Alcoholismo: así es el tratamiento genético experimental que promete suprimirlo y mostró resultados
Los investigadores estadounidenses a cargo del estudio precisaron que fue “increíblemente efectivo” en las primeras pruebas. Estos son los detalles.
El trastorno por consumo de alcohol es una enfermedad que genera múltiples consecuencias tanto en la salud física como mental de quienes lo enfrentan.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es un factor causal que incide en la aparición de más de 200 diagnósticos, mientras que se estima que anualmente mueren tres millones de personas en el globo a raíz de la ingesta crónica.
A pesar de que la comunidad científica ha desarrollado múltiples tratamientos desde distintas áreas, un grupo de especialistas de Estados Unidos compartió recientemente una nueva investigación que mostró resultados prometedores.
Cómo es el tratamiento experimental para combatir el alcoholismo
Se trata de una terapia genética que fue presentada por la división de neurociencia del Centro Nacional de Investigación en Primates de Oregon y la Universidad de Ciencia y Salud del mismo estado.
Si bien, el trabajo liderado por la doctora Kathleen Grant fue testeado en macacos para las primeras pruebas, los autores del estudio esperan que a futuro pueda ser aplicada en humanos para los casos más severos.
La investigación publicada hace unos días en la revista académica Nature Medicine destacó que este tratamiento genético experimental busca recuperar el equilibrio en la producción de dopamina, lo que ayudaría a reducir la ingesta excesiva de alcohol.
Informaciones rescatadas por Infobae detallan que el método para aplicarlo es similar al que se usa para combatir la enfermedad de Párkinson, algunos tipos de cáncer, hemofilia y ciertas enfermedades poco comunes.
En términos sencillos, consiste en insertar un factor neurotrófico llamado GDNF con cirugía y terapia en el cerebro de los pacientes, para que así se acelere el crecimiento de las neuronas que producen dopamina, un neurotransmisor con funciones vinculadas a la motivación y el placer.
Los niveles de dicha sustancia tienden a verse incrementados con el alcohol, lo que hace que algunas personas repitan ese comportamiento.
No obstante, cuando la ingesta adquiere un carácter crónico y deriva en un trastorno por consumo, el cerebro se acostumbra a tales efectos y detiene la liberación de dopamina, lo que a su vez termina con la sensación placentera asociada al beber.
Bajo esta línea, los investigadores de Oregon postularon que recuperar el equilibrio en la producción de dicho neurotransmisor ayudará a reducir que los pacientes beban alcohol.
“Estos hallazgos preclínicos sugieren que la terapia génica dirigida a la prevención de recaídas puede ser una posible estrategia terapéutica para el trastorno por consumo de alcohol”, explicaron los autores.
Los detalles del estudio
Respecto a cómo se hizo la prueba, detallaron que se utilizó como muestra a ocho macacos a los que se les dieron grandes cantidades de etanol diluido en agua, para que así desarrollaran signos similares a los del trastorno por consumo de alcohol que se da en humanos.
Luego, cuatro de ellos fueron sometidos al factor de crecimiento GDNF, mientras que a la otra mitad se les suministró un placebo.
Al revisar los resultados, vieron que en los primeros la dopamina recuperó el equilibrio en su cerebro, lo que influyó en que la ingesta se redujera en un 90% en comparación al grupo paralelo.
En palabras de los investigadores, disminuyó “hasta casi desaparecer”, ya que “durante meses eligieron solo el agua y evitaron el alcohol”. “Fue increíblemente efectivo”.
De la misma manera, enfatizaron que “la expresión de GDNF eliminó el retorno al comportamiento de ingesta de alcohol durante un período de 12 meses de desafíos repetidos de abstinencia y reintroducción”.
Pese a que los hallazgos son prometedores, los autores destacaron que faltan más estudios para evaluar cómo sería esta terapia experimental en personas.
A ello se le suma que estos tratamientos tienden a ser costosos económicamente y requieren de una cirugía, lo que dificulta su aplicación a nivel general. Asimismo, se presume que si son aprobados, solo serán utilizados en casos severos en los que otras terapias no hayan presentado resultados positivos.
Y también, podrían surgir limitaciones, como la posibilidad de que se desencadenen problemas por un exceso de dopamina en el cerebro.
“Aunque sea beneficioso en el contexto del consumo excesivo de alcohol, el incremento de dopamina puede ser perjudicial para otros comportamientos como los trastornos por uso de estimulantes”, subrayaron.
Cabe destacar que si tienes dudas relacionadas a tu salud, siempre es recomendable visitar a un especialista para evaluar tu caso.
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