Regulación bancaria: señales conflictivas en las reformas




Cuando los reguladores financieros de los 27 países europeos se reunieron en la ciudad suiza de Basilea en septiembre de 2010 y acordaron forzar a los bancos del mundo a tener más y mejor calidad de capital, los banqueros y políticos calificaron el acuerdo como un hito. Se esperaba que el acuerdo, conocido como Basilea III, fuera la primera de muchas medidas hacia un sistema financiero global más seguro, más justo y mejor supervisado y un baluarte contra la repetición de la crisis de 2007-2008.

Dieciocho meses pasaron rápido y no hay progresos muy claros. Si bien todos concuerdan en que los mercados deberían ser más fáciles de monitorear y que ningún banco puede ser "demasiado grande para caer", muchos países están planteando propuestas contradictorias y opuestas en ambos. Incluso en el capital bancario, la unidad se está rompiendo a medida que las autoridades de la Unión Europea, el Reino Unido y EEUU se acusan mutuamente de diluir o retrasar las normas más estrictas.

"La unidad global se nota por su completa ausencia", dice Simon Gleeson, socio de regulación en el bufete de abogados Clifford Chance.

La falta de armonía es confusa y costosa para los bancos, los que están gastando miles de millones de dólares para prepararse y cumplir con las variadas reglas y temen ser incapaces de competir con sus pares menos regulados en otros países.

Mayores aún que las complicaciones para el sector son los costos potenciales para el mundo en general. Se suponía que el replanteamiento de la regulación global evitaría que se repitiera una crisis financiera que diera tal golpe al crecimiento económico que muchos países aún luchan por recuperarse. Pero con el proceso supuestamente coordinado mostrando señales de caer en una lista de tareas pendientes, las reglas parche harían más difícil llegar a todo el mundo para equiparar a compradores con vendedores y prestamistas con ahorradores. En cambio, esto podría frenar la competencia y elevar el costo de todo, desde hipotecas a los complejos contratos de derivados que los gobiernos y las empresas usan para protegerse de las alzas de precios.

Funcionarios en Tokio, Londres y Ottawa ya están advirtiendo que sus mercados de bonos soberanos están amenazados por una regla de EEUU destinada a hacer a los bancos menos riesgosos, y los aseguradores británicos están advirtiendo que una nueva regulación de la UE podría beneficiar a Asia.

Peor, el objetivo final de mejorar la estabilidad financiera podría también quedar fuera de alcance. La cooperación es crucial para dominar los problemas causados por las operaciones de grandes bancos multinacionales y por arbitraje regulatorio, donde los riesgos simplemente se mueven a lo largo de las fronteras nacionales hacia partes menos reguladas del sistema financiero. Justo antes de la crisis financiera, los fondos de cobertura, fondos de mercado monetario y vehículos de propósitos especiales conocidos popularmente como "sombra bancaria" alcanzaron US$50 billones (millones de millones) en activos, un cuarto del sector financiero total, y los problemas en partes del sector oculto ayudaron a arrastrar a los bancos tradicionales. Investigaciones recientes sugieren que el sector oculto ha vuelto a sus niveles pre-crisis.

Algunos reguladores y políticos dicen que el foco en la falta de armonía no deja ver el panorama completo. Desde 2009, los líderes del grupo de los 20 países industrializados y en desarrollo se han reunido anualmente y reafirmado su compromiso con una serie de reformas financieras. La mayoría de los miembros ha presentado propuestas para atar el pago de los ejecutivos al riesgo y forzar los derivados privados -apuestas entre los dos lados en movimientos en tasas de interés e intercambio o el precio de los commodities y garantías- en "centros de intercambio" donde los riesgos pueden ser balanceados y monitoreados de manera más fácil.

En un estudio reciente, Ernst & Young encontró que los grandes bancos japoneses apenas han comenzado sus planes. La UE este mes reconoció que las propuestas en "manejo de crisis y resoluciones bancarias" -prometidas desde el verano boreal pasado- necesitaban más trabajo. Los bancos en EEUU y el Reino Unido están más avanzados pero sus experiencias no son tranquilizadoras.

Los esfuerzos globales por endurecer la regulación también están rompiendo relaciones dentro de la UE. El Reino Unido y Suecia están movilizando a otros países contra el plan de la comisión para evitar que los estados miembros promulguen reglas más estrictas que el estándar de la UE. Además, la Autoridad Bancaria Europea tenía su plan de reconstruir la confianza en los bancos de la eurozona a través de nuevos y estrictos requisitos de capital socavados por los esfuerzos de Francia, Alemania y España para asegurar los cambios que hicieron más fácil para sus bancos cumplir con la norma.

Bancos, corredores y aseguradoras se sienten enterrados en nuevas propuestas. No es sorpresa: el año pasado hubo 14.215 anuncios regulatorios en el mundo -un promedio de 60 en día laboral, de acuerdo a Thomson Reuters.

© The Financial Times Ltd. 2011

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