Trump se reúne con las grandes automotrices de EEUU y aprueba oleoductos




Las regulaciones medioambientales están “fuera de control”, aseguró ayer el presidente de EEUU, Donald Trump, en una reunión con los máximos ejecutivos de las tres principales automotrices del país, a quienes les prometió eliminar obstáculos de regulación medioambiental para los fabricantes y las empresas petroleras.

Líderes de Ford, Fiat Chrysler y General Motors sostuvieron un encuentro con Trump en la Casa Blanca, como parte de una serie de reuniones durante esta semana que apuntan a impulsar el sector manufacturero de EEUU. El presidente reiteró su deseo de reducir las regulaciones, lo que indicaría su voluntad para disminuir las demandas federales de ahorro de combustible.

“Tenemos un impulso muy fuerte para tener plantas automotrices y otras plantas”, dijo Trump a los ejecutivos de automóviles. “Vamos a hacer que el proceso sea mucho más simple para las empresas petroleras y para todos los que deseen hacer negocios en Estados Unidos”.

Los fabricantes de automóviles de Estados Unidos han sido reacios a abrir nuevas plantas en ese país en los últimos años. No obstante, ante los comentarios de Trump han estado promoviendo planes para impulsar los empleos e inversiones en el país, al igual que otras automotrices extranjeras.

De hecho, ayer Toyota anunció que invertirá US$600 millones y añadirá 400 empleos en una planta de ensamblaje en Princeton. La inversión forma parte de un plan de gastos de US$10.000 millones para los próximos cinco años, que la automotriz anunció a principios de este mes, para expandir y modernizar sus fábricas de Estados Unidos, según un comunicado de la compañía, donde precisaron que “este proyecto de expansión es parte de la estrategia de localización de Toyota, que apunta a fabricar los vehículos donde se venden’’.

La decisión de la japonesa se interpretó como una respuesta a Trump, que previo a su asunción criticó a la automotriz por sus planes, anunciados hace 20 meses, de construir una planta en México para complementar la actual producción del modelo en Mississippi. En esa ocasión el ahora mandatario dijo en un tuit que Toyota debía construir la planta en EEUU o pagaría un “gran impuesto fronterizo”.

Plan de infraestructura

Pero Trump no solo ha cumplido su palabra en torno a la industria estadounidense, y sumó anuncios en torno a su plan de infraestructura.

El Jefe de Estado firmó un decreto para acelerar los proyectos de los oleoductos Keystone XL y Dakota Access y garantizar así el uso de acero estadounidense en los conductos construidos en el país.

Trump también dictaminó una orden que acelera la revisión y aprobación medioambiental de proyectos de infraestructura de alta prioridad que espera poner en marcha dentro de su plan para reconstruir aeropuertos, carreteras y puentes en EEUU.

El mandatario dijo a periodistas que van a “renegociar algunos de los términos” del proyecto Keystone XL y “si nos gustan, veremos si podemos construir el oleoducto. Muchos trabajos, 28.000 empleos, grandes trabajos en construcción”.

Agregó que el oleoducto Dakota estará “sujeto a términos y condiciones negociados por nosotros”.

Asimismo, Trump señaló que su decreto sobre los oleoductos le devolverá el trabajo a muchos obreros acereros. “Somos muy insistentes en que si vamos a construir oleoductos en EEUU, los conductos deberían ser construidos en EEUU”, afirmó.

La decisión de Trump se produjo pese a las protestas de ambientalistas y grupos de nativos en Dakota del Norte contra el oleoducto de Energy Transfer Partners, valorado en US$3.800 millones, que transportaría crudo desde la formación petrolera Bakken del estado, a través del Medio Oeste, hasta la Costa del Golfo de México estadounidense.

El oleoducto Keystone XL de Transcanada Corp fue rechazado en 2015, durante el mandato de Barack Obama, después de que los ambientalistas hicieran campaña contra el proyecto por más de siete años.

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