Marcela Cubillos y Aula Segura: "La gente espera soluciones, no peleas"

Foto Reinaldo Ubilla

Su antagonismo con la senadora DC Yasna Provoste- en cuya destitución jugó un rol clave en 2008- fue tema obligado en la conflictiva tramitación del proyecto de Aula Segura. La ministra, sin embargo, quiere dar vuelta la página. "Una confrontación a veces es más dura, a veces es menos dura, pero al final solo eso es: una confrontación de posiciones sobre el proyecto", sostiene.


Decían que ni se saludaban, ministra...

Siempre tengo el mismo trato y la misma forma de lidiar en política y lo he hecho siempre.

La ministra de Educación, Marcela Cubillos, evita polemizar nuevamente con la presidenta de la comisión ad hoc del Senado, Yasna Provoste, con quien protagonizó un llamativo duelo durante la tramitación del proyecto Aula Segura. "Todos los acuerdos tienen historias de conflicto", asegura, al tiempo que remarca que está disponible al diálogo con quien "me toque hacerlo".

¿Aula Segura o Aula Democrática? ¿Cómo llamará al proyecto?

Las cosas se llaman por lo que son. Y esto, obviamente, cuando uno dice quién ganó con este proyecto, ganó la seguridad de los establecimientos educacionales, porque se fortalece la atribución de los directores para expulsar en caso de violencia y que afecten gravemente la convivencia escolar. Y, en segundo lugar, esta ley viene a solucionar un problema serio de violencia, por lo tanto, no creo que ni a las víctimas que escuchamos en la comisión, ni a los directores que no tienen las facultades, ni a los profesores que han sido agredidos, ni a los apoderados que están preocupados por sus niños les importe demasiado cómo se le llame comunicacionalmente a una ley.

Más allá de la anécdota que pueda resultar el nombre, lo que esconde ese cambio tiene que ver con lo dura que fue esta tramitación. ¿Esperaban una tramitación larga y de tanto roce con la oposición?

No fue tan larga la tramitación, porque duró un mes el proyecto en salir del Senado, nosotros lo ingresamos -esto se dio cuenta el 25 de septiembre- y salió el 24 de octubre del Senado.

Un proyecto de un artículo, ministra...

La sorpresa estaba en que a nosotros nos parecía y me ha parecido siempre que es una ley de completo sentido común. En ese sentido, sí pensamos que iba a ser más simple. La gente me decía: '¡Cómo no pueden los directores hoy día expulsar ante hechos graves de violencia, no pueden separar al alumno de inmediato! ¿Cuánto dura el procedimiento?'. ¡No lo podían hacer!

¿Con qué sabor se queda usted tras la aprobación en el Senado?

Estamos muy contentos, porque se aprobaron el miércoles los tres aspectos que para nosotros eran claves desde un primer minuto en este proyecto. Se agregan otros por parte de la oposición, por supuesto que en un acuerdo todos tienen que quedar parcialmente contentos, porque eso implica un acuerdo, si no hubiera sido una imposición. Nosotros estamos plenamente conformes con el proyecto y de hecho es este proyecto tal cual el que vamos a defender en la Cámara de Diputados, nosotros no queremos hacerle cambio al texto que salió del Senado en la Cámara de Diputados, porque nos representa 100% lo que ahí se aprobó. Lo que nos parecía que era fundamental, y ese era el objetivo del proyecto, era establecer que independiente de lo que digan los reglamentos haya causales (de expulsión) que por su gravedad estén establecidas en la ley. Quedaron el uso y porte de armas, que nos importaba a nosotros, y quedaron las agresiones con lesiones a profesores y asistentes de la educación. Ellos agregaron agresiones a terceros, agregaron también daño a la infraestructura, agresiones sexuales, otros hechos que está bien que también se hayan incorporado y no tenemos ningún inconveniente.

Se relativizó la obligatoriedad de la expulsión inmediata de alumnos ante estas causales...

Hoy día se establece que ante estos hechos de tal gravedad se tiene que iniciar el procedimiento sancionatorio, estas causales llevan aparejada la sanción de expulsión. Obviamente que si en el camino se demuestra que el alumno es inocente no se le expulsa, pero que se inicie el proceso. Y para nosotros era importante que hoy día los directores puedan suspender al alumno mientras dura el procedimiento.

La oposición celebró precisamente el acuerdo alcanzado, porque sostiene que se le hicieron cambios fundamentales al proyecto. Sin embargo, usted sostiene que el gobierno está satisfecho...

El martes en la noche se aprueba por parte de la Comisión de Educación un texto completamente diferente. O sea, ese era un texto tan distinto, que era inconstitucional, que es lo que se dieron cuenta muchos senadores de la ex Nueva Mayoría en la mañana siguiente y se pudo abrir un espacio para buscar un acuerdo que parte de senadores que no habían participado en la Comisión de Educación. Hoy, el texto final uno lo lee y refleja lo que son las tres ideas que el gobierno planteó desde el inicio.

Se alargaron los tiempos de descargo respecto del proceso mismo en el que se debiera comprobar si el alumno es o no responsable de la acción que se le enrostra...

Se alargan, pero con el alumno suspendido. Los plazos dejan de ser tan relevantes para la víctima cuando el alumno está separado.

Y se incluyen los colegios particulares. ¿Qué lógica tenía no haberlos incorporado desde el primer minuto en Aula Segura?

Este proyecto viene a reformar la Ley de Subvenciones que es donde está escrito todo el proyecto de expulsión que hoy día termina limitando a los directores de los liceos que reciben subvención. Los directores de los colegios particulares pagados la única restricción que tienen para los procedimientos sancionatorios es ajustarse a las normas del debido proceso. Ponerlo desde el inicio para los particulares pagados implicaba debilitar la facultad de los directores, no fortalecerlas.

Entre los expertos que acudieron a la Comisión de Educación a abordar este proyecto se sostenía mayoritariamente que podría terminar generando más violencia...

Nosotros hicimos ahí una opción. Cuando se abren las audiencias, la Nueva Mayoría pide invitar a 45 personas, nosotros pedimos invitar a cinco. Ellos pidieron invitar a académicos, nosotros pedimos invitar a quienes estaban sufriendo el problema. Nosotros llevamos sostenedor, directores, víctimas, no llevamos expertos académicos. Y en un minuto se da esa discusión, que es bien fuerte, con Daniela Torres, asistente de la educación del Barros Borgoño, en que ella convive en una sesión con expertos y académicos y dice: 'Es bien distinto hablar que haberlo vivido'. Esta es una ley que surge de una necesidad real y de un problema concreto.

O sea, diría usted que se produce una brecha entre quienes piensan la educación y quienes la viven en el día a día...

En este proyecto en particular se produjo que algunos desde sus centros de estudio dijeron que esta no es una ley necesaria o que 'no soluciona el problema de fondo'. Pero siempre dijimos: soluciona el problema de fondo de quienes lo están viviendo. O sea, es refácil decir que no soluciona el problema de fondo cuando no eres tú la que tiene el problema de fondo.

Una de las cosas que han enrarecido el ambiente de esta discusión tiene que ver con el tipo de información que se dio a conocer. Se viralizó una agresión a un carabinero que no estaba abordada en el inicio del proyecto como una acción que debería ser sancionada y está el tema del supuesto adoctrinamiento en el Liceo 1. ¿No le parece a usted que este tipo de acciones terminaron perjudicando el espíritu del proyecto?

Se muestra una imagen real. Con Aula Segura lo que buscamos es que ojalá Carabineros no tenga que ingresar a los establecimientos educacionales. Nadie quiere ver a Carabineros teniendo que ingresar a establecimientos educacionales ni mucho menos arriesgando su vida. Bueno, quiero decir ahora que con el texto que se aprobó, además se incorporó la agresión a Carabineros dentro del texto final y, por lo tanto, quizás fue bueno mostrar esa realidad que estaba ocurriendo.

¿No le parece mañoso que hayan surgido este tipo de imágenes en medio del debate?

Yo creo que es la realidad. Esta es una ley que obedece a un problema real, por lo tanto, que se conozca el problema real por parte de los parlamentarios que están tramitando, ayuda a entender que es una ley que buscaba dar herramientas que hoy día no tienen los directores para enfrentar problemas reales. Lo que se muestra es mucho menos que lo que ocurre en estos colegios, y me parece que eso no es comunicacional, sino mostrar la realidad, y creo que mientras más realidad haya en las instancias en que se legisle y se gobierne, solo pueden salir mejor las leyes.

Hay quienes sostienen que en el paso por el Senado de este proyecto se evidenciaron dos almas en la oposición: un alma más dura, personificada en la senadora Yasna Provoste, y una colaborativa. ¿Comparte esa lectura?

De la política la gente espera soluciones y no peleas y yo creo que eso se demostró claramente en el espíritu final. A mí me parece que eso es clave y es algo de lo que nos tenemos que hacer cargo todos, quienes gobernamos y quienes son parlamentarios. Yo soy partidaria -y por eso, en ese sentido no me voy a referir estrictamente a lo que me estás preguntando- de que cuando se logra un acuerdo y concurren todos -aquellos que tú describes como un alma más dura, un alma más blanda- lo lógico es que cuando se logra un acuerdo, queda atrás la historia de conflictos que haya podido existir en esa tramitación. Porque finalmente se suscribe un acuerdo y lo votan todos a favor, salvo el senador Latorre.

Pero tendrá un balance de cómo se comportó la oposición...

Yo creo que acá hay algo importante para tener presente. Hay parlamentarios que tienen a su haber la experiencia de haber vivido y haber sido parte de buenos momentos de la historia de Chile, con que se avanzó mucho en los acuerdos. Y creo que la experiencia de ellos, tanto en Chile Vamos como en la Nueva Mayoría, es un aporte. Es un aporte a las generaciones más jóvenes, es un aporte a quienes gobernamos y un aporte a todos los parlamentarios. Y eso creo que en este proyecto sí se hizo presente.

Resulta curioso que el acuerdo se logre en la Comisión de Hacienda y no en la Comisión de Educación

Le repito, yo creo que en la política la gente busca soluciones, y cuando se quiere buscar soluciones, se encuentran los mecanismos para hacerlo.

¿No le parece que hubo intransigencia en el gobierno, como acusaron algunos? Lo que pasó en la Comisión de Educación se pudo leer como una reacción a cómo se llevó la tramitación de este proyecto...

Yo siempre dije, desde que partí, que como he sido parlamentaria, siempre he entendido que los proyectos se enriquecen en el Congreso. Lo he dicho siempre y lo he respetado siempre y acá, además, lo confirmé. Quienes nos vimos enfrentados más bien a dilaciones en el proyecto fue el Ejecutivo, con un proyecto que parecía completo al sentido común y que se podía tramitar más rápido, costó mucho que se empezara la discusión. Pero eso ya es historia.

Le pregunto directamente: lo que se generó aquí fue un mal ambiente debido a su historia política con la presidenta de la Comisión de Educación, Yasna Provoste, que fue ministra, destituida por el Congreso, en una ofensiva en la que usted tuvo un rol protagónico. ¿Es así o no es así?

Siempre he vivido y ejercido la política desde el punto de vista de las posiciones y de las ideas y he sido siempre muy clara y transparente en eso. Me podrán decir muchas cosas, pero nunca me va a decir alguien que no saben lo que pienso o que no saben qué posición tengo. Por lo tanto, para mí la política es una confrontación y un diálogo de ideas y de posiciones, y de eso yo no me he alejado ni cuando fui diputada ni mucho menos lo voy a hacer ahora, cuando soy ministra.

¿Pero toma nota de que se instaló un ambiente extraño?

Como te digo, para mí la política siempre es una confrontación de ideas, una confrontación de posiciones, y tengo el mayor respeto por el trabajo que hace cada uno de los senadores y diputados de la Nueva Mayoría y de Chile Vamos.

¿No sintió algún sabor de revancha cuando la senadora Provoste encabezó una ofensiva contra la ley?

Veo la política desde la confrontación de ideas y de posiciones y, por lo tanto, asumo que todo el mundo -o los que están en el Congreso- la viven de la misma manera. Una confrontación a veces es más dura, a veces es menos dura, pero al final solo eso es: una confrontación de posiciones sobre el proyecto. Cuando hay un acuerdo que lo suscriban todos los integrantes de la Comisión de Educación de la Nueva Mayoría y el resto de los senadores de la Nueva Mayoría, creo que lo importante es el texto que se aprueba y dejar atrás lo que haya sido la historia de una tramitación. Todos los acuerdos tienen historias de conflicto, si no, partiría llegándose a acuerdo el segundo día que ingresa un proyecto de ley.

Analistas han señalado que parece inapropiado que una ministra que fue destituida tome este tipo de roles en el Parlamento, ¿Usted lo ve así?

Tienen todo el derecho constitucional a hacerlo.

Pero es tema si las autoridades que están a cargo de la discusión transforman una discusión legislativa en una rencilla personal...

Como le digo, para mí siempre la política y la gente espera de la política soluciones de problemas, no peleas, y yo siempre he vivido la política de esa manera. La viví cuando fui diputada -y me tocó ser diputada ocho años de oposición-, ejercí mis facultades de fiscalización siempre de la manera de una confrontación de posiciones y de ideas, y hoy día también sigo creyendo que esa es la forma de hacer política, y de esa, yo no me voy a apartar nunca, con quien me toque negociar o trabajar en la Cámara de Diputados o en el Senado. He trabajado con muchas personas de posiciones contrarias y siempre hemos logrado construir buenos acuerdos y buenos diálogos. Me tocaron discusiones históricas con Carolina Tohá, con Carlos Montes en la Comisión de Educación, y siempre lo hemos logrado hacer desde el punto de vista de posiciones, ideas y opiniones, y así es por lo menos como yo entiendo la política y la voy a seguir entendiendo siempre, esa es por lo menos mi visión.

¿Y a usted le parece que la senadora Provoste comparte esa visión?

Creo que cuando se firma un acuerdo y se hace de buena fe como se hizo el miércoles en la noche, lo lógico es que hoy día se respete también en los análisis posteriores la buena fe de ese acuerdo. Por lo tanto, no es mi estilo empezar a revivir lo que haya sido la historia para llegar a este acuerdo. Finalmente se llega, se llega de buena fe, se aprueba de buena fe y eso es lo que hoy día tenemos.

En la oposición se resintió la tramitación del proyecto. Hubo quejas por el uso que el Ejecutivo dio a las urgencias, por los constantes emplazamientos que se le hacían al Parlamento. Se quejaron de que se había hecho una caricatura entre los parlamentarios que avalaban la violencia y quienes no estaban por ella. ¿Usted hace alguna autocrítica respecto de las formas con las que se tramitó este proyecto?

Me acuerdo en el período pasado, a quienes eran los parlamentarios más bien de oposición al gobierno de la expresidenta Bachelet, se les decían cosas bastante duras. Que estaban contra los estudiantes, que estaban a favor de los poderosos. Por lo tanto, siempre los debates más álgidos, por así decirlo, en el Congreso tienen cruces de opiniones, de contrastes y creo que eso no se inventó este mes, ha sido en la historia de la política y lo importante es hacerlo con respeto. Yo pensé siempre que esta iba a ser una cosa de muy rápido entender por parte del Congreso y que no iba a ser necesario estar poniendo urgencia. Y resulta que al principio nos encontrábamos que no se ponía en tabla, que no se ponía en discusión, que se mandaba a otras comisiones, que se quería mandar a la Corte Suprema. Eso también hizo difícil que al principio pudiera partir más fluido. Pero ya es historia.

¿Será el tono del debate en la Cámara de Diputados?

El gobierno tiene el derecho constitucional al manejar las urgencias, obvio. Y el Congreso, los parlamentarios, tienen también sus propios derechos en la tramitación de los proyectos. Hoy nos toca a nosotros gobernar y efectivamente hay personas de la Nueva Mayoría que, a veces, cuando están tomando posiciones, preferirían que no se les dijera claramente; a nosotros en otras ocasiones nos tocó estar en el lado de proyectos que podían también tener mucho apoyo de la opinión pública y que nosotros no éramos partidarios de esos proyectos. Y se plantearon las mismas dicotomías y con los mismos contrastes. Por lo tanto, creo que la política tiene mucho de eso, pero ojalá también tenga mucho de lo que te dije al principio, que es de búsqueda de soluciones y no de peleas.

¿Cómo espera la discusión en la Cámara de Diputados?

Salvo el Partido Comunista y el Frente Amplio, todo el resto de los partidos de la Nueva Mayoría suscriben este acuerdo, en que se negocia este acuerdo, en que ellos están de acuerdo porque por algo lo votan a favor. Y, como te dije, nosotros como gobierno estamos tan de acuerdo con este proyecto, que es el mismo que vamos a ir a defender a la Cámara de Diputados.

La diputada Vallejos ya señaló que ustedes están legislando con la pistola sobre la mesa y la diputada Girardi, que es la presidenta de la Comisión de Educación, hablo de contumacia y tozudez en el gobierno respecto de la tramitación. Es decir, clima tranquilo no va a tener ahí.

Y antes que empiece (se ríe).

Lo dijo usted.

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