¿Cuáles son los hábitos que pueden dañar tus dientes?

¿Cuáles son los hábitos que pueden dañar tus dientes?

Algunas costumbres que pasan desapercibidas podrían estar generando efectos nocivos en tus dientes, como caries o enfermedades bucales. Estas son algunas de ellas.


Cuando conocemos a una persona y todo en ella nos parece nuevo, o miramos a algún ser querido que está muy contento, no es extraño que por un par de segundos nos fijemos en cómo es su sonrisa. Incluso, puede que frente al espejo intentemos apreciar cómo luce esa expresión facial que muestra nuestra dentadura.

Si bien la primera impresión es que los dientes se vinculan con lo estético y la autoestima personal, pues es parte de lo que somos y cómo nos mostramos frente al resto, esto va mucho más allá.

Geraldine Vives, directora de la Escuela de Odontología de la Universidad Diego Portales, explica a La Tercera que la cavidad oral, que incluye a los dientes y otras estructuras, tiene una serie de funciones y repercusiones en los individuos.

“Es la puerta de acceso a la alimentación y cualquier daño que se genere en los dientes o en la cavidad oral va a repercutir en esa función. También influye en el habla”, dice la experta.

En esa línea, un paso esencial es comprender lo fundamental que es el cuidado de la salud dentobucal en todas las edades posibles. Según la Encuesta Percepción de Profesionales de la Odontología sobre Salud Bucal en Chile, realizada en 2022 por la Fundación Sonrisas, los profesionales de esta área aseguran que el 94% de los chilenos no presentan los hábitos de higiene bucal necesarios.

En ese sentido, algo que está más que claro es que para prevenir problemas y mantener a raya la higiene dentobucal es el correcto cepillado y con la frecuencia correcta.

Pero eso no es a lo único que deberíamos prestar atención si de hábitos se trata.

En distintos momentos de la rutina, en el trabajo, los estudios, alguna reunión social o instancias de urgencia, podríamos estar realizando prácticas de las que no siempre nos damos cuenta, pero que en realidad están provocando un gran deterioro en los dientes. Algunas de ellas se incorporan en la adultez y otros suelen darse más en la niñez. Acá, lo que dijeron dos especialistas de la odontología.

Según los especialistas, no se debe emplear mucha fuerza al cepillarse los dientes.

Las prácticas que perjudican tus dientes

De acuerdo a Vives, uno de los hábitos más dañinos para los dientes y que está extendido entre la población es consumir alimentos altos en azúcares.

“Las dietas que están marcadas por el azúcar son muy dañinas para la salud oral, porque favorecen ambientes que son propicios para la generación de caries. Las caries son la principal enfermedad que afecta la cavidad oral. Yo diría que es parte de lo que determina la salud bucal de una persona, ya sea niño o adulto”, advierte.

Siguiendo la línea de la especialista, un informe de la Organización Mundial de la Salud (OMS) planteó que Chile está entre los países con mayor cantidad de caries no tratadas en personas mayores de cinco años.

En segundo lugar, Vives apunta que otra práctica nociva es el tabaquismo, ya que produce repercusiones como dientes de una tonalidad más amarillenta, manchas, la acumulación de sarro y en algunos casos mal aliento.

Los efectos también se presentarán en las encías de quienes suelen fumar habitualmente, lo que se traduce en enfermedades periodontales como la gingivitis y la periodontitis. Mientras que la primera es una afección tratable y reversible, la segunda es crónica.

El tabaquismo puede conducir a enfermedades periodontales.

Constanza Tegtmeier, odontopediatra de IntegraMédica, explica que la periodontitis “afecta a los huesos que sostienen los dientes. No se sale, no se cura, pero se puede controlar. El cigarro facilita que se pierda más hueso alrededor de los dientes y eso puede llegar a soltarlos”. Adicionalmente, el tabaquismo aumenta los riesgos de padecer cáncer oral.

El consumo excesivo de alimentos cítricos, como naranjas o limones, es otro de los riesgos para el cuidado de la dentadura. La razón radica en la alta cantidad de acidez que contienen, lo que podría ser abrasivo en esta estructura.

“Genera un impacto en el esmalte dental, lo hace más susceptible a la sensibilidad, el desgaste del diente y también provoca una erosión química. En el caso de la succión de cítricos, como que estés chupando limón o naranjas todo el día, es lo mismo”, afirma Tegtemeier.

Recurrir al bicarbonato para blanquear los dientes es un método que algunos incorporan quizás no habitualmente, pero sí de vez en cuando. Según las odontólogas, ese procedimiento no tiene ningún tipo de efecto positivo en la salud y no es recomendado por los especialistas.

“Eso está muy contraindicado, son sustancias abrasivas que finalmente lo que hacen es perjudicar el esmalte dentario y no son guiadas por ningún profesional”, dice la académica de la UDP.

Si alguien desea sacarse alguna tonalidad amarillenta o manchas de la dentadura, la mejor opción es visitar un especialista, quien podría analizar la posibilidad de entregar un tratamiento específico dependiendo de cada caso.

“En ningún caso hay que optar por las medidas caseras para blanquear dientes o limpiarlos con insumos que no son odontológicos, sino que son para cocinar u otras cosas. No tiene buen resultado para nada”, dice la experta.

La odontopediatra de IntegraMédica, en tanto, plantea que el uso de bicarbonato para blanquear los dientes es solo un mito: “Hay pastas que contienen bicarbonato, pero en otras concentraciones y presentaciones. Incluso el exceso puede generar alteraciones en las mucosas orales”.

El cepillo de dientes no debe ser compartido, advierte una experta.

Compartir el cepillo de dientes también es una medida aparentemente inofensiva, pero la realidad es que atrae varios riesgos de salud. Según Tegtmeier, significa directamente compartir procesos infecciosos que las personas tienen normalmente, así como también procesos infecciosos que pueden ser problemáticos y más avanzados.

Es posible que en alguna instancia hayas visto a alguien que cuando está nervioso o aburrido, comienza a morderse las uñas y casi no puede parar. Este hábito conocido como onicofagia permite calmar la ansiedad momentánea de quien lo realiza, pero promueve consecuencias como la sensibilidad, desgaste, astillamiento de los dientes e incluso infecciones bucales.

Otras acciones que encajan en la misma categoría es morder lápices, hielo o cualquier objeto duro. “Puede generar fracturas dentarias y erosiones, porque roza la estructura”, asegura Tegtmeier.

Tomar mucho té o café en abundancia crea efectos más a corto plazo en el esmalte dental de las personas, ya que los deja con una tonalidad más amarillenta. De acuerdo a Tegtmeier, otro efecto colateral del consumo excesivo de estas bebidas es que se promueve mayor actividad neuromuscular vinculada al bruxismo, es decir, el hábito de apretar y rechinar los dientes.

Succionar objetos como chupete y mamadera, o el mismo dedo, puede significar un gran daño para la salud dentobucal de los niños, particularmente cuando esto continúa siendo efectuado de manera prolongada pese a que la edad ya no es la adecuada.

¿La razón? Este problema se relaciona directamente con la formación de los huesos mandibular y maxilar de los niños. “También deja daños en la maloclusión, o sea, cómo se muerde y qué tipo de mordida se logra”, expresa Vives.

Según un informe de la OMS, Chile está entre los países con mayor prevalencia de caries sin tratar.

¿Qué hacer para cuidar los dientes y la boca?

Las odontólogas hacen hincapié en que si se desea mantener los dientes y la boca más sanos, lo primordial es la higiene. El cepillado oral es lo que está en primer lugar y que no se puede transar, pero hay otros gestos adicionales que permiten avanzar aún más hacia el cuidado.

Una persona debería realizar un cepillado dental mínimo dos veces al día, para lo cual se debe usar pasta con flúor. También es recomendable usar hilo dental para realizar una correcta higiene interdental, puesto que “porque el cepillo no llega a los espacios entre los dientes”, destaca Vives.

En relación al enjuague bucal, la directora de la Escuela de Odontología de la UDP asegura que hay algunos que son más bien cosméticos y que se relacionan con la sensación de frescura que puede quedar después de usarlo, por lo que no es un hábito obligatorio como lo es el cepillado.

“Yo preferiría que cada paciente en función de su situación consulte al dentista y ahí este le administrará el enjuague si es que lo requiere”, afirma. Los controles dentales se deben realizar cada seis meses, para verificar que no hayan aparecido nuevas patologías o avances de otras ya existentes.

Para comenzar a prestar atención a la salud dentobucal, lo más importante es realizar el cepillado de dientes por lo menos dos veces al día.

Adicionalmente, una medida de cuidado complementaria es adoptar una alimentación más equilibrada que no tenga una cantidad muy alta de carbohidratos y azúcares, ya que impacta en las enfermedades bucales y del resto del cuerpo.

“Tanto en adultos y niños restringir el uso de azúcar diario. Además, lo mejor es limitar el uso de tabaco y el consumo de bebidas como alcohol, café y té dentro de lo posible”,

Con respecto a la población infantil y el uso de chupetes o mamaderas de manera extendida, Vives enfatiza en que no es que se prohiban usar, sino que hay ciertas acciones que se pueden tomar para comenzar a suspender de manera progresiva esas costumbres y no generar alteraciones en la salud dentobucal de los niños.

“Para la educación es sencillo: al año se debe abandonar la mamadera nocturna, a los dos años la mamadera en general y a los tres años el chupete”, dice la académica. Adicionalmente, recomienda que lo ideal es que “ningún niño conozca el azúcar” como tal antes de los dos años.

Tegtmeier finaliza con que, si bien es algo que no siempre las personas lo relacionan con el cuidado de sus dientes, es óptimo que se disminuya o deje de lado el uso de todo tipo de pantallas por lo menos dos horas antes de dormir por la noche.

“Las pantallas generan una actividad muscular prolongada mientras estás en reposo. Cuando estás durmiendo tu músculo tiende a hacer movimientos involuntarios de contracción y eso se relaciona con el bruxismo”, concluye.

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