El triste final del Suchai 1, el primer satélite fabricado en Chile
Después de seis años en órbita, durante los cuales ha llevado a cabo una serie de experimentos tecnológicos y científicos en el espacio, el primer CubeSat diseñado por estudiantes y académicos de la Facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas (FCFM) de la Universidad de Chile, volvió a la atmósfera terrestre durante la madrugada de hoy.
Aproximadamente a las seis de la madrugada, hora de Santiago de Chile, el reconocido nanosatélite Suchai 1 cesó su existencia física, pero perdurará en la memoria de las personas, especialmente en el equipo humano que dedicó años de esfuerzo para abrir la primera puerta a la exploración y la investigación espacial en Chile.
El nanosatélite, tras descender hacia la atmósfera, suscitó emociones encontradas. Por un lado, representó un hito histórico para nuestro país, y por otro, ofreció valiosas lecciones sobre la dinámica del espacio. Hasta esta madrugada, el satélite seguía operativo y fue escuchado por radioaficionados de todo el mundo. La última vez que fue registrado fue durante la mañana de ayer, aproximadamente a las 9 horas, y el mensaje en clave morse que emitía seguía repitiéndose: “Suchai”.
Elías Obreque, investigador del Laboratorio e Ingeniero de Sistemas del Laboratorio de Exploración Espacial y Planetaria (LEEP) de la FCFM, explica emocionado: “Suchai 1 se convirtió en la esperanza de que nuestro país, algún día, pudiera ser independiente en asuntos espaciales, de ahí su nombre Suchai, una analogía a la palabra “SUYAI” en mapudungun, que significa ‘Esperanza’”.
Así lo confirma, Marcos Díaz, académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica (DIE) de la FCFM U. de Chile y coordinador del programa Suchai. “Es una esperanza, quizás no la más importante, pero ciertamente una de gran significado. Me emociona nuestro CubeSat, aunque la frenética actividad de operar los tres satélites en órbita y el desarrollo de nuevas misiones espaciales me impidan dedicarle más tiempo a la reflexión. Sin embargo, me llena de gratitud haber tenido la oportunidad de trabajar en algo que me apasiona y de que todas las condiciones se hayan alineado para llevar a cabo este proyecto. No me malinterpreten, hay mucho trabajo detrás, no cruzamos los dedos y cerramos los ojos al entrar al espacio, pero dependemos de que muchas cosas salgan bien, tanto dentro como fuera de la Universidad. Quiero agradecer el apoyo de nuestras familias, de la Universidad, de nuestros estudiantes fantásticos y altamente comprometidos, y de la sociedad en su conjunto. No todo depende de nosotros solos, y el descenso del SUCHAI evoca todo ese apoyo”.
El investigador Elías Obreque agrega: “El Suchai ha demostrado que las universidades tienen el potencial para desarrollar tecnología espacial, que los estudiantes de pregrado y posgrado pueden realizar proyectos a un nivel comparable al de las principales instituciones de exploración espacial en el mundo. A través de él, aprendimos a crear nanosatélites, a colaborar e integrar conocimientos. Los logros del Suchai son la herencia que dejamos a las misiones Suchai 2 y 3, así como a PlantSat, que actualmente están en funcionamiento. Cada experimento fue concebido por estudiantes de la Universidad de Chile, no por ingenieros extranjeros, y esto ha servido de inspiración para las nuevas generaciones, incluyéndome a mí”, concluye Obreque.
Misión cumplida: hoy reingresó el Suchai 1 a nuestro planeta
De mi parte, explica el académico del Departamento de Ingeniería Eléctrica, Marco Díaz, concluye. “Lo más alentador que puedo destacar es que este proyecto ha fungido como una semilla para la formación de numerosos profesionales en campos como la ingeniería, la ciencia y la investigación. También ha propiciado el surgimiento de múltiples misiones y colaboraciones, insinuando que su impacto podría trascender la fugacidad. Sin embargo, la sostenibilidad de este conocimiento y su arraigo en nuestro país aún están por definirse”.
“A pesar del considerable apoyo recibido de diversos departamentos de la Facultad y, por ende, de la Universidad, así como de las agencias de financiamiento que gradualmente han comenzado a respaldar este ámbito en nuestro país, persiste la situación negativa de que la industria local y las instituciones que requieren tecnología y datos espaciales aún no explotan plenamente la experiencia y el conocimiento disponibles en el ámbito nacional. Esto favorece la preeminencia de la industria internacional y conlleva que la inversión en la formación de nuestros profesionales se aproveche más allá de nuestras fronteras, ya que muchos de los que hemos formado trabajan en el extranjero. Sin embargo, mantengo un optimismo firme en que esta situación cambiará a medida que logremos demostrar resultados concretos; esta es nuestra misión”.
Marcos Díaz concluye destacando: “En la actualidad, contamos con varios proyectos respaldados por la Oficina de Investigación Científica de la Fuerza Aérea de Estados Unidos y ANID, los cuales están en proceso de construcción y tienen como objetivo alcanzar el espacio. Además de los proyectos en curso, estamos avanzando en la planificación de otras cuatro nuevas misiones espaciales”.
Cabe recordar que Suchai 1 partió al espacio el 27 de junio de 2017, llevando a bordo una serie de experimentos tecnológicos y de ciencia espacial. Diseñado y operado por estudiantes y académicos de la FCFM, se transformó entonces en el primer nanosatélite desarrollado en Chile
Tras el éxito de Suchai 1, la Universidad de Chile extendió sus capacidades y se ha aliado a otras instituciones para continuar la construcción nacional de nanosatélites, contando en la actualidad con tres vehículos espaciales que en en abril de 2023 cumplieron un año en órbita – Suchai 2, Suchai 3 y Plantsat –.
Los resultados del Suchai 1 son la herencia dejadas a las misiones SUCHAI 2&3 y PlantSat, que hoy se encuentran en operación. Cada experimento fue diseñado por estudiantes de la Universidad de Chile, no ingenieros de otro país, y eso ha sido de inspiración para las nuevas generaciones.
Aunque Suchai 1 deje de existir el Programa Espacial de la Universidad de Chile cuenta con tres nanosatélites operativos en el espacio y pronto se aproximan cuatro nuevos proyectos para mantener la herencia del primer CubeSat Chileno.
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