modelo de negocios o sino nunca va a despegar.

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- Primero hay que hacer una diferencia. Un plan de negocios es un modelo integral. Pero en el ámbito de la innovación, no basta sólo con crear valor, sino que además, hay que llevarlo a los mercados y eso tiene que ver con un "modelo". Por ejemplo, según el Global Innovation Index, Chile está entre los primeros 20 países y mejores ecosistemas para hacer innovación y emprendimiento. Y cuando nos comparamos con el resto de Latinoamérica, generalmente estamos primero.

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- Si nos comparamos con los países desarrollados, estamos aún en la medianía. En Chile tenemos todas las condiciones para el emprendimiento, pero nos cuesta escalar. Somos muy fértiles para sembrar y logramos cosechar, pero no sabemos escalar. El otro problema es que, si bien hay un ecosistema de emprendedores, universidades y políticas públicas, hay una tremenda brecha en el rol que están jugando las grandes empresas. Por eso es importante iniciativas como las de Sacyr.

- No es necesariamente desarrollar nuevos negocios, sino crear los ambientes para fomentar emprendimientos e innovaciones que se están haciendo en universidades y startups. Muchas empresas tienen capacidades para hacerlo y generar alianzas con otros actores, para crear soluciones que generen impactos, pero el problema es que las grandes empresas en Chile no están jugando ese partido.

- Así piensan los ejecutivos en Chile. Pero cuando hablas con los de países más desarrollados, a pesar de saber que les va bien, también entienden que necesitan estar preparados para la llegada de competidores y que nadie tiene asegurado el futuro para los próximos cinco años. Y ahí es clave innovar.

- Eso tiene un lado bueno y otro malo. Efectivamente, que sea pequeño, nos dificulta para escalar rápidamente. Pero es muy bueno para probar. O sea, para desarrollar prototipos. Por eso, cualquier innovación que pretenda ser relevante, tiene que pensar en mercados más regionales. Desde ese punto de vista, sectores como el retail, la banca, la minería y el forestal están más llamados a innovar. Chile está jugando un partido que no es local, sino global. Tenemos una paradoja: a nuestro emprendedor les es más fácil probar un proyecto afuera, para después implementarlo acá. Afortunadamente eso está cambiando. A veces es difícil es profeta en la propia tierra.

- En general, todos los países que han desarrollado algo relevante en innovación, tienen un trabajo fuerte desde el Estado. El rol público es muy importante y no tiene que ver con un tema ideológico, sino en la forma en que se hacen las cosas.

- Es un mix de incentivos y beneficios al desarrollador del proyecto de innovación, así como de las capacidades, como está ocurriendo con la energía solar. El apoyo público tiene que tener una estrategia a largo plazo. Además, tenemos que desarrollar el músculo de la voluntad. O sea, promover un ecosistema de innovación que permita que la gente que tiene nuevas ideas, las pueda desarrollar.

- Así es. A nivel internacional, Chile tiene una buena promoción del emprendimiento, pero aún no hemos logrado el impacto en el rol privado, como es en otros países. De ese 0,39%, un 32% corresponde a las grandes empresas. La idea es llegar a los dos tercios, como sucede en países más desarrollado. Además, claro, de poder pasar el 1% del PIB en inversión de innovación en unos cinco años más. Por eso que el rol de las grandes empresas que tienen negocios en Chile, ya sean locales o multinacionales, es tan clave para mejorar la innovación.