Siria: ¿es esto un cese al fuego?
Ráfagas de fuego crepitaban cerca de la mezquita de al-Omari en Deraa, atemorizando a la multitud mientras otros se aferraban a un convoy de los monitores de paz de la ONU.
A medida que los automóviles se acercaban a los residentes aglutinados en la cuna de la revuelta sangrienta de Siria, un hombre lanzó un escalofriante grito. "Usted me verá en televisión como un mártir. Usted me reconocerá. Le diré adiós. Necesitamos protección internacional".
Luego él y los otros manifestantes se alejaron, dejando pasar a los vehículos por un puesto de control establecido por el Ejército sirio. Un soldado dejó pasar al convoy al otro lado, donde los transeúntes gritaban "Dios es grande" -el significado universal de lucha contra el régimen del presidente Bashar al-Assad.
El inquietante viaje al corazón de la tragedia siria hablaba de desesperación, rebeldía y una situación muy lejana a la tregua demandada hace dos semanas por el Consejo de Seguridad de la ONU y la mediación de Kofi Annan, el ex secretario general de la ONU.
El plan de tregua de Annan es el último esfuerzo internacional para frenar el derramamiento de sangre, entrampado luego de meses de desacuerdos entre los partidarios del régimen sirio en Moscú y Beijing y el Occidente y las capitales del Golfo que quieren forzar la salida de Assad. Miembros del equipo de monitoreo de la ONU, desplegados hasta el momento han visto caos y desesperación en algunos lugares, elevando los temores de que la misión de 300 hombres propuesta por Annan no será suficiente para contener el derramamiento de sangre.
Activistas de la oposición dicen que los leales asesinaron a más de 30 personas en un día en la ciudad central de Hama la semana pasada, mientras la televisión estatal siria dijo que 10 personas murieron en un bombardeo en Damasco el jueves.
"¿Es esto un cese al fuego?" gritaba otro residente de Deraa al convoy de la ONU. "Vamos a seguir con nuestra revolución. Este es un desafío para ustedes, comunidad internacional: proteger a los civiles".
Deraa es la ciudad del sur de Siria donde los arrestos de un grupo de niños por dibujar graffitis contra el gobierno en marzo del año pasado provocaron la protesta popular, una brutal respuesta del gobierno y luego una escalada anti régimen que ha provocado una revolución en el país.
La ONU estima que más de 9.000 civiles han muerto desde entonces, mientras que el régimen sirio -que sostiene que es víctima de un complot apoyado por los intereses extranjeros- plantea que más de 2.000 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto.
Mientras grupos de derecho independientes dicen que las fuerzas del gobierno sirio son responsables de la vasta mayoría de la violencia, la inicialmente pacífica oposición ha tomado un aspecto más militarizado.
Fuera de la ciudad de al-Msaifra cerca de Deraa, un soldado en un puesto de control advirtió que bandas armadas habían estado robando en el área. En la calle principal, una manifestación de cientos de personas gritaba "Dios bendiga al Ejército sirio de Liberación", en honor a la opositora del ejército, cuyos jóvenes miembros se mezclaban entre la multitud con sus rifles.
Muchos soldados del ejército de liberación dijeron que eran desertores del ejército, incluyendo un ex miembro de las fuerzas especiales llamado Abu Wahid, quien tenía una larga hilera de municiones alrededor del cuello y bajo su pecho. Algunos dijeron que habían abandonado el ejército porque se les había ordenado asesinar a los manifestantes. Otros acusaban a las fuerzas del gobierno de asesinar gente y luego les ponían uniformes de ejército para mostrar que la oposición era una fuerza terrorista.
Un hombre educado y elocuente de nombre Amir, rogaba a través de la ventana de su auto por algo que bien sabe estos visitantes no podrían entregar. "Libertad, por favor, cualquier cosa por libertad. Ahora, o después, queremos libertad", agregando una frase que muestra cuán lejos está de su meta. "Para mis hijos, libertad".
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© The Financial Times Ltd, 2011.
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