Circuito por los lagos de Gokyo: Un recorrido por las alturas de Nepal
Ladera Sur recomienda: Son los depósitos de agua dulce ubicados a mayor altitud en el mundo. Se encuentran en el Parque Nacional Sagarmatha, cuyo atractivo más conocido es el famoso monte Everest, y son considerados sagrados por los budistas. Cada año los visitan cerca de siete mil turistas.
Los mejores meses para hacer trekking por el Parque Nacional Sagarmatha, donde se encuentran gigantes como el Everest (8.848 m) y su campamento base (5.545 m), el Lhotse (8.516 m), Nuptse (7.861 m), Pumori (7.161 m) y Ama Dablam (6.812 m) –por nombrar sólo algunos–, son octubre y noviembre. Esto se debe a que la época lluviosa de septiembre ha terminado, las temperaturas están estables y no demasiado frías, y la visibilidad es realmente increíble.
Decidimos hacer el viaje en estas fechas, sin guía ni porteador, después de informarnos bien en páginas de internet especializadas. Hacerlo sin guía tiene como ventajas mayor libertad de movimiento y en la toma de decisiones, más interacción con otros viajeros, y el estar obligados a conocer la ruta y los posibles peligros con que uno se puede encontrar, además de ser bastante más barato. En todo caso, la ruta está muy bien demarcada. Por otro lado, llevar las propias mochilas ayuda a regular la caminata, lo cual es muy importante por la altura, uno de los mayores desafíos de este trekking. Asimismo, sentíamos que llevar nuestra propia carga hacía el viaje más propio. No son pesadas, ya que no se lleva carpa, comida ni cocinilla.
El trekking por el parque es uno de los denominados "tea house treks", típicos de Nepal y llamados así porque no se aloja en carpa sino que en casas de sherpas, donde también se come. En general son sencillas y frías, por lo que es importante llevar un buen saco y ropa para dormir. A medida que se avanza hacia mayor altura los precios de alojamiento y comida suben, y en general la calidad baja. Una ducha caliente, cargar equipos electrónicos y conectarse a Wifi son pagos extra. Decidimos hacer el viaje totalmente desconectados, para disfrutar sin distracciones la espectacular naturaleza que nos rodeaba. Lo recomiendo mucho.
Antes de partir, es importante considerar que hay que llevar un buen equipo (sobre todo buenos zapatos y mochila cómoda), pastillas Diamox para el mal de altura, pastillas para purificar agua, al menos dos botellas de un litro de agua para ir rellenando en el camino, linternas de cabeza, guantes muy abrigados (de pluma) y anteojos polarizados para el brillo de los glaciares y las nieves. Un buen mapa es importantísimo, así como crema para el sol y un buen lipstick con factor solar. Todo esto se puede comprar fácilmente por el barrio Thamel de Katmandú. Tener chocolates al final del día siempre se agradece también.
Hay varios senderos que recorren el parque. El más conocido va de Lukla al Everest Base Camp y vuelve por el mismo camino (12-14 días). Nosotros elegimos hacer un circuito que incluye los impresionantes lagos turquesa de Gokyo, cruza el Paso Cho La hacia el Everest Base Camp, y luego baja por el camino "tradicional" (13-16 días). Otra opción es un circuito llamado "de los tres pasos" y muy recomendado para los más entusiastas. Pasa también por Gokyo y Cho La, pero incluye otros dos pasos a más de 5.400 m de altura. Igualmente, hay muchos paseos por el día que se pueden agregar a los distintos circuitos, como ir al Pumori Base Camp, Ama Dablam Base Camp, escalar el Island Peak, recorrer el Valle de Chukkung. Todo dependerá de la energía y el tiempo que se tenga.
Comienza el viaje
El viaje empieza en avioneta desde Katmandú hasta Lukla, considerado uno de los cinco aeropuertos más peligrosos del mundo. La travesía dura media hora, con vistas maravillosas de los Himalayas. El aterrizaje es una aventura: la pista de aterrizaje está en desnivel y requiere que el avión frene muy rápido para no chocar o irse hacia atrás por la pendiente. Cuando el nuestro paró, se escucharon gritos de alegría de los 16 pasajeros a bordo.
(Día 1) La caminata comienza apenas uno sale del avión. En esta parte hace calor y bastan unos shorts y polera delgada para caminar por vías de piedra, entre yaks (búfalos típicos del área), burros y los afortunados que ya vienen de vuelta. Es un tramo bonito, con mucho bosque y que sigue el río Dudh Koshi. Dependiendo de la hora de llegada y la energía, hay varios pueblos donde se puede alojar: están marcados en todos los mapas. Decidimos hacer la primera parada en Tok Tok (2.652 m), un pequeño asentamiento entre bosques y montañas.
(Día 2) El segundo día es uno de los más duros, ya que se suben 800 metros para llegar a Namche Bazaar, corazón y centro de vida sherpa. Es un pueblo que cuelga de una cuenca de cerros, lleno de cafés, restaurantes y hoteles/tea houses, y que exige subir duras escaleras por una pendiente muy inclinada, así como escénicos puentes llenos de banderas de oración tibetanas.
Al ser un área cercana al Tibet, en este valle se practica una forma de budismo muy mística, cuyos símbolos están por todo el camino, sobre todo al principio. Las "piedras Mani" son rocas de todos los tamaños talladas con un famoso mantra pintado en blanco para contrastar con la piedra azul-negrusca. El mismo mantra se talla en tablas de piedras planas apiladas a lo largo del camino. Por último, hay muchísimas "ruedas de oración", estructuras cilíndricas cuidadosamente pintadas de brillantes colores y que se giran al pasar. Se dice que hacer eso acumula sabiduría y purifica los elementos negativos o pecados.
(Día 3) En Namche Bazaar (3.480 m) es común alojar dos noches para aclimatar el cuerpo, ya que normalmente a esta altitud se empiezan a sentir los efectos de la altura. Se sugiere hacer una caminata el segundo día a mayor elevación, para seguir la conocida recomendación de montañismo: "caminar alto, dormir bajo". Algunas opciones son ir al pueblo de Khumjung (3.790 m) pasando por Khunde (con increíbles vistas del Ama Dablam y Namche Bazaar) o conocer el pueblo de Thame (3.750 m) a unos 9 kilómetros. Nosotros pasamos por Khunde y Khumjung, viendo por primera vez el Everest entre las montañas, y continuamos en dirección a Gokyo, pasando por el pueblo de Mong (3.950 m) para luego bajar y alojar en Phortse Thanga (3.500 m). Es un tramo difícil, con bajadas y subidas.
No forzar el cuerpo
(Día 4) Este día la caminata fue hasta Macchermo (4.470 m) donde ya se empezaba a sentir la falta de aire con más fuerza. El caminar es lento y es importante tomar mucha agua ya que el cuerpo se deshidrata rápidamente con el esfuerzo de respirar más para compensar la falta de oxígeno. Es clave estar atento a cualquier síntoma de mal de altura. Síntomas menores son dificultades al dormir, falta de apetito, dolores de cabeza, fatiga y náuseas.
El mal de altura severo puede tener consecuencias graves como edemas cerebrales y pulmonares que pueden causar la muerte. En los pueblos a más de 4.300 m de altura hay puestos dedicados a explicar los síntomas y riesgos del mal de altura. En este tramo aparece por primera vez el Cho Oyu, que con sus 8.201 m reina el paisaje. Ya no hay bosques ni mucha vegetación; sólo los Himalayas enmarcan el camino.
(Días 5-6) Tuve dolor de cabeza durante todo el día anterior, hicimos una segunda aclimatación en Macchermo. Alojamos un día más y durante el día extra subimos una pequeña cumbre que bordea el pueblo hasta 4.650 m. El paseo, media pastilla de Diamox y mucha agua, junto con el día de descanso, ayudaron al cuerpo a prepararse para los días que venían.
(Día 7) En el séptimo día llegamos a Gokyo (4.750 m), uno de los asentamientos humanos a mayor altura del planeta. En el camino se pasan varios lagos turquesa, pero lo más impresionante es llegar a Gokyo mismo. El pueblo descansa bajo la mirada del Cho Oyu, con un lago turquesa a sus pies, rodeado de coloridas banderas de oración y con el Gokyo Ri (5.357 m) vigilando a su izquierda. Esa cumbre será el primer cinco mil del viaje y es muy conocida por tener vistas directas al Everest, Nuptse, Makalu, Cholatse, Cho Oyu y Lhotse. Se recomienda hacerlo en la mañana cuando hay menos nubes y más posibilidades de ver estas famosísimas cumbres de frente.
(Día 8) Partimos a las 5 a.m. con linternas y todas las capas que pudimos ponernos. El frío se hace presente a estas alturas. Gokyo Ri es una cumbre desafiante. Por primera vez sentimos con fuerza el fenómeno que ocurre aquí al salir el sol: calienta la tierra y el aire, provocando fuertes ventoleras. Llegamos a la cima, coronada de centenares de banderas de oración y vistas increíbles de los Himalayas. El Everest esta vez aparecía con nubes sobre él, como si fueran un sombrero. Bajamos rápidamente a tomar desayuno y armar la mochila. Aún quedaba cruzar la morrena del glaciar Gozumpa para llegar a Thangnak (4.650 m). Aquí, en una noche sin nubes, es donde más se pueden apreciar las estrellas que brillan nítidas sin contaminación lumínica cerca.
(Día 9) Este es uno de los días más duros del trekking, pues se cruza el intimidante Paso Cho La (5.420 m). En caso de hacerlo sin guía, es importante estar atentos al tiempo y no intentar el cruce si el pronóstico no es bueno. Si hay nieve, existe la alternativa de contratar guía por el día para estar más seguros.
Es necesario comenzar antes de las 5 a.m., ya que en el muro vertical que lleva al paso hay posibilidad de derrumbes una vez que sale el sol y se levanta viento. La primera parte de la caminata es de dificultad moderada y se disfruta mirando los cerros iluminados por las primeras luces del amanecer. Luego de subir una pequeña cumbre uno se encuentra de frente con el desafío del día: la pared de granito de Cho La. Hay que ir lento, tomar mucha agua e intentar no forzar el cuerpo.
La cumbre del paso es impresionante, pero ventosa. Al otro lado se ve un glaciar que se debe cruzar para llegar al siguiente pueblo. Recomiendo tener crampones; nosotros no teníamos y tuvimos que cruzar con mucho cuidado. El resto del camino es una larga bajada. Se vuelve a divisar el magnífico Ama Dablam, así como el Cholatse y a veces Nuptse y Lhotse. El alojamiento es en Dzongla (4.830 m).
La celebración
(Día 10) El camino que sale de Dzongla es muy bonito, rodeado de los imponentes Himalayas y con vistas a más lagos turquesas. Luego de unas horas, el camino empalma con la senda "tradicional" y lleva a Lobuche (4.940 m) y Gorak Shep (5.164 m). Gorak Shep es el asentamiento más alto del circuito y aquí alojamos para hacer cumbre en Kala Patthar (5.643 m) y conocer el Everest Base Camp. El alojamiento es caro y bastante malo, al igual que la comida.
(Día 11) Llegamos a la cumbre más alta del trekking. El Kala Patthar es conocido por sus vistas directas al Everest. Para tener la mejor visibilidad y disfrutar del amanecer, generalmente se hace en la mañana, partiendo la caminata a las 4:30 a.m.. Una hilera de linternas ya se divisa escalando hacia la cima. A pesar de que el amanecer va iluminando lentamente las cumbres más altas del mundo -lo cual es una experiencia extraordinaria- es duro pelear contra el frío, el viento y la altitud.
Estuvimos poco tiempo en la cima: el frío obliga a bajar lo más rápido posible. Luego de un desayuno potente, emprendimos rumbo al Everest Base Camp (5.380 m). Son sólo unas horas de caminata para llegar al sitio donde cada año en marzo, abril y mayo están las carpas de las expediciones que intentarán hacer cumbre en la montaña más alta. En octubre sólo quedan muchas banderas tibetanas y notamos que casi no había basura. Se aprecia la famosa cascada del glaciar Khumbu, la parte del glaciar que se derrama por la ladera del Everest.
(Día 12-16) Comienza el descenso. La rapidez de cada uno dirá cuánto durará finalmente el circuito: algunos bajan en un par de días, otros se lo toman con más calma. En nuestro caso, alojamos en Dingboche, Namche Bazaar y Lukla, para tomar el avión de vuelta a Katmandú temprano al día siguiente.
Uno de los hitos de esta ruta son los memoriales a los muertos en el Everest que están entre Lobuche y Dingboche. Algunos de los más notorios son los que honran a los caídos en la desastrosa temporada de 1996, documentada en varios libros y películas, sobre todo en Mal de altura de John Krakauer.
Otro punto destacado es el monasterio de Tengboche, uno de los más lindos de la zona. Es posible entrar y conversar con los monjes; aquí vive un lama muy importante para el budismo tibetano.
Finalmente, en Lukla celebramos con unas cervezas. A pesar de que venden en casi todos los tea houses, se recomienda no tomar durante el trekking ya que puede dificultar la aclimatación y sobreexigir el cuerpo.
Otros datos
* El único "contra" de ir sin guía fue que en los meses de época alta los alojamientos se llenan rápidamente. Recomiendo partir temprano para llegar bien de hora, o pedir a guías de otros grupos que al reservar para su gente reserven para uno también.
* Al elegir pieza en los alojamientos, evitar las esquinas (son más heladas) y estar cerca del baño. También hay que fijarse que las ventanas cuadren bien en su marco para que no entre viento frío en la noche.
* Aquí sólo se paga en efectivo y sólo hay cajeros en Namche. Por lo tanto, es importante juntar una buena cantidad de rupias nepalesas para pagar las entradas al parque, alojamientos y comidas. Nosotros gastamos unos 50 dólares diarios entre los dos, contabilizando todos los gastos.
Para leer más contenidos sobre viajes, entre a laderasur.com.
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