Rusia y China llegan a un acuerdo para establecer agencia de calificación de rating




Rusia y China acordaron establecer en conjunto una agencia de calificación de rating, a medida que el enfrentamiento entre Moscú y occidente por Ucrania le ha generado un mayor entusiasmo por establecer entidades que puedan reducir su dependencia de EEUU y Europa.

“En un principio, la agencia evaluará proyectos de inversión chino-rusos con la visión de atraer a un número de (inversionistas) países asiáticos”, dijo el ministro de Finanzas de Rusia, Anton Siluanov, en Beijing. “Gradualmente, basándonos en el progreso y la autoridad de esa agencia, creemos que ascenderá a un nivel en el que las opiniones atraigan a otros países”.

El ministerio de Finanzas no entregó detalles sobre el calendario y ni las condiciones detallas para establecer la agencia, pero gente cercana a los planes dijo que era posible incluir a la agencia de rating china Dagong, y a una institución estatal de Rusia.

El grupo de grandes naciones en desarrollo, Brics (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica) ha discutido durante mucho tiempo los planes de levantar su propia agencia de rating, junto a un banco Brics. Los países miembros sostienen que las agencias dominantes S&P, Moody’s y Fitch se enfocan en países desarrollados y que no los evalúan justamente.

Aunque los intentos anteriores de desafiar a los organismos dominantes de occidente han sido lentos en despegar, los observadores en Rusia dicen estar optimistas de que el plan obtenga respaldo y que se amplíe al proyecto Brics en la cumbre del grupo el próximo mes.

“Los últimos eventos en torno a Rusia y Ucrania han tenido un efecto acelerador, ya que las sanciones fomentaron los planes de Rusia de hacerse menos dependiente de occidente”, dijo Chris Weafer, socio en Moscú de Macro Advisory. Cuando la agencia S&P recortó a Rusia en abril al nivel de un escaño sobre basura, a menos de dos meses de la anexión de Crimea, Moscú acusó que había sido por motivaciones políticas.

La acción conjunta de Moscú y Beijing llega tras una serie de iniciativas para profundizar vínculos de comercio bilateral e inversión, que el gobierno de Vladimir Putin ha dicho están muy por detrás de su potencial. Putin presidió en mayo la firma de un acuerdo de oferta de gas por US$400.000 millones a 30 años, en el que la rusa Gazprom y la china CNPC habían regateado décadas.

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