Gladys Bravo, influencer a los 66 años
Tercera edad high tech: "En mi cuenta de Instagram (@gladysbravo.fitness), que abrí hace tres años, tengo más de 14 mil seguidores. Ahí subo fotos donde muestro ejercicios que estoy haciendo durante el día, tips y otras cosas".
Tengo 66 años y soy influencer, aunque me cuesta asumir que lo soy. En mi cuenta de Instagram, que abrí hace tres años, tengo más de 14 mil seguidores. Ahí subo fotos donde muestro ejercicios que estoy haciendo durante el día, tips y otras cosas. Sé que me siguen principalmente mujeres, y que muchas son jóvenes. Cuando interactúo con ellas, me dicen "me gustaría llegar a su edad así", "yo que tengo tanta edad y no he logrado esto". Y lo que hago siempre es tratar de alentarlas.
Esto de tener tantos seguidores me lo he tomado con calma, porque el brote fue repentino. Un día un periodista de un matinal llegó a mi cuenta, me pidió hacer una nota y de ahí en adelante no han parado de llegar followers.
Siempre he sido deportista. Ahora soy full fitness y me dedico a esto desde hace 11 años. Siempre fui deportista, jugué básquetbol, estuve en atletismo, y desde la adolescencia estuve en cuanta cosa podía, incluso fui seleccionada en mi colegio. Hasta ahí, pese a que me iba bien, era un hobby. Eso cambió cuando me quedé sin trabajo a mis 55 años, porque la empresa en la que era secretaria ejecutiva, y persona de confianza de la gerencia general, fue vendida. Fue una situación muy fuerte. A mi edad, en este país machista en el que aunque una se mantenga bien la discriminan, buscar trabajo era una odisea. Pensé en qué iba a hacer con mi vida, aunque también tenía la ventaja de que mis hijos ya estaban grandes.
Ahí dije: me voy a dedicar al deporte de manera profesional.
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Foto: Natalia Belmar / Gladys Bravo[/caption]
Hice un curso de personal training. Estudié y lo complementé con toda la experiencia que yo tenía. También tuve un muy buen entrenador del que aprendí toda la técnica y el trabajo. Ahora la personal trainer soy yo y doy clases. Actualmente entreno a diez alumnos y tengo que adecuarme, porque hay otros diez que recibiré en mis clases. En ellas hay hombres y mujeres, y la mayoría llega por las redes sociales.
En mi Instagram subo imágenes de clases y principalmente fotos mías entrenando, levantando pesas. Tuve que aprender a ver bien qué subir y qué escribir, y para eso tuve la ayuda de un publicista que me ayudó mucho. Pero partí sola con esto, porque soy bien creativa.
Quizá debería, pero no siento para nada el peso de la edad. Creo que estoy empezando mi segunda juventud. ¿Cómo voy a sentir el peso de la edad si me siento saludable? Yo nunca me he lesionado con pesas ni nada; me siento muy bien. Me resfrío a veces como todo el mundo, pero no tengo dolencias, tomo vitaminas, y siempre ando con harta energía. En general soy bien energética; me gustan los desafíos, me propongo las cosas y soy bien centrada, por eso he llegado a lo que soy ahora. Lo que hago hoy es lo que me gusta y lo que me apasiona. No me veo sin hacer ejercicio.
¿Qué si he pensado en qué voy a hacer cuando ya no pueda hacer pesas? Bueno, haré pilates, yoga y cosas más sencillas. Pero siento que me queda tiempo todavía.
"A mi edad, en este país machista en el que aunque una se mantenga bien la discriminan, buscar trabajo era una odisea. Pensé en qué iba a hacer con mi vida, aunque también tenía la ventaja de que mis hijos ya estaban grandes".
No sólo soy una levantadora de pesas aficionada. También he ido a competencias. Durante el año pasado me catalogaron como la máster de Chile, pero creo que además de mi buen nivel, es porque no hay otra mujer que esté en la condición física que yo tengo. No es fácil tampoco y tal vez es eso lo que más llama la atención, y estoy muy consciente de eso. A mí me toca competir con gente de 40 y 45 años, que es mucho más joven. Actualmente recién se está abriendo la categoría máster sobre 55 años en el país.
Me han reconocido en la calle. Me pasó en los Sudamericanos, donde fui a competir en máster de más de 40 años, y no pensé que me conocían tanto. Estábamos en la cena y me pedían fotos, conversé con gente que me seguía hace rato. Ahora que lo pienso, creo que me siguen porque soy cercana y porque les contesto a todas las seguidoras; si me preguntan algo siempre tendrán respuesta de mi parte, yo creo que eso es lo más importante. Me emocionan muchos comentarios que me hacen. Si a los demás les gusta qué bueno, pero nunca pensé que yendo a la televisión iba a generar todo este revuelo. Mi vida sigue siendo tranquila; yo soy bien equilibrada y no me siento ni famosa ni nada.
En general no recibo trolleos y nunca he pasado rabias, porque me tomo todo con calma. Para algunas personas seré importante y para otras no, pero yo trabajo mucho con mi equilibrio y mi parte interna. Nada me saca de mis casillas respecto a internet. Es que a mi edad es bien difícil que algo me desestabilice. Sí he tenido uno que otro troll, pero son mis mismas seguidoras las que contestan. Que tengas un lindo día, les contesto yo.
Hoy, pese a que soy retecnológica y que me entiendo mucho con las redes, creo que necesito ayuda con un canal de YouTube que tengo y al que quiero subir contenido, pero no sé cómo manejarlo tampoco.
Creo que además de mi edad, de mi figura y de cómo he ido cultivando seguidores, lo interesante de todo esto es que yo no he pedido nada y que todo me ha llegado solo. De la nada he tenido público y he sido convocada por marcas para ser su embajadora. A estas alturas de mi vida estoy convencida de que todo es una recompensa por mi trabajo.
Digamos que mi estilo de vida e internet me han dado una nueva juventud.
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