Un antes y un después del Caso Cascada en el mercado




Para los expertos, regular “en caliente” no es aconsejable. Sin embargo, justamente cuando ocurren casos que afectan al mercado, los vacíos regulatorios cobran nitidez.

El mercado chileno sabe de esto. En el último período, ha sido testigo de casos como el de La Polar, el cual levantó la discusión sobre los niveles de regulación en Chile. Sobre distintos frentes, por ejemplo, con respecto a la rigurosidad de los directorios o las auditoras. Un escenario que, independientemente de la agenda que haya tenido la Superintendencia de Valores y Seguros (SVS), sirvió para que ésta emita una norma -resistida por la industria- para elevar las prácticas de los gobiernos corporativos y crear un área especializada para fiscalizar a las empresas de auditoría.

Hoy el “Caso Cascada”, como se denomina a la estructura societaria con la que Julio Ponce posee el 32% de SQM, se ha tomado la contingencia. Un proceso que para algunos es “el mayor escándalo financiero desde la década de los ‘80”, como afirmó hace unos días el presidente de Moneda, Pablo Echeverría. Pero cuyas consecuencias son aún inciertas, aunque ya se han evidenciado algunas.

Tal como ocurrió con La Polar, este caso ha caído como una bomba en el mercado chileno, generando debate sobre los actuales estándares de regulación y autorregulación en Chile. Sin embargo, desde la perspectiva del vaso medio lleno, ha servido para sacar a luz ciertas opacidades que lastran la calidad de la industria financiera doméstica.

REMATES Y OPERACIONES DIRECTAS
Tras conocerse la formulación de cargos por parte de la SVS a Julio Ponce y otros tres ejecutivos ligados a la cascada sobre SQM, parte de la discusión se centró en las operaciones con las que, según presume el regulador, Ponce benefició sociedades personales en perjuicio del interés social de la cascada, muchas de las cuales fueron remates u operaciones directas.

El detalle de la formulación generó efectos inmediatos. El Comité de Buenas Prácticas de las Bolsas de Comercio de Santiago y Electrónica, presidido por el abogado Enrique Barros, anunció un plan de trabajo con el objeto de proponer cambios, por ejemplo, en los tiempos de anuncio para los remates (en la actualidad el mínimo es de 20 horas) o promover que efectivamente haya competencia en las llamadas operaciones directas.

Un guante que lo recogió el propio directorio de la Bolsa de Santiago, el cual formó su Comité Ad Hoc -compuesto por Pablo Yrarrázabal, Juan Andrés Fontaine y Hernán Somerville- con un propósito similar: revisar la actual normativa bursátil.

LA AUTORREGULACIÓN DE LA BOLSA
En el mercado chileno son varios los actores que han manifestado su inquietud por que el concepto de autorregulación no ha sido un mensaje que todavía esté del todo interiorizado en la industria, menos en la bursátil.

De hecho, la misma constitución de un comité paralelo por parte de la bolsa generó críticas, dado que se habrían esperado mayores atribuciones al Comité de Buenas Prácticas. En ese sentido, Alberto Etchegaray, ex titular de la SVS, dijo entonces: “No hay una actitud de hacerse cargo en forma responsable del buen funcionamiento de la industria. En otras jurisdicciones de la OCDE, la actividad de autorregulación es mucho más fuerte”.

Esta tesis es compartida también por Matías Zegers, abogado y director del Centro de Gobiernos Corporativos de la Universidad Católica. A su juicio, uno de los principales desafíos que ha planteado este caso es “el cómo la misma bolsa autorregula sus operaciones, algo en lo que está al debe hace mucho tiempo (...) La bolsa podría haber hecho bastante más, por ejemplo, en generar buenas prácticas de gobiernos corporativos para las sociedades que cotizan en el mercado. Aún hay sociedades que no se convencen de buenas prácticas de gobiernos corporativos, pero la bolsa tampoco lo ha asumido como un desafío ni tampoco predica con el ejemplo”.

CONFLICTOS DE INTERÉS
En octubre pasado la SVS emitió para su consulta una norma que busca transparentar la relación de los corredores de bolsa con sus clientes, una iniciativa que, en concreto, ataca los conflictos de interés en el mercado.

Tópico que justamente salió al ruedo por el Caso Cascada, en particular por la mención que hizo la SVS a la participación de LarrainVial y las sociedades de su presidente, Leonidas Vial, en el “esquema” con que Ponce habría perjudicado a las matrices de SQM.

En la norma, la SVS aborda la relación entre una sociedad relacionada y una corredora de bolsa, pero de modo tangencial, afirmando que “el intermediario debe otorgar siempre un trato equitativo a todos sus clientes y adoptar todas las medidas necesarias para evitar que se beneficie a unos en desmedro de otros”, lo cual genera incertidumbre. Pues en algunas intermediarias, las sociedades relacionadas no son un cliente más, por tanto el trato no es equitativo, sino con protocolos particulares.

Este asunto también llamó la preocupación al presidente del Comité de Buenas Prácticas, quien manifestó que dicha instancia no tenía facultades para fiscalizar operaciones efectuadas por sociedades o entidades vinculadas a las corredoras de bolsa.

DIRECTORES INDEPENDIENTES
Muchas de las operaciones cuestionadas fueron aprobadas por los directores de la cascada sobre SQM, también los independientes.

Hoy varios de estos directores han sido elegidos por el controlador. Recientemente, los votos de Ponce y la abstención de PCS -dueños del otro 30% de SQM- dejaron como director independiente en esta última sociedad a Juan Antonio Guzmán y no a Fernando Cañas, la carta de las AFP. En Norte Grande, la sucesión del sensible fallecimiento de Pablo Lamarca, la tomó Hernán Contreras, también carta del controlador.

El que los directores independientes sean elegidos con votos del controlador genera ruido en el mercado. Ya lo dijo hace unos días el gerente general de AFP Habitat, Cristián Rodríguez, quien manifestó: “La figura del director independiente me parece que es una pésima figura como se hizo en la legislación chilena”.

Al respecto, Luis Hernán Paúl, director del Centro de Gobiernos Corporativos de la Universidad Católica, afirma que podrían requerirse cambios al respecto. “Me hace más sentido, dada la realidad de Chile, que los directores independientes sean elegidos, tal como era hasta pocos años, con los votos de los accionistas minoritarios. En la reforma que se hizo en Chile el 2009, buscando replicar la visión que impera en EEUU, se buscó que los directores independientes fueran independientes de la empresa, pero finalmente se impuso una visión curiosa que hace posible que los directores independientes puedan ser escogidos con los votos de los accionistas controladores, lo cual puede llevar a situaciones en que se presenten claros conflictos de interés. En efecto, un director independiente que fue escogido con los votos del controlador, tiene menor independencia para evaluar una transacción relacionada con el controlador que un director independiente escogido con votos de los accionistas minoritarios”, afirma el experto.

LOS RECURSOS DE LA SVS
Previo a la formulación de cargos, la SVS estuvo más de un año investigando, generando inquietud entre los propios involucrados. Pues los tiempos del regulador en sus procesos de investigación son, en general, más lentos de lo deseado y sus recursos limitados.

En entrevista con Pulso, Guillermo Tagle, socio y director ejecutivo de IM Trust, sostuvo que el regulador podría avanzar en el plano tecnológico. “Existe una dificultad del regulador relativa al seguimiento de transacciones. El mundo se ha puesto muy tecnológico y los volúmenes crecen. Hay plataformas que permiten identificar irregularidades cuando estadísticamente se produce algo fuera de lo común con alguna acción. Todo eso se puede detectar con un sistema que puede dar una alarma, y ésa es una generación a la cual creo tenemos que avanzar”, dijo en junio de este año.

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