Los demonios de Ariel
Desde muy pequeño, Ariel Mena, el "Chico Mono", asumió que robar sería su negocio. Una educación interrumpida de golpe, un clima familiar hostil y el consumo de drogas duras a temprana edad son algunos de los aspectos que fraguaron un prontuario increíble: con 18 años tiene 21 detenciones. Del hurto pasó al robo con intimidación y, en su último golpe, al homicidio.
Hace siete años, Ariel Mena Suazo (18) no era conocido como "El Chico Mono". Por esos días, era apenas un niño que recién estaba haciendo sus primeros pasos dentro de bandas delictuales. Tenía experiencia en robos menores y este iba a ser uno de sus primeros golpes de verdad.
A las 21.00 del 11 de marzo de 2011, Ariel entró a una casa habitada por una familia en Las Condes. Lo hizo en compañía de Franco R. (de 16 años en ese momento) y de Diego A. (16), quien era el líder de un grupo que se hacía llamar "La Banda del Loquín", que se especializaba en robos a casas del sector oriente y quien antes había sido detenido en compañía de "El Cisarro", uno de los íconos de la delincuencia juvenil de la última década. Todos vivían en distintas poblaciones de Peñalolén.
Los tres menores de edad entraron a la fuerza y se encontraron con los dueños de casa junto a sus hijos. Los amenazaron, los golpearon y los redujeron, mientras inspeccionaban la casa. Los delincuentes iban armados con cuchillos y pistolas. El botín que se llevaron esa noche fue grande: un par de zapatillas, dos televisores LCD, tres notebooks, cuatro celulares, una consola de videojuegos y 250 mil pesos en efectivo.
Luego de cargar las especies, huyeron en un auto que también era del dueño de casa. Esa noche, y tras una persecución por Las Condes, Carabineros logró detener a los jóvenes.
Los dos mayores fueron condenados a cinco años de régimen cerrado en un programa de reinserción social bajo los cargos de robo con intimidación. El pequeño Ariel Mena no recibió sanción. Tenía 11 años y era inimputable ante la ley.
Ese robo es el primer registro que hay en la justicia chilena sobre las 21 detenciones que "El Chico Mono" fue sumando durante su adolescencia. Su última detención es también la más grave: enfrenta cargos por robo con violencia y el homicidio de Carmen Gómez Peña (63), ocurrido el lunes 21 de mayo, a la 1 de la mañana, en su domicilio ubicado en la calle Loreley de La Reina.
El hecho desató un inesperado enfrentamiento entre el Poder Ejecutivo y la Corte Suprema por el amplio prontuario que Mena tenía.
"Vamos a solicitar la máxima pena para quien resulte responsable de este hecho, y la máxima pena es el presidio perpetuo (...). No queremos excusas de los tribunales y esto lo pide Chile entero. No es un problema del gobierno: Chile quiere que no haya más excusas, porque en este caso las investigaciones se están realizando bien y no queremos disculpas", dijo el martes 22 el ministro del Interior, Andrés Chadwick, tras conocer los hechos.
La interpelación del gobierno fue replicada al día siguiente por el presidente de la Corte Suprema, Haroldo Brito. "Las palabras del señor ministro del Interior son una expresión que no podemos decir que es ajustada. El sistema de justicia en nuestro país ha alcanzado un desarrollo permanente", dijo la autoridad.
Un hogar quebrado
El Pasaje Apalaches de Peñalolén parece no acusar recibo del homicidio que uno de sus habitantes cometió. Ha pasado casi una semana y no se aprecia mayor movimiento. En la casa de los Mena Suazo todo sigue igual: imponente, destaca sobre el resto por las altas rejas que resguardan su entrada. Parece una casa completamente blindada. En una de las ventanas cuelga una bandera del Bayern Munich. La familia no atiende a los llamados.
En esa casa vivía "El Chico Mono" hasta hace pocos días. Sin embargo, ese no fue el primer lugar en que buscaron al principal sospechoso del robo y homicidio en La Reina.
Unas cuantas horas después del delito, personal de la Policía de Investigaciones irrumpió en la casa esquina que une los pasajes Atolón con El Acantilado, en Lo Hermida. La dueña del hogar -quien pidió mantener en reserva su identidad- dice que el asombro por la presencia de los detectives le duró poco y nada: intuía lo que estaba pasando. Segundos más tarde, un breve diálogo con los detectives confirmó sus sospechas. Estaban ahí por Ariel Eduardo Mena Suazo, le informaron.
A los vecinos del sector, donde el joven vivió gran parte de su infancia, no les sorprende el crimen que protagonizó la madrugada del lunes 21. Aseguran que esa clase de actos son la consecuencia de una infancia muy difícil. Las constantes peleas entre sus padres y la influencia de sus hermanos mayores forjaron un carácter agresivo, inusual en un niño de ocho o nueve años, edad en la que, calculan, comenzó a delinquir.
Ariel es el primero de cuatro hijos nacidos de la relación matrimonial entre Miguel Ángel Mena, quien trabaja en instalación de carpas para eventos, y María Florinda Suazo, quien hasta hoy vende diversos artículos en la feria. Ambos tienen antecedentes de violencia intrafamiliar entre ellos, según informes a los que Reportajes tuvo acceso.
Tiene, además, tres hermanos mayores, hijos de su madre con una pareja anterior. Según sus exvecinos, ellos serían los responsables de la entrada de Ariel en el mundo delictual. Una mujer que lo conoció en el barrio cuenta que les regalaba ropa para que vendieran en la feria y, así, evitar que robaran. Pero no tuvo éxito. "Ellos y sus amigos más grandes lo metieron en esto de chiquitito, lo ocupaban para pasarse por las ventanas y cosas así", dice un cercano.
Aseguran que esa habilidad para trepar en casas ajenas le valió su apodo: "El Chico Mono". Así se hizo conocido en las comisarías de la comuna. Ariel Mena integraba el mismo círculo de "El Cisarro".
"Nunca fue 'doméstico', por acá no se movía, siempre se iba pa' Las Condes o La Reina", destaca uno de los vecinos. Sin embargo, la dueña de la casa donde Ariel vivió hasta los 10 años desmiente esta información. "Poco después de que se fueron de acá, vino a robar con los hermanos. Se llevaron dos teles que teníamos", cuenta.
Ariel abandonó sus estudios en séptimo básico. Nunca fueron su prioridad. En 2008, cuando comenzó a frecuentar supermercados y grandes tiendas, cursaba tercero básico en la Escuela Santa María de Peñalolén: repitió con un promedio general de 3,8. Tan solo consiguió aprobar las asignaturas de Lenguaje y Comunicación, Educación Física y Educación Tecnológica.
Logró, recién tres años más tarde, aprobar tercero y cuarto básico mediante exámenes libres en el Centro Educacional Erasmo Escala Arriagada, de la misma comuna.
Su vuelta al colegio, sin embargo, debió esperar otros cinco años. En 2016, mientras comentaba sobre su interés por continuar estudiando, incluso proyectándose como mecánico automotriz, aprobó quinto y sexto básico, también bajo la fórmula de los exámenes libres, en el Colegio Pestalozzi de San Joaquín. Pero sería su último año como estudiante. A sus 16 años, y con una decena de detenciones a su haber, Ariel consideró que no era necesario seguir: según decía, su trabajo, robando en casas del sector oriente, le brindaba todo lo que necesitaba.
La relación con su familia siempre fue difícil. En uno de sus pasos por centros del Sename, Ariel confesó que su padre lo golpeaba cada vez que llegaba tarde o que "se portaba mal". Estos "paqueos", como los describió el joven, lo llevaron a tomar la decisión de irse de la casa por unos cuantos meses con solo 13 años. Cuando lo buscaron, tiempo después, aceptó volver bajo ciertas condiciones: se mandaría solo.
Pero los roces no hicieron más que aumentar con el tiempo. Tras dejar la vivienda de Atolón, en 2009, la familia Mena Suazo se instaló en el Pasaje Apalaches, también en Peñalolén. Sus actuales vecinos afirman que en la casa viven más de 10 personas y que las peleas son habituales. Sobre "El Chico Mono", afirman que no se ve mucho por el sector. Esas pocas veces aparece siempre en bicicleta. La misma que lo acompañó la madrugada del lunes 21 en calle Loreley.
En redes sociales, Miguel Ángel Mena no tiene ninguna foto de Ariel, su hijo mayor. Solo tiene recuerdos junto a sus hermanos más pequeños. Tampoco hay comentarios sobre el robo perpetrado hace una semana.
María Florinda fue derivada en el 2010 al Centro de Salud Mental de Peñalolén por falta de habilidades parentales. Ella siempre ha ejercido como la adulta responsable de Ariel Mena. Sin embargo, quienes han trabajado con ella reconocen que pocas veces iba a las citas con profesionales y nunca demostró demasiado interés en el futuro de su hijo.
En múltiples ocasiones, la Municipalidad de Peñalolén intentó ayudar a la familia, pero nunca recibió respuestas positivas.
Los hermanos menores de Ariel tienen 13, 11 y ocho años. Los tres actualmente se encuentran en un programa de Prevención Focalizada de la Fundación Educacional Cristo Joven, que es subvencionada por el Sename.
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La casa de la familia Mena Suazo en el pasaje Apalaches, de Peñalolén[/caption]
El Informe Sename
Según pudo constatar Reportajes, Ariel Mena registró varios pasos por distintos programas del Sename durante su adolescencia. Siempre llegaba ahí después de cometer algún robo en el sector oriente. En menos de 10 años estuvo como interno dentro del Cread Pudahuel, en recintos semicerrados y en intervenciones ambulatorias.
La primera detención registrada en la 43° Comisaría de Peñalolén data del 5 de noviembre de 2013, tras haber entrado a robar a una casa.
Una semana más tarde, "El Chico Mono" fue sancionado por robo en un lugar habitado. Ariel tenía 16 años y había intentado robar dos bicicletas de un edificio en Vitacura. Por ese robo tuvo que pasar por un Programa de Libertad Asistida Especial, realizado en la Corporación Promesi, que trabaja en conjunto con el Sename.
El objetivo de la intervención era la "sensibilización y la confrontación de la experiencia de consumo de sustancias actual, con miras a disminuir o eliminar las consecuencias negativas asociadas". En este caso, las consecuencias negativas eran los robos que perpetraba para conseguir droga.
El tratamiento no tuvo éxito. Como señala su informe de evolución, al que Reportajes tuvo acceso, la principal dificultad fue que Ariel solo estuvo en una de las entrevistas solicitadas. Un profesional del Sename fue a visitarlo a su casa para preguntarle las razones de su inasistencia. "Lo olvidé, estaba ocupado", fue la respuesta del menor.
El documento también advierte la responsabilidad de la madre en la falla del tratamiento al no estar disponible para ayudar a su hijo.
"Entre las razones que han afectado su adherencia al programa es necesario mencionar que por información entregada por familiares del joven, en el último período el adolescente registra diversos ingresos judiciales, lo anterior vinculado al alto grado de dependencia que este mantiene con sustancias como PBC (pasta base) y fármacos", señala el responsable del programa.
La evaluación que un profesional del Sename hizo sobre Ariel Mena después de otra detención, esta vez durante 2016, revela los serios problemas que tenía con las drogas y su incidencia en los actos delictuales que protagonizaba.
El informe fue realizado en el Centro Semicerrado del Sename en Calera de Tango. "El Chico Mono" había llegado allá después de ser sancionado con ocho meses y 15 días de internación tras un robo a un lugar habitado.
Según el testimonio del menor, al que Reportajes tuvo acceso, el consumo de drogas empezó a los siete años con sus primeros pitos de marihuana. A esa misma edad, también fueron sus primeros robos a supermercados. "Faltaban cosas para la casa", explica Ariel en ese documento.
Un año más tarde empezó a consumir tabaco, llegando a fumar 40 cigarrillos diarios. Luego, a los 11 años, se inició en el consumo de cocaína. A esa misma edad también empezó a probar algunos fármacos. Ariel Mena ha reconocido haber pasado por dos crisis de sobredosis de cocaína a los 12 y 13 años.
La pasta base la probó a los 14 años y se hizo rápidamente adicto. Tras ser detenido por el homicidio en La Reina, Mena reconoció la sustracción de joyas y declaró a la PDI que las había vendido a un microtraficante para cambiarlas por pasta base. Esa había sido la principal motivación del robo.
Una de las conclusiones más severas del informe de 2016 señala que "el joven no tiene desarrollada la capacidad de empatía" y "no tiene emociones negativas respecto de sí mismo al reconocer el daño que le ocasionó a la víctima".
En todas las veces que Ariel Mena estuvo en algún programa de intervención del Sename lo hizo por orden de tribunales. Su familia nunca pidió ayuda voluntariamente.
Un robo repetido
"El Chico Mono" conocía muy bien el lugar donde el lunes 21 entró a robar y que terminó en el homicidio de la dueña de casa. El 18 de mayo de 2016 fue sorprendido robando en un inmueble en el mismo barrio.
Ambos delitos fueron bajo el mismo modus operandi. La primera vez -y con 16 años-, Mena trepó un muro y rompió la ventana de un dormitorio para entrar a la casa. Adentro no había nadie y por eso pudo registrar libremente todas las habitaciones. Desde el lugar, se robó dos pistolas que eran propiedad del dueño de casa, joyas avaluadas en $ 300.000 y $ 1.000 en monedas.
Carabineros detuvo al joven afuera del condominio de calle Loreley. Se identificó como Miguel Ángel Mena, quien en realidad era su hermano de 12 años. Horas más tarde, y en la comisaría, reconoció que su identidad era otra y que había mentido para no ser imputado.
En el robo del lunes 21 repitió la fórmula. Ariel anduvo en bicicleta por calle Loreley junto a tres individuos hasta que se decidió por escalar una reja y entrar a la casa elegida rompiendo la ventana del baño para robar joyas que luego serían cambiadas por drogas.
Adentro se encontró con el diácono Bernardo Quiroga (68), con su esposa, Carmen Gómez, y el hijo de ambos, Francisco (34 años), quien tiene síndrome de Asperger. A los tres los amenazó con dos cuchillos que había tomado de la cocina. La mujer defendió a su hijo, que se encontraba postrado en una cama y, en el forcejeo, fue apuñalada en reiteradas ocasiones por Mena, quien escapó del lugar en un auto que también robó de la casa. Tras ser detenido por la PDI, "El Chico Mono" habría confesado la autoría del crimen.
La audiencia de formalización se realizó durante la tarde del jueves 24, en el 4to. Juzgado de Garantía de Santiago. La fiscal, Lorena Parra, dijo que el detenido arriesgaba una pena de 20 años y detalló los hechos.
Hasta el cierre de esta edición, una de las grandes dudas de la investigación tenía que ver con el ensañamiento que Ariel Mena tuvo a la hora de perpetrar el robo. El ataque fue descarnado y la mujer murió por una herida en la cabeza. Lo más probable es que el delincuente actuó bajo los efectos de la droga o el alcohol.
El juez Guillermo Rodríguez decretó prisión preventiva para Ariel Mena, quien no fue acompañado por familiares o amigos durante la audiencia.
La única intervención de "El Chico Mono" fue para pedir protección, ya que dijo que había recibido varias amenazas mientras estuvo detenido.
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