Visas: EEUU niega la entrada a los mejores inmigrantes
A los estadounidenses se les ve como obsesionados con el dinero. Pero cuando se trata de inmigración, EEUU parece ser el menos interesado en el dinero en comparación con sus pares. Desde Canadá a Australia, mientras más dinero tienes, más rápido obtienes pasaporte. En Reino Unido, las puertas por largo tiempo han estado abiertas a los oligarcas rusos. En contraste, el sistema de visas estadounidense hace lo posible por alejar a los educados extranjeros mientras en la práctica acepta una descomunal porción de los migrantes pobres del mundo.
En algún minuto de este año, el congreso probablemente duplicará la forma de hacerlo. Enfrentado a la opción entre desacelerar la extinción o la opción de una recuperación electoral, el partido republicano probablemente se sumará a los demócratas para apoyar una propuesta que llevaría a 11 millones de inmigrantes ilegales en EEUU a la legalidad.
Los legisladores buscarán evitar ser acusados de garantizar una "amnistía". Pero eso es lo que sería. Tal acción sería única entre los países ricos (la última amnistía de EEUU fue en 1986). También sería lo correcto.
Pero no es la misma perspectiva que espera a cientos de miles de extranjeros altamente educados que buscarán entrar por su propio camino. El viernes pasado, la administración Obama anunció que la cuota para las visas H1B de este año -el permiso temporal de trabajo para empleados extranjeros calificados- se acabaría dentro de cinco días. En comparación con las 10 semanas que demoró en 2012, el incremento de la semana pasada apuntó a una mejora en la economía de EEUU (y ayudó a contrarrestar el pesimismo por la débil cifra de empleo de marzo).
Pero también subrayó lo absurdo del sistema. Hay 155 millones de personas en la fuerza laboral estadounidense. Sólo se entregan 65 mil visas H1B al año, más otras 20 mil a graduados extranjeros. Si se suman las H1Bs a la cuota anual de green cards -visas de trabajo que pueden llevar a una eventual ciudadanía- EEUU admite sólo a 225 mil trabajadores calificados al año, lo cual es menos de 0,1% de su fuerza laboral. Esto se diferencia del resto de los países ricos. Con menos de un décimo de la población estadounidense, Australia entrega 129 mil green cards al año.
La visa H1B también se las arregla para estorbar prácticamente a todos excepto a aquellos empleados que obtienen la mayor parte de esa cuota. Muchos trabajadores estadounidenses creen que las H1B son entregadas para contratar a la mano de obra barata de India, que a menudo se necesita entrenar antes de ser despedida para reemplazar sus empleos. Y los que tienen la H1B están sujetos a formar un contrato que les prohíbe cambiar de empleador mientras están en EEUU. De manera absurda, a sus cónyuges se les niegan las visas de trabajo y en muchos estados de EEUU no pueden siquiera abrir una cuenta bancaria ni obtener la licencia de conducir. Las mujeres de Arabia Saudita tienen más derechos que esto.
El sistema de green card es incluso más misterioso. Cada país tiene un tope y no puede exceder más de 7% de la cuota total (cerca de 10 mil al año), lo cual significa que los postulantes de países como India y China tienen que esperar por 10 o 15 años para obtener un espacio mientras son confinados a sus trabajos originales y a menudo separados de sus familias. El sistema solía funcionar razonablemente bien. Pero desde el ataque a las torres gemelas, los atrasos han crecido y el proceso se ha vuelto más arbitrario. El resultado neto es un golpe a la competitividad estadounidense.
En 2006, más de la mitad de todas las start-ups de Sillicon Valley fue fundada o co fundada por un emprendedor nacido en India o en China, según Vivek Wadhwa, experto en innovación. Esa porción cayó a 42% en 2011. Mientras, la porción de estudiantes chinos e indios que "fuertemente" quieren permanecer en EEUU es apenas 10%, una fracción de lo que fue alguna vez.
Dadas las escasas probabilidades, la mayoría prefiere arriesgarse de vuelta en casa. El costo de la innovación en EEUU no es menos real por ser gradual. Los graduados nacidos en el exterior son mucho más propensos que los estadounidenses a generar patentes. Desde 2000 la participación de EEUU en las patentes a nivel global ha caído desde 42% a 27%.
En los próximos días, un grupo de senadores publicará su borrador de una propuesta que probablemente será pragmática hacia la mayoría de los inmigrantes indocumentados latinos. Su entrada formal en la fuerza de trabajo también será buena para la economía.
Pero la propuesta probablemente representará una escasa probabilidad de vincular el sistema de inmigración estadounidense a las crecientes presiones de un mundo hiper competitivo. La cuota de H1B probablemente subirá a 115 mil al año. Y la propuesta podría incluir una green card para cualquiera que se gradúe en ciencia, tecnología, ingeniería y matemática. Este sería un progreso real. Pero las cuotas todavía serán pequeñas y los límites anuales seguirá fijándolos Washington. Enfrentados a una opción entre un sistema impulsado por el mercado o sí mismo, Washington se elegirá a sí mismo.
COPY RIGHT FINANCIAL TIMES
© The Financial Times Ltd, 2011.
Comenta
Los comentarios en esta sección son exclusivos para suscriptores. Suscríbete aquí.