Por qué Israel y Hezbolá se encaminan hacia una guerra a gran escala
Aunque han mantenido ataques constantes por casi un año, estos se han intensificado. Ninguna de las partes da signos de dar pie atrás, sino que al contrario.
Las tensiones entre Israel y el grupo militante de Líbano, Hezbolá, se han incrementado significativamente y amenazan con la posibilidad de que se desarrolle una guerra de mayor escala en la región.
El pasado martes 17 de septiembre, miles de beepers explotaron simultáneamente en distintas partes del territorio libanés, en una ofensiva que dejó al menos 12 muertos y 2.800 heridos, según las autoridades locales.
La jornada siguiente, el miércoles 18, hubo una segunda ronda de ataques a través del mismo mecanismo, la cual terminó con al menos 20 fallecidos y 450 heridos.
Desde Hezbolá culparon a Israel de estar detrás de la detonación de los dispositivos.
Sin embargo, en ese momento, desde la oficina del primer ministro Benjamín Netanyahu no confirmaron ni negaron haber sido responsables de tales episodios.
La situación se da tras casi un año de combates constantes en la frontera, después de que Hezbolá manifestará su apoyo a Hamas tras los ataques que realizaron en el sur de Israel el pasado 7 de octubre de 2023.
Aquella ofensiva ha sido respondida con ataques permanentes del ejército israelí en la Franja de Gaza, mientras que al mismo tiempo, sus tropas combaten con las del grupo militante libanés en la frontera que comparten.
Tras la explosión de los beepers, Israel y Hezbolá aceleraron sus ataques transfronterizos en los días siguientes.
Entre la noche del sábado 21 y la mañana del domingo 22, decenas de aviones atacaron el sur de Líbano, según confirmó el ejército israelí.
Ese último día, Hezbolá afirmó que atacó a Rafael Advanced Defense Systems, uno de los desarrolladores del sistema de defensa aérea de Israel, el Domo de Hierro.
Manifestaron que dicha ofensiva fue parte de la respuesta por la explosión de los beepers, episodio que también incluyó bajas civiles.
La sede de la compañía está ubicada en las cercanías de Haifa, aproximadamente a unos 24 kilómetros de la frontera entre Israel y Líbano.
Hezbolá también dijo que atacó con cohetes la base aérea israelí Ramat David, igualmente ubicada cerca de Haifa.
Aunque las autoridades militares de Israel no confirmaron los objetivos de los ataques, afirmaron que el grupo militante atacó el territorio más profundamente que lo habitual.
Los ataques cruzados entre ambas partes aumentan las preocupaciones de que se pueda desatar una guerra de mayor envergadura que también afecte a otras zonas de Medio Oriente.
Desde Israel esperan que sus presiones lleven a que Hezbolá deje de atacar el norte del territorio.
No obstante, el grupo militante no ha dado señales de retroceder.
Distintos analistas internacionales han planteado que es probable que los ataques cruzados de represalia continúen.
Después de que se efectuaran los ataques del domingo, el primer ministro israelí manifestó: “Si Hezbolá no entiende el mensaje, les prometo que lo entenderán”.
“Tomaremos todas las medidas que sean necesarias para restablecer la seguridad”, agregó Netanyahu.
Por qué los ataques entre Israel y Hezbolá amenazan con una guerra a gran escala
Decenas de miles de personas de ambos lados de la frontera entre Israel y Líbano se han visto obligadas a abandonar sus hogares para resguardarse de los ataques.
Luego de lo ocurrido los días mencionados, el Departamento de Estado de Estados Unidos llamó a los ciudadanos de su país a abandonar Líbano mientras sigan habiendo vuelos comerciales.
Hicieron hincapié en que quienes decidan quedarse deberán estar preparados para refugiarse si el escenario se intensifica aún más.
Según las autoridades militares israelíes, unos 115 proyectiles fueron disparados desde Líbano hacia Israel la mañana del domingo 22 de septiembre.
La Radio del Ejército estatal informó, según el Wall Street Journal, que aunque la mayoría de los misiles fueron interceptados o cayeron en áreas abiertas, Hezbolá concretó tres impactos directos en comunidades israelíes.
Detallaron que aquello incluyó tres edificios residenciales en la ciudad de Kiryat Bialik.
Por su parte, el Ministerio de Salud de Líbano informó que el ejército israelí lanzó docenas de ataques adicionales en el sur del territorio después del ataque de Hezbolá.
Una residente de la ciudad de Ebba en la región de Nabatieh, Fatima, declaró al Journal que “no han dejado ningún lugar intacto” y que escuchó los ataques aproximadamente cada media hora.
También lamentó que una bomba había caído cerca de la casa de su hermana.
Previamente, el viernes 20, un ataque israelí en Beirut asesinó a 16 miembros de alto rango de Hezbolá.
Las autoridades de Líbano confirmaron que también murieron más de 30 civiles.
El ministro de Defensa de Israel, Yoav Gallant, declaró que seguirán ejerciendo presión hasta que los residentes del norte del territorio puedan volver a sus casas.
“Este es el objetivo, esta es la misión, y utilizaremos todo lo necesario para lograrlo”, enfatizó el domingo 22.
Por otro lado, el subsecretario general de Hezbolá, Naim Qassem, dijo ese mismo día en el funeral de Ibrahim Aqil —un alto comandante que murió en la ofensiva del viernes— que están preparados para una escalada en el conflicto.
“Las amenazas no nos detendrán y no tememos (...) Estamos listos para enfrentar todas las posibilidades militares (...) No necesitamos hacer amenazas y no definiremos el tipo de respuesta a la agresión”, recalcó en la instancia.
Además, reiteró que Hezbolá está comprometido con que termine la guerra en Gaza y alertó que ninguna medida militar de Israel permitirá a los residentes volver a sus hogares en el norte, es decir, en las partes más cercanas a la frontera con Líbano.
Cifras entregadas por las autoridades libanesas la mañana del lunes 23 de septiembre detallan que la última oleada de ataques dejó al menos 50 muertos y 300 heridos, entre quienes también habrían niños y trabajadores sanitarios.
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